Shin despertó con la cara de Lira sobre la suya. La joven estaba limpiando su frente con algo frío y se sentó a su lado cuando lo notó despierto. Escuchó como servía un vaso con agua mientras se sentaba contra el respaldo de la cama. Lo primero que sintió fue debilidad y no era porque le dolían las manos y tenía fiebre, era por como lo habían derrotado, era por tener que haberse rendido ante la Fuerza para que lo salvara. No sabía cómo iba a explicar lo que había pasado, pero Lira parecía feliz de verlo.
"Buenos días." Dijo sonriente la padawan. "Bébete esto..."
Shin intentó hablar en vano. Su garganta estaba seca.
"Estamos en el Templo de Coruscant." Dijo pensante su amiga. "Tu maestra estaba preocupada por ti, así que le prometí que no iba a dejarte solo."
"Gracias..." Dijo cansado Shin. "¿Cómo están...?"
"Bien..." Interrumpió ofuscada Lira. "Preocúpate por ti ahora, Shin... ¿No te duele nada? Kysho dice que ese relámpago te afectó más de lo que mostraban tus heridas."
Shin todavía recordaba ese dolor como si lo estuviera sintiendo en ese momento.
"Solo me duelen las manos..." Dijo Shin mientras miraba dentro de su vaso.
Lira acarició su cabeza con cariño.
"Me tenías preocupada..." Agregó apenada. "Vatse ya está paseando por el Templo con Kysho..."
Shin la miró por un instante, pero luego terminó sentado mirando hacia el frente.
"No era mi intención preocuparte." Dijo pensante el joven.
"Gracias por salvarnos, Shin. Mi hermano nunca va a aceptarlo, pero si no fuera por ti..." Empezó con seriedad la joven.
"No hay nada que agradecer, Lira..." Dijo desganado Shin.
"¿Qué te preocupa, Shin?" Preguntó con cuidado la jedi mientras apoyaba el trapo frío sobre su cabeza.
"¿Cómo puede haber tanta diferencia entre nosotros?" Preguntó al aire el joven. "¿Cómo puedo ser tan débil?"
"Shin... Kysho dijo que ese Sith era un Dark Lord." Respondió pensante Lira. "No quiso hablar mucho de él, pero es tan poderoso como cualquiera de los maestros y... no eres débil. Lo que hiciste fue asombroso."
"No hice nada, Lira..." Dijo Shin mientras se apretaba las manos.
"Deberías descansar. Tu mente va a aclararse pronto." Dijo apenada Lira para volver a mojar el trapo que tenía Shin en la cabeza. "Kysho no quería que te medicaran demasiado, resulta que eres alérgico a un par de analgésicos..."
"Gracias por cuidarme, Lira." Dijo pensante Shin.
"Ya quisieras haberte despertado con tu maestra cerca..." Dijo con malicia la jedi sin obtener el resultado que quería.
Shin seguía mirando sus manos.
"¿Te duelen mucho las manos?" Preguntó con cuidado.
"Todavía recuerdo el dolor... la agonía que sentí cuando me tocó ese relámpago." Dijo con seriedad Shin. "Los tomos de Kysho no dicen cuanto duele."
Lira miró apenada a su amigo.
"Kysho dice que los usan como herramientas de tortura..." Dijo de la nada Lira.
Alara entró por la puerta para saltar hacia él. Nunca había necesitado un abrazo como lo hacía en ese momento, pero este solo duró un instante, ya que Alara le dio un coscorrón en la cabeza para luego separarse de él.
"¡Estúpido!" Gritó ofuscada su maestra. "No me vuelvas a hacer esto." Agregó para volverlo a abrazar.
Shin se relajó al sentir el aroma de su maestra, que, como Lyrian siempre decía, olía muy bien.
"No lo golpees, Alara. Todavía tiene fiebre." Dijo celosa Lira.
"Yo puedo golpear a mi padawan cuando quiera..." Dijo pensante Alara mientras apoyaba la frente en la suya. "Estás hirviendo, Shin..."
"Estoy bien, Al... maestra." Dijo pensante Shin.
"Lira te estuvo cuidando estos días, yo estuve hablando con su hermano..." Dijo apenada Alara mientras se sentaba a su lado. "¿Cómo estás?"
"Me siento débil..." Dijo apenado Shin.
"Es normal, todavía no te has recuperado... y eso que estuviste cuatro días en un tanque de kolto." Dijo pensante Alara.
"No es eso, maestra..." Dijo preocupada Lira mientras volvía a poner el trapo mojado sobre su cabeza. "Los dejo hablar a solas, voy a conseguirle algo para comer."
"Gracias..." Dijo apenado Shin.
"No hay nada que agradecer, Shin." Dijo con malicia Lira para marcharse de la habitación.
"¿A qué se refiere Lira?" Preguntó con curiosidad Alara. "Me tenías preocupada, estúpido..."
"No es nada..." Dijo con seriedad Shin.
"No te sirve mentirme, padawan." Dijo divertida Alara.
"¿Esa es la diferencia entre un jedi y un sith?" Preguntó con seriedad el joven.
"Ah." Dijo apenada Alara. "Yo también me siento débil, Shin. Ese gigante era mucho más de lo que deberíamos enfrentarnos. Por suerte Kysho estaba con nosotros... Creo que ahora entiendo la diferencia entre caballeros y maestros. Ese tal Rohus era un Dark Lord, uno de los siete en el Consejo Oscuro del Imperio. Esa es la misma diferencia que hay entre nosotros y Ch'Chok, por ejemplo."
"No había pensado en eso..." Dijo pensante Shin. "Ahora entiendo la diferencia entre un entrenamiento y una pelea. Supongo que solo he visto al maestro Ch'Chok pelear en un entrenamiento."
"Exactamente." Dijo pensante Alara, que estaba preocupada por la expresión que tenía en la cara su alumno. "¿Qué te duele?"
"Las manos..." Dijo apenado Shin.
Alara se sentó frente a él para apretar sus manos con cariño, seguido, cerró los ojos para brillar en azul por unos segundos.
"No están lastimadas..." Dijo al aire cuando abrió los ojos. "Shin... gracias por salvarnos." Agregó sin soltar sus manos. "No sé qué hubiese hecho sin ti."
"No..." Dijo apenado el muchacho.
"Nada, quiero que me expliques qué pasó..." Dijo Alara mientras soltaba sus manos para sentarse a su lado.
"No lo sé..." Dijo apenado Shin. "Me entregué a la Fuerza."
Alara lo miró llena de confusión.
"Es todo lo que se me ocurre..." Dijo apenado Shin. "Dejé que mi cuerpo hable por mí, no estaba pensando siquiera."
"Kysho dice que usaste la séptima forma..." Dijo pensante Alara.
"No lo sé. No me gustó la sensación de tener que... entregarme para pelear con él." Dijo acongojado Shin. "¿Siempre se sienten así los siths? Podía palpar su odio en el aire..."
"Sí, estos eran... especialmente violentos. Ellos usan el odio y la ira que sienten para potenciar sus habilidades." Dijo pensante Alara.
Kysho entró junto a Vatse a la habitación. Shin notó que Athos lo miró desde afuera para luego desaparecer en el pasillo.
"Son la contraparte a nuestra serenidad y paz interna, Shin." Dijo con tono maternal Kysho mientras tocaba su frente. "Voy a tener que estudiar un poco más de anatomía humana para estas situaciones... ¿Todavía tiene fiebre?"
"Sí, bastante..." Dijo Alara mientras se agachaba a refrescar el trapo. "Yo me encargo de él..."
"Vatse... ¿Estás bien?" Preguntó con energía Shin.
"No te preocupes por mí." Dijo contento su amigo. "Parece que la has pasado peor que yo..."
"Kysho tendrías que haberlo visto detener ese misil..." Dijo sonriente Shin. "Lo detuvo en el medio del aire como si fuera fácil."
"Parece que a mi alumno se le olvidó decirme esa parte." Dijo pensante Kysho.
"Fue pura suerte..." Dijo apenado Vatse.
"Suerte..." Dijo pensante Kysho. "Solo quería ver como estabas, Shin. Mañana vamos a aburrirte con preguntas." Agregó mirando a Alara.
"¿Recuerdas lo que pasó?" Preguntó con curiosidad Vatse.
"Sí." Respondió joven.
Kysho lo miró con curiosidad por un instante.
"Ahora si creo lo que pasó en Ord Mantell, Shin... No te preocupes, no es nada malo. A la Fuerza le gusta expresarse a través de ti." Dijo pensante Kysho. "No sé si quieres este consejo, Shin, pero debes aprender a convivir con ella, a aprender de ella. Muchos de nosotros quisiéramos tener la conexión que tienes con ella."
Shin miró a su maestra.
"Por lo menos no escuchas voces..." Dijo de la nada Vatse.
"Eso es otra habilidad completamente distinta, padawan." Dijo pensante Kysho. "Vamos a estudiar y entrenar con mucha más intensidad, Shin. Quiero tenerte preparado para estas situaciones. Voy a intentar que Shura no aparezca a molestarte hoy..." Agregó mirando a Alara.
"Hasta luego." Dijo Vatse para seguir a su maestra por la puerta.
"Ya eras interesante antes..." Refunfuñó distraída Alara. "Que no se te suba a la cabeza..."
"Soy el único que no se siente especial." Dijo pensante Shin.
"La próxima vez no vas a necesitar salvarme, Shin, te lo prometo." Dijo con seriedad Alara.
"Eh, ya habías dicho eso, maestra." Dijo sonriente Shin. "Siempre voy a estar ahí para protegerte." Terminó divertido.
Esa fue la primera vez que Alara sintió la necesidad de besar a alguien.
"Estúpido..." Dijo sonrojada la jedi. "Para salvarme vas a tener que recuperarte primero..." Agregó mientras alejaba de él. "Todavía no hemos ni empezado con el encargo de Syo..."
Alara quería cambiar de tema, ya que no sabía que hacer con lo que sentía dentro de ella.