Irene Benson es una mujer ruda e intensa que no se deja doblegar por nadie, ni siquiera por sus allegados. Es fiel a ella misma, a sus instintos y no acepta opinión de ninguna persona.
De todas maneras, eso no evita que muchas personas sientan deseo y admiración por ella, como irritación y odio, sentimientos demasiado variados la verdad. Pues su personalidad no es lo único que resalta, su físico le ayuda a destacarse mucho más.
Muchos dicen que es la mujer perfecta, físicamente, pero no un gran ejemplo para futuras generaciones. Solo una mínima cantidad de personas, a no decir casi nula, pensaban que Irene estaba muy adelantada para la época y tenía razón en lo que hacía y decía. No todos podían aceptar que una mujer actúe de la forma en la que ella lo hacía, con tanta libertad y sin represalias. La mayoría del pueblo en el que vive la desprecian por vivir y trabajar como si fuera un hombre, por no cumplir con los estándares impuestos desde hace muchos años y de generación a generación. Aunque haya algunos que la tachen de bruja ella no se deja manipular ni amedrentar, luchando contra las personas que tratan de hacerla menos, cuando sabe que puede hacer y ser mucho más.
No hasta que dejan de darle trabajo por la cercana fecha en la que el Alcalde y un invitado sorpresa visitan al pueblo y se aseguran de que todo esté bien, en orden y con los recursos necesarios. Para los comerciantes Irene es un problema en todas sus letras, por eso no le dan trabajo, para no dar "malas impresiones" a la figura de autoridad del pueblo.
Cómo siempre, ella no acepta esa injusticia pero al ver que quizás pueden tener razón, pues ella es demasiado impulsiva, va al bar del pueblito a desahogarse. En medio de la borrachera pone en su lugar a un trabajador, empezando una, ya acostumbrada, disputa en todo el local. Vasos, botellas, mesas, sillas y personas se ven por los aires, los gritos son inevitables al igual que los sucios y maleducados comentarios hacia todo el mundo. Qué suerte que no había ningún niño cerca, sino se sorprenderían de las barbaridades que decían sus padres.
De un momento a otro el hombre menos esperado aparece en el lugar dejando a todos congelados, en especial a Irene, quién no estaba en una posición favorable. El Alcalde estaba en frente de Irene y el tipo debajo suyo y presenciaba una pelea para nada digna de una "dama en sociedad" como, se suponía, era ella. Con rapidez se separa del trabajador de debajo suyo y saluda con elegancia y cortesía a la mayor autoridad del pueblo. Todos en el bar, espabilándose, la siguen y terminan haciendo lo mismo, copiando las palabras de ésta.
En un estado de completa gracia y curiosidad el acompañante del Alcalde interrumpe y pregunta la causa de la pelea.
Todos acusan a la inocente Irene y ella se defiende sin importar quiénes están frente suyo, dejando fascinado al invitado, quién al parecer era la verdadera mayor autoridad del pueblo. El príncipe de Feniks, Viktor Rose. La mujer impactada y por su reconocida impulsividad le comenta el por qué estaba en el bar del pueblito y el príncipe, curioso y divertido, le propone trabajar para él. Todos en el lugar se quedan quietos y callados, incluído el Alcalde, y antes de que puedan interrumpirla ella acepta gustosa, con unas risitas de incredulidad de por medio. Ella se va orgullosa y alegre del barcito del pueblo dejando a todos, hasta al príncipe, en el mismo lugar que cuando habían entrado. Otra vuelta de gritos e insultos no se hizo esperar en el establecimiento y cuando todo se calmó, finalmente el Alcalde y el príncipe se fueron del lugar.
Esta historia es completamente mía y quedan prohibidas las copias y/o adaptaciones ya sea de manera completa o parcial de esta obra, sin permiso previo y/o confirmado por cualquier medio por la autora, osea yo. :)
Sol Delgado ❤️
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Editado: 30.05.2021