Violentiam

SI ESTÁS AHÍ

Edmond mira a través de las rejas de metal mientras piensa en un futuro, si es que acaso le queda un futuro por vivir. Quisiera soltarse a llorar, pero no por el tormento que le aguarda, sino por el tormento que le quedará a Aida después de que no quede rastro de él sobre esta tierra. Él está condenado a morir, pero eso no es comparable al sufrimiento que padecerá Aida, la única persona importante en toda su miserable vida.

-No es justo- Dijo Edmond con la mirada perdida en el paisaje lúgubre que apenas podía distinguir a través de esa rendija- ¿Qué hice yo? ¿Por qué yo? ¿Por qué ella?

Aun no encontraba una respuesta a todos sus tormentos, él jamás hizo daño a nadie, él era una buena persona, jamás gritó a sus padres, siempre tenía buenas calificaciones, le encantaba el ballet, la pintura, la música y la poesía, por eso se enamoró de Aida, ella hacía todo lo que él amaba. Creyó que podía tener algo hermoso junto a ella, ser feliz al fin, hasta que sucedió… supo entonces que jamás iba a ser feliz.

Mientras espera que otro día de sufrimiento recita un poema en voz muy baja…

Hoy mi frágil y débil mente se quiebran

Los demonios sonrientes me persiguen

Ángeles tocan sus trompetas de ira

Quisiera pedir una última vez una mirada

 

Hoy algo a mi alma le atosiga

El nudo en mi pecho se enreda más

Y no encuentro la ansiada paz

Quisiera verla una última vez

 

Los domingos siempre me hablaron

De un amor puro y prometido

Ahora de mi mente se ha borrado

Quedará muerto lo soñado y lo vivido

 

¿Dónde estás? ¿Dónde vas?

¿Dónde está esa paz que prometieron?

Igualdad tantas veces me dijeron

A mi corazón lo rompieron

 

Sus cadenas oprimen mis recuerdos

Mientras se llevan lo que tengo

En la miseria busco esperanza

Mientras me clavan más de mil lanzas

 

El aroma a muerte se asoma

Fragancia seductora de sufrimiento

Se oyen la última sentencia

Si pudiera pedir quisiera vivir

 

Si estás ahí, si estás ahí, si estás ahí

Escúchame por favor estoy aquí

Quisiera no morir, no por mí

Sus lágrimas que no las derrame por mí

 

Ella es la dama más pura que conocí

Quisiera una última vez vivir

Ella me sacó de mi infierno

Y por fin supe que se siente un beso

 

¡Si estás ahí! ¡si estás ahí! ¡si estás ahí!

¡Escúchame por favor! ¡Mírame por favor!

Es amarga la triste igualdad que nos prometes

Si es que las dices con esa poca humildad

 

A mi dama por favor cuídala bien

Que nunca le falte la miel en su café

Que le arropen esos besos que le gustan

Que se olvidé de mí y que siga viviendo

 

Si estás ahí, si estás ahí, si estás ahí…

Dile que, aunque haya mil amores

Nadie le podrá amar como yo lo hice…

Si estás ahí… dile que no llore por mí…




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