Abrí los ojos poco a poco para ir acostumbrándome a la luz que entraba por las ventanas de mi
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Suspiro de cansancio, había salido a caminar como lo hacía por las mañanas para dejar de tener tantos ¨Visitantes¨. Esto nunca funciona pero siempre lo hago, no tengo idea de porqué pero lo hago.
Las gotas de sudor recorrían desde mi frente hasta la parte baja de mi cuello, tome la toalla que traía conmigo y seque todo el sudor, dándome tiempo para tomar un respiro y seguir con lo que estaba haciendo.
Después de trotar toda la mañana llego a mi casa y soy sorprendida por la presencia de alguien parado en la puerta de mi casa, sin tener ni la menor idea de quien se trataba me acerco rápido.
La silueta que no se podía distinguir a la distancia se hizo cada vez más nítida mostrando la cara del desconocido. Para mi mala suerte era nada más y nada menos que Samuel.
¿Quién su sano juicio viene a molestar a estas horas? Cierto, es el.
— ¿Qué haces aquí? —Hablo al acercarme.
Centra su atención en mí y puedo ver una pizca de confusión en su mirada al verme con ropa de hacer ejercicio y sudada. Inclino un poco la cabeza esperando que por fin pueda articular alguna palabra.
Traga duro y abre la boca para decir algo pero luego la cierra inmediatamente, enarco una ceja esperando que hable pero luego de unos minutos bufé y pase por su lado, sujeta una de mis muñecas obligándome a voltearme.
—Deberías de irte ya —Suelto mi muñeca de su agarre —No creo que seas bienvenido aquí galán —Digo con cierta molestia y saco las llaves de mi bolsillo.
—No seas tan dura conmigo princesa —Al instante de escuchar esas palabras salir de su boca mi dieron arcadas, voltea a verlo notoriamente furiosa.
— ¡¿Yo soy dura contigo Samuel?! —Me permití gritar esta vez —Quiero que te largues —No vi en el alguna señal de moverse de allí. —¡Ahora! —Me miro arrepentido y luego dio una vuelta y se fue —Por favor no vuelvas más, no creo que siga aguantando verte otra vez.
Se paró en seco en medio del camino. —No será la última vez, eso te lo aseguro.
Al escuchar eso no pude evitar que un escalofrió recorriera todo mi cuerpo haciéndome estremecer, volvió a caminar hasta desaparecer de mi vista.
Para mi sorpresa no encontré nada fuera de lo normal, sin chicos que estén en mi cocina, ni cabezas en mi refrigerador. Creo que este día no estaría tan mal, o al menos eso pensé.
Solo hice caminar hacia mi habitación para encontrar la escena más escalofriante y extraña, en mi cama estaban sentados seis chicos de diferentes edades, todos iban vestidos de uniforme de algún instituto para niños ricos, todos se quedaron observándome, sus ojos posados en mi siguiéndome cada lugar.
Camine de un lado a otro de la habitación tratando de comprobar mi teoría.
Y si, sus ojos me perseguían, era demasiado ¿Creepy?
Aun con sus ojos en mi entre al baño y comencé a desvestirme para entrar a tomar una ducha y así olvidarme de lo que paso hace rato con Samuel.
***
—La mesa tres necesita que tomen su orden, ¿Irías por mí?
— ¿Otra de tus ex novias? —Digo en tono burlón y me gano un zape en la cabeza — ¡Oye! Solo te pregunte —Me quejo.
Andyrueda los ojos y me lanza la libreta. —Nunca fuimos novios —Masculla y solo me rio.
—Esta bien, tomare su orden con una condición.
—No te acompañare al psiquiatra —Me interrumpe y lo fulmino con la mirada.
—No seas tonto. Ah cierto ya lo eres —Me encojo de los hombros y me dirijo hacia la mesa tres. Al llegar puedo visualizar tres chicas observándome, una de ellas un tanto decepcionada, seguro esperaba que Andy la atendiera aunque yo no le tomo mucha importancia.
—Bienvenidas a Dorothi's ¿Qué les gustaría ordenar? —Doy mi sonrisa más forzada y espero a que una de ellas se digne a responder. Una de ellas por fin desea ordenar y pide un café, la segunda hace lo mismo y fijo mi mirada en la última, la ¨Ex novia¨ de Andy.
—Quisiera ordenar un capuchino —Dice sonriente y por una milésima de segundo la miro extraño, tratando de no concentrarme en sus aretes y lo que yo creía que eran sus aretes.
Desde mi perspectiva parecían dos aros de cebolla, lo sé, demasiado raro. Trate de mirar su ojos pero se veían distorsionados.
Creo que estoy comenzando a marearme. Decido despedirme y salir de ahí, doy pasos apresurados hacia la cocina y dejo las órdenes para que Larry (El cocinero) comenzara a preparar. Busco un vaso de agua para tratar de relajarme o al menos calmarme un poco.
Tomo asiento detrás del mostrador y todo a mí alrededor comienza a cambiar y tomar formas extrañas. Traga saliva y comienzo a agarrarme del mostrador con fuerza, estaba asustada, aterrada para ser más específicos.
Comencé a respirar con cierta dificultad y todo a mi alrededor comenzó a girar, estaba a segundo de comenzar a gritar cuando siento una sacudida y todo vuelve a verse normal, giro un poco la cabeza, aun aturdida por lo que acababa de pasar, y observo a Andy con un semblante preocupado.