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CAPITULO I

FALTA DE CORDURA 

 

El silencio está presente, es una pausa sumamente incómoda; alza su cabeza lentamente mientras a aquel hombre se le desvanece la vida, y, posa su vista nuevamente en su espectador, su mirada lo empuja al suelo; escuchando claramente como esos pasos se acercan más y más hacia donde esta; se escucha de manera sonora el crujir de las hojas secas, mientras la vista de la nueva presa se encuentra puesta hacia el cielo, solo a aquella imagen que le regala la naturaleza, las copas de los árboles y como fondo aquel cielo rojizo por el atardecer, se acerca como disfrutando del momento opacando la imagen sutil del panorama. 

Su rostro se divisa lentamente sobre el de él, mientras su boca llena de sangre y su mirada llena de emoción poco cuerda se postra sobre sus rodillas observando el cuerpo como un banquete; lo olfatea como sabueso dirigiéndose hacia el cuello, se acerca a su rostro, sopla en una de sus mejillas y de su boca sale una risa leve en dirección al oído. 

El temor lo invade, fija su vista a sus ojos con una mirada directa, molesta, llena de odio y rabia, rápidamente se dirige a su cuello y muerde su hombro; es tan fuerte que las cuerdas bucales se reactivan suplicando que alguien lo ayude, arranca un pedazo lentamente, mientras comienza a moverme en intento de retirarla de él. Ahora el receptor, regresa su mirada observando cómo se separan los tejidos musculares de aquel trozo que retira llevándoselo a su entrada, degusta suavemente la sangre como una pequeña adicción hacia la comida más sabrosa, estremeciéndose con su sabor mientras que su presa pierde el conocimiento. 

 

Testimonio... 

“Siete y tres pm, mostraba el reloj caído frente a mi rostro; la luna estaba hermosa, y no sentía nada, mi cuerpo se encontraba adormecido; mi corazón plácidamente palpitante... pum…pum...pum. Me levanté adolorido del hombro mientras veía a mi alrededor esperando sea solo un sueño y no encontré nada, no había cuerpos, miembros despedazados, ni siquiera huellas, simplemente sangre; de golpe regresó el dolor a mi hombro, y vaya maldita sea, que sí dolía; me hacía encoger de tanto dolor y sangraba como si alguna arteria estuviera destrozada, es como si estuviera infectado, y me duele, de uno de los tejidos cae pus, con sangre, es aterrador. Camino a casa, las escenas se me hicieron más lúcidas, es por eso que vine donde usted, Ana...” 

Ana – No creo que tengas algún tipo de delirio Jeremías, lastimosamente, existe un asesino en serie que no deja que la policía descanse- 

-Lo que a te paso, esta enlazado a un sin número de casos que están siendo seguidos por los departamentos de inteligencia- 

Policía -Resultas ser alguien especial para la investigación hijo, de todos los casos que hemos visto, eres el primero en salir con vida y detallarnos tal información, ojalá lo atrapemos aquí en la ciudad- 

 

Meses después... 

Habría sido el comienzo de todo, la muerte abrazo la ciudad y aquellos cuerpos a la luz de la luna permitiendo ver a los pocos que quedaron cómo sus seres queridos se consumían en llamas ardientes; niños, jóvenes y ancianos eran incinerados aun moribundos en las calles. Era espantoso 

Los gritos eran fuertes, el llanto quebrantaba hasta al más varonil; aquel ser solo reía maliciosamente sabiendo que la mayoría éramos débiles y hacerle frente solo resultaría ser un acto de suicidio, cosa que muchos hicieron, con armas en mano y lágrimas en los ojos; cuchillos, palos, fierros, todo objeto contundente y cortopunzante fue utilizado para enfrentarlo, pero; su agilidad era notoria, rebanando a aquellas personas con facilidad, quitándoles la vida sin remordimiento alguno. Lo mas  

Los seis jóvenes atados solo observaban ese panorama lúgubre y gritaban pidiendo que se detuviera. Poco a poco los cuerpos dejaron de respirar y los gritos iban cesando. Los jóvenes se encontraban en shock, poco cuerdos y sin ganas de vivir; la noche continuaba su rumbo mientras las llamas se apagaban. 

Aquel ente los observaba sin quitar de su rostro aquella mirada toda maliciosa, solo los seguía con sus iris mientras este inmóvil como estatua quedaba ahí sin más que nada; los cuerpos carbonizados eran escalofriantes, las calles presentaban la carne rebanada de los que intentaron destruirla y no lo lograron (Sangre de las extremidades saltaba). Finalmente se consumió el fuego y los jóvenes reaccionaron gritando furiosamente, y uno reaccionó de manera apresurada ¡- Maldito -!, - ¡Imbécil!; !Te voy a matar... Hijo de puta... ¡- miraba el suelo apretando los dientes y haciendo denotar sus lágrimas que pasaban por el rostro. 

Dirigió su mirada lentamente hacia tres de los atados incluido al que habló y con pasos lentos pero largos se acercó poniendo nervioso a los sobrevivientes; llegó finalmente a uno de ellos postrándose de rodillas y acercándose lo suficiente para decir en voz baja –Esto... está empezando-, ¿absurdo no?- 

 

Historias similares y peores se desarrollaban en distintos lugares del mundo donde se forjaban guerreros a la fuerza, cada uno en un escenario diferente, pero con el mismo factor (Carly); aquellos seres que acompañaban las muertes más sádicas y sin sentidos; donde médicos forenses, agentes de policía y de inteligencia se encontraban desconcertados por tales hallazgos y por asesinatos tan macabros dignos de psicópatas o sectas extremistas. 



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En el texto hay: soldados, monstruos y experimentos, sexo accion

Editado: 12.03.2021

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