Vidas Secretas

PARTE CINCUENTA Y DOS

 

—Va a quedar hermosa señorita — Mientras   terminaban de arreglar su maquillaje.

 

—Vamos a quedar hermosas, deberías decir, anda, ve siéntate a mi lado que seguramente uno de los asistentes también te puede   maquillar un poquito — soñándole una silla  para que no siguiera parada y estuviera sentada junto a ella.

 

—Cómo cree, no puedo hacer algo como eso, con ser parte de sus damas de honor es mucho, pero bueno para no ofenderla, con un poquito de labial basta — Pero la mirada de Mary le decía todo así que no le quedo de otra más que dejar que   resaltaran su belleza y esos ojos color miel que traían loco a Edward.

 

Mientras que Maximiliano daba vueltas en la habitación, faltaban aún dos horas para la ceremonia en la iglesia, pero la ansiedad lo estaba sobrepasando, no quería beber nada de alcohol, ya que quería ser lo más lúcido posible para un momento así en su vida, nunca pensó que se volvería a casar y mucho menos por iglesia, con Azul nunca lo hizo porque la salud de ella a raíz de los abortos espontáneos que tuvo era muy delicada y siempre terminaban aplazándola hasta que la no se pudo más.

 

—Señor tranquilo aún faltan dos horas, ya llamé a la mansión y todo va de acuerdo al itinerario ya la están terminando de arreglar —Le informo Edward, Con una sonrisa en los labios, ya que Apolinaria le había mandado una foto    y estaba tan feliz que su esposa se dejara mimar, ya que la perdida de último embarazo hace un tiempo la había dejado deprimida sin ánimos de nada y el cambio para superar tan tristes noticias   se lo debía a Mary, ya que ella era quien impulsaba a Apolinaria a salir de ese caparazón de sentimientos negativos en los que se había sumergido entre ellos la absurda idea de que era la culpable aun cuando el médico le había dicho que no había explicación científica para las pérdidas. Que había sufrido.

 

—Si papi Happy tiene razón, mi mami no se va a ir, ella nos quiere mucho ¿Verdad Happy?— Últimamente le encantaba llamar así a Edward, que más que un miembro del servicio era como un tío para él, siempre lo consentía cuando no estaba su padre.

 

EN LA MANSIÓN DEL MONTE

 

—Apolinaria, ¿qué es esto? — Viendo como ella guardaba una especie de faja, la escondió detrás de ella, ya que se le había caído cuando Mary le dijo que se cambiara en su baño privado.

 

—No quiero mentirle — Enseñándole lo que traía detrás de ella — No me mire, así que no me siento mal con mi cuerpo o me siento subida de peso, solo que mire — Quitándose el delantal que traía por encima que al final no fue uno si no uno que traía varios cocidos, cuando Mary vio lo que había debajo de ellos casi lloraba si no fuera que Apolinaria la contuvo   diciéndole que se le arruinaría el maquillaje.

 

—Pero eso es maravilloso, Poli, ¿por qué lo ocultas? ¿Edward lo sabe supongo? ¿Por qué no nos han contado nada? —Abrazándola, realmente estaba feliz por ella y Edward, sabía su historia, todo lo que había pasado para poder tener un bebé.

 

—Ya con Edward hemos perdido tres bebés antes de los tres meses y le dije que no lo volvería a intentar, pero seguí tomando mis vitaminas para fortificar mi cuerpo, unas que un especialista que visité sin que Edward lo supiera y no sé de la nada sucedió el doctor me ha dicho que todo está bien, pero tengo miedo ya ayer cumplí las catorce semanas y quería darle la sorpresa a Edward en estos días — Tapándose el rostro de la vergüenza por lo que estaba imaginando por sorpresa delante de la señora de la casa.

 

—Para que no tengas vergüenza, aunque lo mío es negativo, seguramente, también me hice unos exámenes ayer, me atendieron a última hora, el doctor me mando a hacer una prueba de embarazado — Suspirando mientras   se sentaba sobre su cama viendo su vestido colgado delante de ella.

 

—Señora, ojalá si sea verdad, el niño y el jefe, estarían muy felices ¿Acaso usted no? — Mirándola con detenimiento.

 

—La verdad no es que la idea me horrorice, pero tampoco me pone eufórica, es que yo — Iba a seguir hablando cuando tocaron la puerta y no esperaron un adelante, solo entro era Paulina.

 

—¿Qué haces sentada? Yo que tú estaría   hecha nervios, te vas a casar con el hombre que es sueño de cualquier mujer, todas te van a envidiar tu suerte querida y tú como si nada platicando con la servidumbre. — Cuando dijo eso último, Mary la miro de manera despectiva, es que Paulina no tenía derecho a hablar así de quien ella consideraba su amiga, no como parte del servicio de la casa.

 

—No me parece tu comentario Paulina, Ella — parándose para tomar de los hombros a Apolinaria poniéndose detrás de ella — no es parte de la servidumbre como lo dices tú, ella es mi amiga,   no por algo le pedí que fuera parte de mis damas de honor, así que por favor más respeto con ella o cualquier empleado   de esta casa. — Paulina sentía rabia, como le hablaba de esa manera “Ya se cree la gran señora, no es más que una aprovechada que seguramente se le metió por los ojos a Maximiliano” Pensaba ella tratando de disimular   como la rabia que sentía quería explotar.




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