VIKTOR
Por
WingzemonX & Denisse-chan
Capítulo 13.
Duelo a Muerte
En el interior de la última habitación, Vermillia y Melissa se habían apretujado contra un rincón, la sierva a espaldas de la Lycanis, asomándose temblorosa y con sus ojos llenos de lágrimas por encima del hombro de ésta, mientras Vermillia apuntaba hacia la puerta sujetando su arma con ambas manos lo más firme que le era posible. La cual, en realidad, no era mucho. El temblor de sus manos era difícil de disimular, y que contrastaba bastante con la seguridad que había demostrado hace rato.
Pero ahora que estaban ahí, tan cerca del inminente peligro, Vermillia no podía más que cuestionarse si en serio ir hasta ahí había sido tan buena idea. En especial mientras escuchaban, impotentes, las pisadas de aquel individuo contra los tablones, su aterrador silbido, y todas las cosas que soltaba al aire para provocarlas; o más bien, a la sierva refugiada detrás de ella. Pero Vermillia debía admitir que incluso ella misma se sentía un tanto asqueada de escuchar las cosas que pronunciaba aquella aterradora y amenazante voz, que cada vez se escuchaba más cerca.
Cuando escucharon la puerta de la habitación de al lado ser pateada, Melissa no pudo evitar soltar un agudo chillido de horror.
—Guarda silencio —le reprendió Vermillia, mirándola sobre su hombro. Aunque daba igual; era obvio que la siguiente sería su habitación. Una gota de sudor frío resbaló por un costado de la cara de Vermillia, mientras se volvía completamente consciente de ello.
Entre las dos habían colocado una de las camas y una cómoda frente a la puerta a modo de barricada, pero ambas estaban seguras de que eso no lo detendría. Si el Cráneo quería entrar, lo haría a través de lo que le pusieran enfrente.
Tras terminar en la habitación contigua y lanzar una última amenaza al aire, escucharon como se dirigía ahora hacia su puerta. Vermillia tragó saliva, jaló con mucho cuidado el martillo de su revólver pequeño, y aguardó.
—Oficial Corleone… —masculló sollozando Melissa a sus espaldas.
—¡Qué te calles! —le reprendió de nuevo Vermillia, pero sin alzar la voz—. Por nada del mundo te vayas a mover de detrás de mí, ¿oíste?
—Pero…
—Pero nada. Eres muy importante para el caso de Klaussie, y no dejaré que lo arruines muriéndote. ¿Queda claro?
Melissa asintió lentamente, aunque quizás más por mero reflejo que por una comprensión clara de lo que le decía.
Vermillia centró de nuevo su atención en la puerta, y a la imponente presencia de la persona que ya estaba de pie al otro lado de ésta.
— — — —
El Cráneo se paró justo delante de la última puerta. Se inclinó un poco hacia adelante, y tocó tres veces con sus nudillos, similar a como había hecho al ingresar a la casa.
—Knock knock, ¿hay alguien ahí?
Por supuesto, no recibió respuesta, pero si le pareció percibir algo de movimiento en su interior. Sonrió complacido debajo de la máscara.
Retrocedió un par de pasos. Tomó firmemente su revólver en la mano derecha, y su hoz en la izquierda. Alzó su pierna, dispuesto a propinarle otra fuerte patada a la puerta para derribarla y abrirse paso, ardiendo por la expectativa de su próximo encuentro.
Sin embargo, antes de propinar dicha patada, un intenso gruñido a su lado lo distrajo por completo de su actual accionar. Y al girarse, lo único que pudo ver fue una enorme figura oscura que se dirigía hacia él, y un instante después lo embistió con tremenda fuerza. El cuerpo del asesino fue lanzado por los aires, hasta chocar con fuerza contra el muro al final del pasillo, y luego cayó de bruces al suelo.
La Det. Constantine no le dio oportunidad alguna de recuperarse, pues de inmediato se le lanzó encima, y le propinó un fuerte golpe con una de sus zarpas, haciéndolo estrellarse contra un muro, y repitió la acción con una segunda vez más. El cuerpo de Cráneo fue zarandeado de un lado a otro por las poderosas zarpas de aquel lobo negro, pero logró impulsarse hacia atrás antes de que lo hiciera una tercera vez, pegando su espalda contra la pared para hacer distancia.
Suzane se lanzó hacia él lanzando un fuerte rugido, y con sus fauces llenas de colmillos bien abiertas. El Cráneo alzó su revólver y disparó una vez, pero el lobo desvió su mano hacia un lado al último momento, haciendo que el disparo saliera por la ventana. Suzane lo derribó al suelo justo después, y lanzó su boca hacia él con la intención de desgarrarle el cuello con sus colmillos.
El Cráneo tuvo que reaccionar rápido, y soltó sus armas al instante para tener las manos libres, y así sujetar el hocico del lobo, ejerciendo la suficiente fuerza para que no se le aproximara demasiado, y en especial que no se cerrara en torno a su cuello como era su plan.
Suzane forcejeó ejerciendo más fuerza, pero el Cráneo resistió, manteniendo aquellas peligrosas fauces a milímetros de su rostro.
—Tenían que hacer las cosas interesantes hasta el último momento, ¿verdad? —rio el Cráneo, sorprendentemente sonaba mucho más divertido que asustado—. ¡Por algo los policías del Distrito Once son tan famosos!
Mientras dejaba escapar risotadas histéricas y enloquecidas, alzó en ese momento una de sus piernas, propinándole un rodillazo con increíble fuerza en un costado. Fue claro, incluso en su rostro de Lobo, que aquello le había dolido muchísimo a Suzane, pero se mantuvo en su posición. Al menos hasta donde pudo, pues el Cráneo le dio otro, y otro golpe más en la misma zona, repetidas veces, hasta que el dolor fue tan intenso que Suzane pensó que incluso le había roto una costilla.
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Editado: 04.05.2025