Vínculos

5 - Shin - 3

Shin salió de bañarse para notar a Lira entrar a las duchas de enfrente. Cruzó a la cocina para esperarla con un vaso con agua. Su compañera se acercó secándose los cabellos con una toalla. Su pecho estaba protegido por una ajustada calza, que se habían puesto de moda entre las jedis del templo.
"Eres demasiada linda para ser una jedi." Dijo divertido Shin mientras le daba el vaso.
"Pensé que no te gustaba..." Dijo jocosa Lira.
"Nunca dije que no me gustabas." Dijo pensante Shin.
"Al final eras un donjuán, Shin..." Dijo con malicia Lira mientras se apoyaba contra la pared que estaba a su lado. "Tu maestra me dice que tu compañera en la taberna estaba enamorada de ti..."
"Mi madre le contó todos mis secretos..." Dijo avergonzado Shin. "Tresha es... era una amiga de la infancia. Por alguna razón a nuestros padres les gustaba vernos juntos..."
"Claro... casanova." Dijo jocosa Lira. "Ese va a ser tu apodo de ahora en más..."
Cuando Shin iba a responder, las luces del pasillo se apagaron para darle paso a las luces de emergencias. Seguido, sintieron un sacudón en la distancia para escuchar unos gritos en los pasillos adyacentes. Lira acomodó su túnica a toda velocidad para correr hacia el hangar a su lado. Ambos se detuvieron en una encrucijada mientras le ordenaban a algunos tripulantes que corrieran hacia el comedor.
"¿Qué está pasando?" Preguntó en voz alta Lira.
Ambos vieron pasar a sus compañeros en la distancia, escoltando a algunas personas. Lira sintió las manos de Shin sobre sus hombros para luego caer al suelo junto a él. La cara de su amigo estaba a un centímetro de la suya, cuando iba a gritarle sintió los disparos quemar la pared que solía estar detrás de ellos. Se pusieron de pie de un salto para repeler unos cuantos disparos. Los soldados estaban vestidos de negro y uno de ellos llevaba una gigantesca minigun que empezaba a girar para atacarlos. Lira lanzó un matafuego hacia sus enemigos para explote al tocar el suelo. La nube blanca le dio la oportunidad a Shin de saltar hacia sus enemigos. Destrozó el arma en tres pedazos para luego hacerle una palanca al soldado y darlo contra el suelo. El otro fue golpeado por Lira, que ya estaba a su lado. Con ambos inconscientes, el dúo los arrojó hacia el comedor mientras notaban a Vatse y Athos liderar un grupo de soldados hacia ellos. Athos solos lo miró por un segundo para seguir hacia el hangar.
"¿A dónde estás yendo, Athos?" Preguntó con seriedad Shin mientras miraba a Vatse, que estaba más calmado de lo que esperaba.
"Al hangar, hay dos siths peleando con nuestras maestras." Dijo con firmeza Athos. "Debemos ayudarlas."
"Si son siths como dices, deberíamos encargarnos de estas personas. No creo que..." Empezó Shin para ver como Athos se marchaba con el resto de los soldados.
Shin miró a su amigo para luego empujar a todos contra las paredes del pasillo mientras un misil pasaba por el centro del pasillo ante la mirada atónita del resto. Vatse levantó su mano para detenerlo por completo en el lugar para que Shin lo partiera al medio con su sable. El soldado del Imperio que había disparado ya había desaparecido, pero sus problemas no se acababan, ya que Shin corrió a sus compañeros de la Orden hacia el pasillo para luego esquivar un millar de disparos. Sus movimientos eran cortos y solo desviaba un ataque de vez en cuando, ya que su técnica era infalible. Lira pudo ver la envidia en los ojos de su hermano, que, atónito, miraba a su amigo esquivar los miles de disparos que venían hacia él. Con un grito, Athos comandó a los soldados para ir hacia el hangar ante la sorprendida mirada de Lira. Vatse se acercó con cuidado para notar la sorpresa del soldado que estaba del otro lado del pasillo. Su arma estaba al rojo vivo y parecía que no iba a poder disparar por un rato. Shin saltó hacia adelante para partir el arma al medio con un técnico sablazo, seguido giró para patear al soldado y arrojarlo en la dirección de sus compañeros con un empuje de la Fuerza. Todos sintieron otro temblor. Shin se acercó corriendo para luego secarse el sudor de la frente.
"Eso fue increíble, Shin." Dijo sorprendido Vatse.
"Lira, Vatse... Protejan a esta gente, voy a tener que ir a ayudar a tu hermano." Dijo pensante Shin mientras intercambiaba una mirada con Lira.
"Entendido..." Dijo pensante Vatse.
"Te encargo a Vatse, Lira." Dijo el jedi para correr por el pasillo.
Lira solo pudo verlo correr.

Shin corrió hacia el hangar notando que la tripulación iba camino al comedor. Un grupo de soldados estaba haciendo lo que podía contra los sorpresivos ataques de los Imperiales. El jedi aprovechó la oportunidad para derrotarlos sin ser detectado y enviar a la gente de la nave hacia el comedor. Shin no sabía que iba a encontrarse en el hangar. Athos estaba inconsciente en el suelo mientras su maestra sostenía una nave de tropas con su telequinesis, haciendo un esfuerzo titánico. Los soldados corrían por sus vidas mientras él se lanzaba por el suelo patinando mientras se concentraba todo lo que podía. Con toda la Fuerza que pudo juntar, Shin levantó todo lo que había sobre sus compañeros para que Kysho pudiera respirar. La nave dio contra una columna mientras notaba a Alara correr hacia él. Cuando levantó la mirada se encontró con los supuestos siths.
"¿Esto es un jedi?" Preguntó sorprendida Madari.
El gigantesco sith solo levantó la mano para que Shin supiera que tenía que moverse del lugar. Empujó a Kysho y Athos hacia Alara mientras un trío de contenedores caía sobre él. El ruido fue ensordecedor. Su cuerpo lo movió entre los gigantescos contenedores de metal, esquivando el daño solo confiando en la Fuerza. Cuando todo se aquietó, Shin levantó la mirada para encontrarse con un par de sables que caían hacia él. Con un giro y un contragolpe bloqueó los ataques para enfrentarse a la sith.
"Así que el niño bonito puede usar la Fuerza..." Dijo sorprendida la sith. "Debe ser una de esas famosas sombras."
Shin nunca había sentido odio en el aire. Los ojos de su oponente brillaban en la tenue luz del hangar.
"¿Soy tu primera sith?" Preguntó divertida. "Voy a divertirme contigo, jedi..." Agregó sonriente para saltar hacia él.
Ninguna de las palabras de sus maestros lo podría haber preparado para lo que estaba pasando. El odio y la fuerza que tenían los ataques de la sith eran formidables. Podía sentir la sed de sangre en cada cosa que hacía. Esto no era un entrenamiento. Shin apretó su sable para bloquear un ataque mientras daba medio paso hacia el centro de su contrincante. El segundo sable golpeó el aire mientras él hundía su rodilla en el pecho de la sith, que rodó hacia atrás para sonreírle con malicia.
"Estoy sorprendida, jedi." Dijo divertida la sith. "Me gustaría saber tu nombre."
"Shin." Dijo con seriedad el jedi.
"Eh, eres lindo por todos lados." Agregó jocosa. "¿Sabe tu maestra que estás aquí?" Terminó para saltar otra vez al ataque.
Shin solo esquivó. Danzó entre los ataques de su oponente que parecía bailar como su maestra hacía con su sable doble. Shin no podía reconocer la forma que estaba usando, pero increíblemente agresiva. La intensidad del naranja de los ojos de su oponente parecía fortalecerse con cada esquivada que hacía. Luego de unos cuantos embates Shin notó la diferencia entre ellos. Sabía que no iba a poder derrotarla si no se ponía a pelear con seriedad. Su oponente estaba al borde de la locura, sus ojos cortaban la penumbra que los rodeaba y su respiración estaba pesada. Shin recordó todo lo que había aprendido de Lak mientras levantaba su sable frente a él. La única luz que los rodeaba era la de sus armas. Con un grito desaforado, la sith volvió a la carga. Shin sabía que su ira la estaba llenando de poder, pero también sabía que su tranquilidad era el camino a la victoria. La sith hizo un extraño giro para atacarlo que repelió al usar todas sus fuerzas al golpear los sables hacia los lados antes de que pudieran tocarlo. Seguido, esquivó una patada para que la twi'lek perdiera el balance. Su puño se enterró en su cara, pero tuvo que esquivar antes de poder atacarla una vez más. Sus sables chocaron en la oscuridad miles de veces. Shin notó que uno de los contenedores estaba repleto de tiendas de campaña, sus fierros iban a servirle si tenía oportunidad de usarlos. Los sables de la sith estaban marcando todos sus alrededores con sus furiosos ataques. Shin sabía que podía rematarla cuando quisiera, pero él era un jedi e iba a subyugar a su adversaria sin matarla. Shin dobló una puerta hacia el lugar donde estaba peleando para que Madari la cortara al medio con facilidad, pero él ya no estaba allí. Una docena de fierros se dirigieron a ella. La sith empezó a protegerse mientras él daba un paso hacia atrás para concentrarse un poco en la Fuerza, atrayéndola hacia sus brazos. La distracción fue suficiente para que su empuje tenga la suficiente potencia como para dar a su rival contra una columna. Esta cayó inconsciente al suelo mientras él sabía que tenía que moverse de allí. Saltó con todas sus fuerzas para que un contenedor aplastara todo lo que había debajo de él. El gigantesco sith levantó la mano para golpearlo con un swooper, arrojándolo por todo el hangar hasta llegar al centro. Kysho estaba apoyada contra una pared junto a Vatse, que estaba chamuscado y con la cara contra el piso. Lira estaba inconsciente en el lugar donde cayó. Su maestra estaba tirada entre unos barriles del otro lado del hangar. Shin sintió el terror que su enemigo estaba infundiendo en él y se puso de pie apenas mirando a su amiga. Sus ojos se posaron en el gigantesco sith, que simplemente se detuvo frente a él. A su armadura le faltaban pedazos y estaba abollada por todos lados. Shin podía sentir los ojos de un enemigo clavados en él, incluso con el denso casco que tenía sobre su cabeza.



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En el texto hay: aventura y romance, starwars, star wars

Editado: 09.02.2023

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