Shin se sentó junto a su compañera de entrenamiento en el centro del dojo. Lira estaba sudada y lo siguió con la mirada. Se cruzó de piernas en el suelo para tomar un poco de aire. Lira era una humana menuda, pero sus habilidades eran magnificas. Lamentablemente parecía vivir en la sombra de su hermano, ya que era el favorito de Lak y alguno de los otros maestros.
"Eres frustrante como compañero de esgrima, Shin..." Dijo al aire la mujer mientras se desataba sus hermosos cabellos color verde.
"Todos dicen lo mismo..." Dijo apenado Shin mientras se rascaba la cabeza.
"Podrías pelear sin usar tu técnica..." Dijo pensante Lira.
"No puedo, ya lo expliqué muchas veces..." Dijo ofuscado el jedi. "Solo puedo prestarle poca atención o hacer otras cosas en lugar de esquivar..."
"Ya veo..." Dijo al aire mientras se dejaba caer. "Mi hermano te detesta por tus habilidades..."
"Eso parece, gracias por entrenar conmigo, Lira." Dijo pensante Shin.
"No hay problema, siempre aprendo algo nuevo contigo y con la cantidad de misiones que has estado haciendo con tu maestra te has convertido en todo un padawan. Ya nadie duda de ti y mi maestra dice que te quieren para todas las misiones..."
"He estado trabajando..." Dijo pensante Shin. "¿Por qué no entrenas con Lak?"
"Porque no me invitan." Respondió divertida Lira.
"Voy a hablar con él..." Dijo pensante Shin. "Eres tan buena como tu hermano, mejor si me preguntan a mí."
"Solo porque entreno contigo." Opinó divertida Lira.
"No lo sé, eres ágil y siempre me sorprendes con esos ataques horizontales." Pensó en voz alta Shin.
"No sé si me iría bien con Lak, ellos practican formas por mucho tiempo. Yo aprendo haciendo." Dijo pensante la jedi.
"Supongo que por eso te ha entrenado Aola... ¿Qué tienes que hacer mañana?" Preguntó con curiosidad Shin.
"Tenemos que proteger un convoy de civiles en el Outer Rim, Kysho va a venir con nosotros, así que espero que haya algo más interesante que eso." Respondió al aire Lira. "¿Y tú? Alara estaba haciendo un escándalo."
"Nos tocó ir a explorar una visión del maestro Syo..." Dijo apenado Shin. "A mi maestra no le gusta demasiado perseguir sus visiones por la galaxia."
"Ahora entiendo." Dijo pensante Lira mientras se sentaba derecha para mirar a su compañero. "No sé cómo decir esto, pero voy a hacerlo." Agregó de repente. "Me gustas mucho."
Shin la miró sorprendido mientras se rascaba la cabeza.
"Esperaba otra reacción del donjuán de Karastros..."
"No sé porque dicen que soy un casanova..." Dijo apenado Shin. "No quiero herir tus sentimientos, pero yo estoy... me gusta alguien más."
"¿No eres un donjuán? Alara dice que eras conocido en tu pueblo." Dijo pensante Lira.
"Tenía fama de donjuán, pero... era solo eso." Dijo ofuscado Shin. "Además... somos jedis. No podemos tener este tipo de sentimientos."
"Pero los tengo, las enseñanzas son muy vagas en estas situaciones." Dijo apenada Lira. "Gracias por no hacer un escándalo."
"No te preocupes. Nadie me creería si lo dijera..." Dijo divertido Shin.
"¿Quién te gusta entonces?" Preguntó divertida. "No puedes dejarme con el corazón roto."
"No importa..." Dijo sonrojado Shin.
"¿Tengo que adivinar?" Preguntó jocosa Lira. "Espero que no sea no sea tu maestra..." Agregó con malicia.
Shin se sonrojó como un tomate.
"Eres fácil, Shin... quién lo diría." Dijo divertida Lira. "No te preocupes, tu secreto está a salvo conmigo."
"Gracias..." Dijo ofuscado el joven.
"Te rendiste con facilidad..." Dijo divertida Lira.
"Me ha gustado desde el primer momento, cuando la vi entre el viento de Bosan..." Dijo apenado Shin.
"Ah, ya me había olvidado de tu pasado..." Dijo pensante la jedi. "Yo siempre he estado en el templo... ¿Recuerdas algo de antes? ¿Algo... como lo que puedes hacer ahora?"
"Madre siempre decía que tenía suerte, que caía siempre de pie, como un silvercat..." Dijo pensante Shin.
"Con la Fuerza de por medio, no existe la suerte, Shin. ¿No escuchaste las enseñanzas de Syo?" Opinó divertida la jedi.
"En eso estaba pensando." Dijo al aire Shin mientras se ponía de pie con un salto. "Deberíamos movernos, estoy seguro que si me quedo sentado un rato más va a aparecer mi maestra a regañarme."
La puerta del dojo se abrió para que apareciera Alara, que se detuvo a su lado.
"No sabía que entrenabas con Lira, padawan." Dijo pensante la jedi.
"Justo estábamos hablando de ti." Dijo con malicia Lira, notando la pena en la cara de su compañero.
"¿De verdad? Espero que mi padawan no esté tirándome tierra encima." Dijo divertida Alara.
"Todo positivo, Alara. Tu padawan te aprecia mucho." Dijo jocosa Lira. "Debería prepararme para el viaje. Nos vemos luego, Shin. Vas a seguir esquivando mis ataques la próxima vez que nos veamos..." Terminó para guiñarle un ojo a su amigo.
Shin gruñó en silencio.
"Estás silencioso hoy, Shin. Qué raro..." Dijo divertida Alara.
"No es nada, solo estoy cansado. Lira tiene mucha energía..." Dijo apenado Shin.
"Nos dieron algo más para hacer, tenemos que visitar una nave antes de ir al sistema que nos envió Syo." Dijo al aire Alara.
"Entendido. ¿En qué vamos a ir?" Preguntó con curiosidad Shin.
"En mi nave, ya quiero ver cómo funcionan sus mejoras. Keyfour estaba impresionado." Dijo sonriente Alara.
"Tengo mejores herramientas que en casa." Dijo apenado el joven. "¿Quieres almorzar conmigo?"
"Siempre almuerzo contigo..." Dijo pensante Alara. "Deberías bañarte primero, te veo en el comedor."
Shin vio a su maestra marcharse sin saber qué hacer con lo que sentía dentro.
Shin estaba hablando con Keyfour, que ya estaba en su habitáculo, esperando por su maestra. El droide estaba preocupado por sus mejoras en la nave, pero no tenía tantas quejas como esperaba. Alara se acercó con Syo a mirar la nave.
"Está como nueva, Shin..." Dijo sorprendido el maestro.
"La pinté con la ayuda de Vatse, lamentablemente Kysho se lo llevó con los gemelos en una misión. Así que se va a perder el despegue." Dijo pensante Shin. "Espero que te guste, maestra."
"Estoy encantada, más que nada porque Keyfour no está tan preocupado como esperaba." Dijo jocosa Alara.
La nave ahora era de un hermoso azul eléctrico y tenía el emblema de la orden en un ala. En la otra estaba el de la República. Ambos en un hermoso naranja.
"Voy a tener que encargarte la mía cuando vuelvas..." Dijo divertido Syo. "¿No se olvidan nada? Esta vez los mandé a un lugar lejano y peligroso..."
"Conté lo que llevo en mi morral como tres veces." Dijo al aire Alara. "Siempre podemos comprar algo en el camino."
"Yo estoy listo, espero poder pilotear un rato... Ya pasé todos los exámenes en el simulador y Kysho me dejó volar su nave unas cuantas veces." Dijo divertido Shin.
Keyfour profirió un alarido de pitidos en queja.
"A Keyfour no le gusta la idea, Shin." Dijo jocosa Alara.
"Eso parece..." Dijo ofuscado el muchacho. "¿No tienes nada más para decirnos? Esa visión fue extremadamente vaga, maestro."
"Es lo que la Fuerza me dio, Shin." Dijo jocoso Syo. "La última vez te encontramos a ti, así que espero que me traigan buenas noticias."
"Espero que no tengamos tantas sorpresas..." Dijo ofuscada Alara. "Hasta luego, maestro."
"Que la Fuerza los acompañe, padawans." Dijo jocoso Syo para ganarse una mirada de Alara.
Ambos saltaron a sus habitáculos para ponerse sus nuevos cascos.
"¿Por qué los cascos?" Preguntó al aire Alara.
Keyfour respondió al instante.
"Como dice Keyfour, son obligatorios en este tipo de naves. Yo no recuerdo de memoria la norma de la República como él, pero todas las naves de combate de este tamaño los requieren para pasar por la República."
"Entendido." Dijo pensante Alara mientras sentía el motor encenderse. "Hasta suena distinta."
"Los filtros necesitaban un recambio." Dijo divertido Shin mientras Keyfour hablaba sobre él. "Es cierto, Keyfour. Cambiar los amortiguadores también influyó."
"Esto de tener dos mecánicos me está gustando." Dijo jocosa Alara. "Gracias por el trabajo que le hicieron a la nave, chicos. Prometo cuidarla como se merece."
Shin nunca se iba a cansar de pasear por la galaxia con su maestra.
"¿Dónde estamos yendo?" Preguntó Lyrian mientras su pequeña nave entraba en hipervuelo.
"Ansion, es un pequeño planeta en el medio de la nada. Lak nos encomendó a un convoy de la República, podremos descansar un poco antes de nuestra misión." Dijo pensante Alara.
Shin revisó su mapa galáctico, intentando encontrar Ansion.
"Está en el medio de la nada..." Dijo pensante el joven. "¿Ese es el planeta de la visión?"
"No creo, hay muchas planicies, pero Syo nombró una montaña blanca..." Respondió pensante Alara. "Espero que hayas estando entrenando con Kysho, vas a necesitar su técnica."
"He mejorado un poco..." Dijo apenado Shin, sabiendo que no era así.
"No necesitas mentirme, padawan..." Dijo jocosa Alara.
"Prefiero ser Shin..." Dijo al aire el joven.
"¿Qué has estado haciendo con Lira?" Preguntó con curiosidad la jedi.
"Dice que le sirve pelear conmigo por la irregularidad de mi forma." Respondió pensante Shin. "No sé qué significa eso."
"Debe gustarle no poder tocarte..." Dijo pensante Alara. "¿Cómo te fue con Syo? No me contaste nada de tu viaje."
"Shura me hizo entrenar enfrente de otros maestros." Dijo apenado el muchacho. "Y a Syo le gusta alardear de sus alumnos, pero pude pasear por un gigantesco mercado y un museo. La diversión se acabó cuando volvimos con Lyrian por Tatooine. Encontramos un grupo de esclavistas y terminando rescatando a todos... Incluyendo a Lyrian."
"Ahora quiero escuchar todos los detalles, Shin." Dijo divertida Alara.
Shin siempre estaba encantado de hablar con su maestra.