Capitulo 3

Narradora

Con cada latido acelerado de su corazón, Sophia sabía que estaba a punto de cruzar una línea oscura y peligrosa, pero la urgencia de salvar a su madre la impulsaba a seguir adelante, sin importar las consecuencias que pudieran surgir.

—Sophia, ¿estás lista para hacer lo que se necesita para conseguir el dinero que necesitas?—preguntó Carlos con una mirada fría y calculadora, su presencia imponente y ominosa en la penumbra del callejón.

Sophia asintió con determinación, reprimiendo el miedo y la duda que amenazaban con debilitar su resolución. Sabía que lo que estaba a punto de hacer era arriesgado y moralmente cuestionable, pero la vida de su madre estaba en juego, y haría cualquier cosa por salvarla.

—Estoy lista, Carlos. Haré lo que sea necesario para conseguir el dinero para el tratamiento de mi madre—respondió Sophia con una voz firme, su mirada fija en el hombre que representaba su única esperanza en medio de la oscuridad.

Sin titubear, Carlos condujo a Sophia a la clinica privada donde se llevaría a cabo el procedimiento de inseminación artificial con el esperma de un donante anónimo.

Sophia se adentró en la clínica privada con una mezcla de determinación y nerviosismo. Las instrucciones habían sido claras y concisas, entregadas por Carlos. La sala de espera estaba desierta, con solo el eco de sus pasos resonando contra las paredes estériles.

Una enfermera se acerco y la guió a una habitación iluminada por luces tenues, donde la esperaba una camilla y los instrumentos necesarios para la inseminación.

—relajese—le dijo la enfermera con una sonrisa tranquilizadora—Está en buenas manos

Mientras se recostaba, cerró los ojos y pensó en su madre. Pero en ese momento, solo una cosa importaba: el latido de un nuevo corazón que pronto comenzaría a sonar dentro de ella.

Sophia se sometió al procedimiento con una mezcla de determinación y resignación, sin saber la identidad del hombre cuyo material genético se usaría para fertilizar sus óvulos.

Después de someterse al procedimiento de inseminación artificial con el esperma de un donante anónimo, Sophia se encontraba en su hogar, sumida en un mar de emociones contradictorias y desconcertantes. Una sensación extraña y desconocida se apoderaba de ella, algo más que el alivio por haber tomado una decisión desesperada para salvar a su madre.

La idea de convertirse en madre, de traer una vida nueva al mundo, llenó a Sophia de una mezcla de alegría y miedo, de esperanza y preocupación. A pesar de las circunstancias oscuras y complicadas que rodeaban la concepción de su hijo, una chispa de luz y amor brillaba en su corazón, pero al pensar que en el momento en que el bebe nazca tendría que entregarlo, oprimió su pecho y casi por inercia acarició su vientre.

—Lo siento Bebito pero tal vez tengas una familia que te ame y te de ese amor que yo no podre—suspiro y una lagrima bajo por la mejilla de Sophia esto seria mas dificil de lo que Sophie penso—perdoname pero esto lo hago por mi madre.

En ese momento de vulnerabilidad, Sophia prometió amar a su hijo cada segundo que le fuera permitido, a pesar de saber que el adiós era inevitable. Y con esa promesa, una determinación férrea se asentó en su alma: haría lo imposible para darle a su hijo todo el amor de una vida en esos pocos meses que compartirían juntos.