¿vieja yo?

Familia uffff...

8 horas antes...

Estoy nerviosa, mucho, muy. Así que eso de las mariposas es real o son ellas o tengo un bicho gigante que aletea en mi estomago. Pongo mi máscara de profesionalismo, la verdad es que se la debo a mi madre, las apariencias son todo dice, nunca dejes que vean que estás en un apuro, o triste, deprimida, nerviosa o vacilante sino, te comerán viva. Y que razón tenía, la sociedad es como una selva despiadada, es por eso que mis hermanas y yo solemos alejarnos de ese mundo de vez en cuando, esta vez yo lo hice trabajando como una secretaria y claro, eso casi le provoca un infarto a mi progenitora. Camino con seguridad hacia el lobby cinco minutos antes de las cuatro y él ya está allí platicando con un hombre que reconozco enseguida, me acerco más confiada.

- Hola. – Digo simplemente a modo de saludo y los dos giran sonrientes al verme.

- Jade, tanto sin verte y eso que trabajamos en el mimo edificio. – Josh se acerca y me da un beso en la mejilla, le sonrío contenta. Gracias a él supe de la vacante y ha sabido guardar mis orígenes. Amigos desde la universidad nos conocemos y llevamos muy bien.

- Tú que te desapareces. – Contesto únicamente y me giro a Ethan que de pronto luce algo serio. No entiendo por que, he llegado puntual ¿no? – Daré algo así como una gira de las instalaciones – Digo y señalo a Ethan. - ¿Se conocen?

- Así es. – Dice Ethan. - ¿Nos vamos?

- Claro. –Y él empieza a caminar, confundida me despido rápido de Josh y le sigo.

- ¿Algo que desees ver primero? – Pregunto casi corriendo para ponerme a su altura y enseguida me detengo, ¿yo corriendo detrás de alguien? ¡por supuesto que no! Menos si es un grosero, ¿dónde quedó su flamante sonrisa de la mañana? Él se gira al ver que no le sigo y yo simplemente arqueo las cejas. - ¿Me llevarás corriendo por toda la empresa? Porque si es así me niego.

- Lo lamento – Dice enseguida y se detiene. - ¿Vamos? – Añade y al ver que no me muevo me extiende la mano con una sonrisa de mil vatios y parpadeo cegada por ella, cual venadillo. Camino hacia él como si flotara, mendigas hormonas activadas y antes de que haga caso a su grito coreado de "toma esa mano y no la sueltes" veo de lejos a Milton y me detengo en seco. Ethan sigue mi mirada y gruñe al decir. - ¿Es que tienes algo con él?

- Ni de broma. – contesto rápidamente. – Es ya la costumbre de prepararme a enfrentarlo.

- ¿Quieres que lo despidan? –Dicen aparentemente tranquilo mientras se arregla los puños de su inmaculada camisa. Sé que va juzgar mi reacción ¿Por qué? ¿realmente cree que tengo algo con Milton? Sin poderme detener empiezo a reír y él me mira sorprendido.

- No me importa que pase con él, pero no quiero ser la responsable de nada de lo que le pase. Además puedo defenderme sola – Antes que rebata eso lo tomo por la muñeca y lo llevo a los ascensores, justo antes que se abran las puertas le suelto y entramos, ignoro las miradas curiosas de todos los que van dentro. – Iremos al primer piso, ya sabes dónde están las oficinas de los Jefes, aunque supongo que ya conoces ¿no?

- Sólo la de mi tía. – No le creo, es de la familia después de todo.

- ¿En serio no conoces? – Le pregunto al bajar y él se gira y me sonríe misterioso. Miro hacia otro lado porque corro riesgo de hacer alguna tontería como sonreírle con cara de boba.

- Por supuesto que conozco. – Dice al fin y yo lo miro con los ojos entrecerrados. – Estuve aquí antes que mi tía incluso, así que ella no tiene idea de que conozco el lugar.

- ¿Entonces...? – Inicio mi pregunta pero no la termino pues no sé bien que preguntar.

- Te dejaste esto- Y saca mis gafas de su saco, ¿todo esto para devolvérmelas? Bueno, son edición limitada, él ha de saber de cosas caras y por ello pensó que... es raro, pero tiene lógica.

- Gracias. – Digo y las tomo. - Podrías habérmelas dado sin necesidad de todo esto. Pero, muchas gracias.

- Quería estar contigo.- Me suelta sin más. Y vuelvo a parpadear como cervatillo o venadillo, lo que sea... una luz se asoma en mi cabeza y comprendo.

- Ahh ya, te sientes mal por lo que pasó el otro día.

- ¿Por no detener tu caída? – Pregunta.

- Ajá. –Digo únicamente empezando a sentirme incomoda puesto que noto que todos discreta o indiscretamente están escuchando nuestra conversación en el ascensor.

- Creo que ni James Bond hubiera podido, te fuiste con todo al suelo.

- No creo que Bond sea el hombre más rápido del planeta y no caí tan rápido.

- Bueno, ciertamente tampoco soy Flash y sí que caíste en un segundo y sí que lamento que tu bonito rostro se quedase con ese golpe. – Me suelta sincero y yo estoy complacida pero aun sintiendo muy de cerca la mirada de todo el mundo prefiero no responder. El ascensor se detiene y aunque no es nuestro piso salgo y no le queda más remedio que seguirme. –No es el piso que me mostrarías.

- Lo sé. – Digo y voy hacia las escaleras subiendo sabiendo que me seguirá.

- ¿A dónde vamos? – Dice detrás de mí.

- A un lugar que quizás no conozcas. – Lo llevo hacia la azotea, subir con tacones no es sencillo pero lo logro. Estar allí siempre me ha gustado. Tengo la clave de la puerta que da acceso y la digito al llegar.

- ¿Quién te la dio? – Pregunta curioso.

- Tu tía. Aquí se hizo una cena para un Jeque, quería la máxima privacidad y se me ocurrió que era el lugar idóneo y todos estuvieron de acuerdo. – Lo veo tensarse y vuelvo a ignorar el porque esos cambios de humor. – Ya verás como si es el lugar ideal. –Abro y en lugar de encontrar todo vació y estéril, el lugar es un jardín precioso. Hay arboles pequeños y flores, todo en macetas de todos los tamaños y acomodados con cuidado para su mayor lucimiento, una única banca en el mejor lugar para las vistas. - ¿A que es precioso?

- ¿Y quien cenó con ese Jeque? – Pregunta ceñudo.



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En el texto hay: diversion, amor, liosromanticos

Editado: 21.12.2020

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