Shin tomó de la mano a Mirabella para correr hacia el pueblo en el momento que la nube de polvo se interpuso entre ellos, el cazarrecompensas y los robots. Rápidamente ya estaban en la periferia del pueblo cuando sintió que debía moverse del lugar. Con un topetazo escondió a su compañera detrás de un paredón para saltar sobre él y voltearse para desviar otro disparo. Media docena de robots estaban llegando por el camino, dejando a solas a su maestra con el mandaloriano. Shin se enfrentó a ellos, notando que Mirabella solo quería correr. Shin desvió un disparo mientras hacía un paso corto hacia un lado, esquivando el resto. El jedi no quería que la batalla llegara a los habitantes del lugar, así que saltó directamente desde el paredón a su primer enemigo para partirlo al medio. Seguido, giró entre ellos decapitando a otro sin darles tiempo a reaccionar. Usó su telequinesis para empujar todo lo que tenía enfrente, volteando a un par para esquivar con apenas moverse un poco los disparos del resto. Shin, hizo un revés para decapitar a los dos que no había volteado y remató al otro par que habían quedado cerca de su compañera. La espía salió sorprendida de su escondite.
"¿Dónde tenías guardado eso?" Preguntó sorprendida Mirabella.
"No puedo pelear así en un entrenamiento..." Dijo pensante Shin. "Deberíamos escondernos en el pueblo..."
"Vamos a hacer esto como se debe, no saltando para todos lados con tu sable." Dijo con firmeza Mirabella. "Sígueme... ¿Tienes algunos créditos?"
La pareja llegó a un concurrido mercado y con algunos créditos se vistieron de locales para fundirse con la multitud. Mirabella tomó del brazo a Shin, para acercarlo a ella.
"Ahora paseemos por el pueblo, necesitamos llegar al otro lado sin que nos presten atención..." Dijo en voz baja.
Shin solo asintió con la mirada para seguirla mientras miraban los puestos. Estos tenían muchas cosas interesantes y el jedi podía oler algo delicioso en la distancia. Cuando llegaron al centro, encontraron a su enemiga. La mandaloriana estaba en el centro del lugar, llamando la atención de todo el mercado. Parecía estar buscándolos con la mirada. Su armadura era violeta tenía un casco con una antena que salía de uno de los lados. Su visor en forma de te recorría todo el mercado, intentando dar con ellos. Tenía dos blasters en la cintura y la parte trasera del torso parecía albergar algo más que solo armadura.
"Shin, tienes que mirarla como el resto del pueblo..." Dijo con firmeza Mirabella.
Shin la miró con curiosidad mientras pasaban a su lado para luego ponerse a revisar un mostrador repleto de herramientas.
"Parece que se dividieron para encontrarnos..." Dijo pensante Mirabella. "Allí hay una terminal, pero no me atrevo a usarla con ella tan cerca."
"Busquemos en otro lado..." Dijo con seriedad Shin. "Es mejor no provocarla..."
Cuando iban a empezar a caminar ambos escucharon un par de disparos. Cuando se dieron vuelta escucharon la aguda, pero presente voz de la mandaloriana.
"¡Jetii! Yo sé que estás aquí, si no quieres que le pase nada a esta gente vas a tener que entregarme a esa espía..." Dijo al aire para luego dar dos disparos más. "Tienes diez segundos para aparecer..."
Shin ya estaba listo para pelear.
"No lo hagas, Shin... Ella no sabe que estamos aquí, solo está provocándote." Dijo Mirabella mientras se acercaba a él.
Los diez segundos fueron cortos y la mujer no tenía mucha paciencia. La mandaloriana pateó uno de los puestos lo incendió con su lanzallamas, la gente empezó a correr para todos lados mientras ella disparaba hacia arriba.
"¡Último aviso!" Gritó entre la multitud que la esquivaba.
"Busca una terminal, Mirabella, yo me encargo de ella." Dijo con seriedad Shin.
El jedi empujó un barril lleno de agua con su telequinesis para apagar el incendio mientras se paraba a unos cinco metros de la cazarrecompensas.
"Ah, una lástima que me haya tocado el retoño..." Dijo al aire la mujer.
Su voz sonaba un poco metálica culpa de su casco.
"Aquí estoy, cazarrecompensas, no tienes razón para lastimar a esta gente." Dijo con seriedad Shin mientras revisaba su armadura con la mirada.
Esta la cubría por completo, pero no detenía su movimiento para nada. Estaba seguro que sus muñecas ocultaban más que un lanzallamas. En el medio de su pecho estaba la insignia de los mandalorianos y una de sus hombreras tenía una peculiar bandera colgada, esta hondeaba detrás de ella, mostrando una insignia que no conocía. Era un extraño animal, con una frase en un idioma que no reconocía.
"Ustedes son fáciles de encontrar, jetii. Su errado sentido justicia siempre será la causa de su caída." Dijo al aire la mujer mientras levantaba ambas pistolas para apuntarle. "Nos vemos en la próxima vida..."
La mujer disparó con ambas armas hacia el jedi, el láser era verde y cortó el espacio entre ellos en un segundo. Shin no se movió ni un centímetro.
"Eso es nuevo..." Dijo asombrada la mandaloriana mientras escuchaba el sable del jedi.
"No quiero lastimarte." Dijo con seriedad Shin.
"Mereces saber el nombre de tu asesina. Shia Kaix, puedes conocerme como la Roja." Dijo divertida la mujer. "¿Cómo es tu nombre, jetii?"
"Padawan Shin Aleaus Karadin." Dijo con seriedad Shin mientras seguía con la mirada a su contrincante, que caminaba de un lado a otro.
"Mordo se quedó con la presa importante..." Dijo al aire Shia. "Espero que estés listo para morir, jetii..."
La mujer volvió a disparar hacia él, pero Shin solo dio medio paso en diagonal para esquivar el ataque.
"Eres irritante, jetii..." Dijo ofuscada mientras giraba las manos para apuntarle con sus muñecas.
Ambas llamaradas encontraron nada, ya que Shin había saltado hacia un lado con su velocidad de jedi. Seguido, arrojó los restos del puesto quemado con su telequinesis para golpearla muchas veces en vano, ya que su armadura era muy resistente. Con la distracción en pleno auge, Shin se lanzó hacia su contrincante, pero esta solo tuvo que saltar para salir volando hacia atrás para esquivar su ataque. Shia aterrizó a unos metros de él.
"Ori'jate, jetii." Dijo en su idioma. "Eres más que tu sable..." Terminó mientras que disparaba de repente.
Shin solo movió su torso para esquivarlo.
"Me encanta eso que haces..." Dijo divertida Shia. "¿Soy tu primera mandaloriana?" Agregó jocosa.
Shin estaba concentrado en la pelea.
"Me gustan esos afilados ojos, Shin. En otras circunstancias me hubiera gustado ayudarte a... romper algunas de esas aburridas reglas que tiene tu Orden." Terminó mientras su visor se cambiaba a un color verde.
Shin sintió que no debería estar en donde estaba. Los disparos de Shia lo estaban esquivando adrede para limitar sus movimientos, llevándolo hacia su trampa. De su espalda salieron disparados una docena de pequeños misiles que silbaban al cortar el aire. El poco tiempo que tuvo para tomar una decisión lo envió directo hacia ella, ya que era el único lugar que su cuerpo sentía seguro. Shia se inclinó sorprendida para detener el ataque del jedi con su antebrazo, perdiendo un pedazo de su armadura con el segundo golpe. Shin atacó sus muñecas para destruir uno de sus lanzallamas para luego girar y hacerle una marca en su pecho. Su sable solo levantó la pintura. Una daga apareció en su guantelete, que usó para atacar su abdomen. Shin la usó de pivote para que su sable quite la pintura de la armadura que cubría su cintura. La mandaloriana escapó con su jet para terminar sobre una de las casas que estaban en el mercado. Con prestancia, sacó tres esferas de su cinturón para arrojárselas a su enemigo mientras disparaba detrás de ellas. Las esferas rodearon al jedi para explotar lanzando afiladas redes hacia todos lados. Sorprendida, vio como el jedi saltaba en el aire dando un giro para esquivar su trampa. El jedi aterrizó para salir disparado hacia ella con un salto frontal mientras repelía sus disparos con su sable. Shin cortó la base de la pared donde estaba para hacerla caer, pero no era nada que su jet no pudiera solucionar. Mientras se giraba para ver a su contrincante, se vio envuelta en algo que le bloqueó la vista. Shin había usado su telequinesis para atraparla en una de las lonas que había en el mercado para luego lanzarle un pesado barril repleto de metal. La mandaloriana cayó pesadamente al suelo mientras él saltaba hacia ella. Shin hizo un esfuerzo monumental para levantar un container lleno de caños y metales para ponerlo sobre ella. La mujer pataleaba debajo, sin poder escapar de su prisión. Su cara todavía estaba roja por el esfuerzo.
"No te muevas de ahí, Shia. No quiero lastimarte." Dijo con seriedad Shin mientras se acercaba al lado donde estaba la cabeza de su adversaria.
Su casco se había caído y había revelado su cabeza. Sus largos cabellos eran colorados y tenía afilados ojos azules. Su melena era salvaje y desordenada. Estaba mucho más enojada de lo que esperaba.
"Maldito infeliz, voy a matarte con mis propias manos..." Dijo ofuscada la mandaloriana sin poder escapar de su prisión.
Shin sintió el empuje de su jet, que tampoco pudo moverla del lugar.
"Vas a necesitar una grúa, Shia. Yo tengo a la Fuerza." Dijo sonriente Shin mientras se volteaba.
"¿No vas a rematarme? Esta será tu única oportunidad." Dijo al aire Shia.
"Nosotros no hacemos las cosas de esa manera, Shia. No lastimes a estas personas, por favor." Dijo sin mirarla Shin.
El jedi corrió hacia un callejón donde encontró a Mirabella hablando con un holograma. Del otro lado había un hombre cubierto en armadura de la República. Cuando se acercó, escuchó pasar una nave sobre ellos.
"Tengo mis ordenes, Shin. Hiciste un gran trabajo con Shia..." Dijo pensante Mirabella. "Me hubiera encantado encontrarte antes..." Terminó mirando hacia el mercado.
"Lo siento mucho, pero no voy a rematar a una enemiga que ya no se puede defender..." Dijo con seriedad Shin.
"Entiendo..." Dijo ofuscada Mirabella. "Ya tenemos refuerzos."
Mirabella empezó a correr hacia una calle, donde se encontraron con un escuadrón de soldados de la República. Estos eran de diversas razas y el que parecía el capitán se acercó a ellos con rapidez. Seguido, los rodearon para meterlos en un garaje, donde al fin pudieron hablar. El capitán era un chagrian de un color azulado, llevaba una gigantesca arma que nunca había visto y su armadura era más densa que la de Shia. El resto del escuadrón ya estaba protegiendo la entrada del garaje.
"Capitán, es un placer verlo." Dijo con seriedad Mirabella. "Este es Shin, aprendiz de Alara." Agregó para que ambos intercambien una mirada.
"Mucho gusto, capitán." Dijo sonriente Shin.
El chagrian lo miró con desdén, como si solo quisiera hablar con su maestra.
"Padawan, nosotros nos encaremos de la seguridad de esta agente." Dijo con seriedad el militar.
Shin estaba preocupado por su maestra, pero ella siempre decía que lo primero era la misión.
"No voy a abandonar a Mirabella hasta que mi maestra me lo ordene, capitán." Dijo con seriedad Shin.
"Hmm, es más aplicado de lo que aparenta." Dijo con desdén. "Mi nombre es Paros... Hemos visto a tu maestra combatir desde el aire."
"Deberíamos marcharnos lo más rápido posible." Dijo con seriedad Mirabella.
Paros hizo un gesto con su mano para que sus hombres salieran del lugar.
"Arrestaremos a esa mercenaria, supongo que tendrá información del Imperio para nosotros." Dijo con seriedad el capitán.
"Tengan cuidado con ella, es una gran guerrera." Dijo pensante Shin. "Espero que mi maestra esté bien."
"No te preocupes por ella, Shin. Es una gran caballera." Dijo con seriedad Mirabella.
"Por aquí." Dijo al aire Paros.
Shin siguió de cerca a sus nuevos amigos mientras pensaba en su maestra.