Visita nocturna al colegio.

Visita Nocturna al Colegio.

Me encontraba con unos amigos y mi hermanito de siete años en el colegio más conocido de mi ciudad natal. Era de noche y estábamos allí puesto que corría el rumor que se escuchaban ruidos extraños al oscurecer. Mis amigos querían comprobar si lo que se decía era cierto por lo tanto decidimos pasar la noche en uno de los salones. Al ingresar al lugar caminamos por uno de los pasillos. Las personas que me acompañaban se dirigieron al salón seleccionado. Antes de atravesar la puerta me detuve porque creí haber oído un ruido, escuche atentamente y me dispuse a ir hacia el origen de tal sonido. A medida que avanzaba el pasillo se volvía cada vez más oscuro.

Yo al principio no sentía miedo ya que mi curiosidad era mucho mayor. Cuando comencé a notar que me alejaba del salón y me encontraba sola, el miedo se hizo presente. Entonces sin pensarlo dos veces me fui donde se hallaban mis amigos.

Al entrar al aula estos estaban haciendo distintas cosas: algunos acomodando las bolsas de dormir, otros revisando sus redes sociales en la única computadora de escritorio que había en el lugar, otros simplemente charlaban como si estuvieran en sus casas y mi hermano los escuchaba, desde una silla que se situaba entre el ordenador y las bolsas de dormir, como si se tratara de algo importante. Mi madre me había encargado cuidara mi hermano en la salida con mis amigos sin tener conocimiento hacia dónde íbamos. Yo me aproxime a los chicos que dialogaban y me agregue a la charla sin apartar la vista de mi hermano pues estaba en alerta por si algo llegaba a suceder y tuviera que protegerlo, porque por más animada que se encontraba la conversación no podía olvidarme nuestra, en aquel momento, actual ubicación.

Había estado charlando por media hora aproximadamente cuando me di cuenta el tiempo que pasó. Sin voltear extendí la mano como hacía cada cierto tiempo para asegurarme que mi hermano no tuviera miedo. Al hacer esto sentí una mano pequeña, arrugada y muy delgada. Al instante me percaté que no era la persona que esperaba que fuera. Un escalofrío recorrió mi cuerpo. Lentamente comencé a darme vuelta, lo primero que observé fue a mi hermano parado detrás de alguien situado en la computadora mirando su Facebook. Eso me aterró más. Al parecer nadie se dio cuenta de la situación ya que todos seguían cada uno en lo suyo. Así que giré a ver quién estaba sujetando mi mano y lo que vi me asustó: una mujer anciana, pequeña, delgada, con muchas arrugas y que me observaba fijo pero con una mirada suave. Con semejante espanto no podía pronunciar palabra alguna y estaba petrificada. Fue en ese momento cuando escuche que todos comenzaron a gritar pues se dieron cuenta de tal presencia. Velozmente juntamos las pocas pertenencias que habíamos traído y salimos despavoridos del lugar con un pensamiento en común, nunca más regresaríamos allí.

Shamira Lauliet. 

 



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En el texto hay: misterio, suspenso, terror

Editado: 30.11.2019

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