Vidas Secretas

PARTE CINCUENTA Y TRES

 

—¡Henry, Camil! Papá, mira son mis amigos, mira— Max corría a abrazarlos, a quienes no veía desde hace varios meses, venían acompañados de la mano de Nicolás, el esposo de Mariana, un empresario inversionista, hacía unos meses se habían casado luego de muchas pruebas al que fue puesto su amor, pero finalmente supieron enfrentarlas, para estar juntos y formar la hermosa familia que hoy en día eran.

 

—Disculpen ustedes, apenas bajaron del auto y lo vieron, no lo pude detener y me trajeron hasta aquí, soy Nicolás Valladares, el esposo de Mariana y el padre oficial de estos diablillos. — Saludando a un nervioso Maximiliano que tuvo que secarse la mano con el pañuelo que traía en el bolsillo del pantalón.

 

—Papá, ¿podemos ir a la iglesia a ver los adornos? — Miraba Henry a Nicolás, quien a pesar de ser pocos meses que estaban siendo una familia, ya lo llamaba papá, aunque a Cami, aún le costaba un poco.

 

—Pregúntale al papá de Max si también puede ir — Henry, que vestía un trajecito   igual que el de su padre, se giró, alzo la mirada hasta muy arriba pensaba él.

 

—Señor papá de Max, ¿podemos ir con él a la iglesia a mirar? — Luego de que le diera consejos de no arrugar su traje, se fueron muy felices, tenían mucho que contarse.

 

—Entonces miss linda, ahora es tu mami ¿Cómo te sientes Maxito? Ella es muy bonita y su sonrisa es casi tan linda como la de mi mamá Mariana — mientras miraban las imágenes que adornaban la iglesia y Cami jugaba con las flores.

 

—Yo estoy feliz, pero ojalá pronto me den un hermanito, tú tienes Cami y yo no tengo a nadie. — Haciendo un pequeño puchero mientras trataba de alcanzar el agua bendita que dejaban para los feligreses.

 

—Pero las hermanas son muy cargosas, le gusta agarrar mis carritos sin permiso, y le ha roto los brazos a mi Hulk y la vez pasada le puso la cabeza de Iron Man a su Barbie — Haciendo que Cami voltee sintiendo que hablaban de ella, pero sin decir nada solo los miraba y decía “Niños son unos tontos, qué feos son”

 

—No importa, pero cuando regresen de su viaje le diré a mi mami que me regale un hermanito, ella siempre me dice si   cuando yo le pido algo y me porto bien.

 

MANSIÓN DEL MONTE

 

—Casi tocaya, estás hermosa, ¡Dios mío! Mira esos ojos llenos de amor — Abrazándola felicitándola por su próximo enlace.

 

—Por un instante pensé que no vendrías, me estabas asustando, eres muy importante para mí y también me alegra por ti verte en tu estado — Acariciando el vientre de Mariana, que tenía un embarazado de casi siete meses, cuando ella lo tocó sintió algo extraño en su pecho una opresión, no quería pensar en eso, pero como que el destino la llenaba de embarazadas por todos lados.

 

—No me perdería un evento como este nunca, por cierto, estás realmente preciosa y tienes un, no sé qué, pero no lo creo. — Tratando de descartar esa idea, aún era madre primeriza y sería demasiado arriesgado decir algo como eso.

 

—No lo crea, señora Mariana, yo también pienso lo mismo, pero la futura señora Del Monte no me cree — Iba a contestar que ya empezaba a tener sus dudas también, Cuando de pronto entra Paulina indicado que la limusina está afuera esperándolas, Mary suspiro profundo se acomodó el vestido y las flores sobre su cabello para luego   salir de la habitación mientras Mariana llevaba el ramo de flores y Apolinaria la ayudaba con la enorme cola del vestido y Paulina sonreía su “Amiga se casaría”

 

—Tranquila Mary, él te ama y tú a él, van a ser muy felices, todos lo sabemos — Mariana trataba de calmar los nervios que la futura señora Del Monte tenía,

 

—Lo sé, sé que me ama tanto como yo, lo amo con todo y su terquedad, su falta de tacto para algunas cosas, lo amo con todo y lo que él significa, jamás pensé que me llegaría a casar la verdad, ahora mírenme vestida de blanco rumbo a la iglesia. — Ella quería creer que la ansiedad y los nervios de este día la tenían así, con ciertos mareos sabía que la tensión podría causar hasta incluso dolores de cabeza, pero pensar en un hijo, por el momento prefiera no tenerlos, sabía que tarde o temprano tenía que contarle a su futuro esposo de su vida, quién era ella Realmente, aunque ahora era Mary Campos De La Puente y eso nadie lo cambiaría.

 

—Deberías tomarte un trago para calmar los nervios, creo que aquí debe haber — Poli, grito un NO que Mary entendió perfectamente   y Mariana presentía por las miradas cómplices de ambas, pero decidió callar ya su amiga se lo contaría en su momento.

 

—Ósea es mejor no beber para estar muy lucida, es un día muy importante para la futura señora Del Monte. —Tratando de relajar el ambiente, pero no logro prever la pregunta de Mary, la dejo fría no sabía exactamente si era bueno contestar o no.

 




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