Viuda negra

Una cena incomoda

 

A pesar de la incomodidad de algunas de sus visitas, esa noche parecía perfecta para Octavio y Ágata, quienes como buenos anfitriones, recibieron a la familia Monte Velo con un exquisito vino italiano y una refinada tabla de quesos de la más alta calidad, los Louder eran conocidos por ser una familia espléndida, pero para algunos sus misterios eran simplemente inaceptables como para cogerlos del todo en sus distinguidos círculos sociables, este claro ejemplo eran Maritza y algunas de sus amigas de la alta sociedad, que a pesar de ver a los Louder como una familia perfecta, los rumores y las incógnitas de su pasado no les daban la suficiente confianza.

Pues era sospechoso como Ágata había llegado a la casa de su difunta hermana y todo comenzó a empeorar considerablemente, hasta que murió de la peor manera y por si no fuera poco, ágata días después se había convertido en la nueva señora de la prestigiosa familia “Louder” sin ningún tipo de vergüenza, el luto le había durado muy poco, igual que a Octavio a quién parecía que la idea de estar viudo era algo inaceptable para él y en su soledad, decidió convertir en su mujer a la única hermana de la  que alguna vez fue su esposa.

Y que decir del misterio real de haber separado a dos hermanas que terminaron convirtiéndose en dos perfectas extrañas, sin ningún tipo de comunicación o interacción, nadie entendía el misterio más fresco y controversial que era bocadillo de todas las reuniones intimas donde los Louder no asistían ¿por que enviaron lejos a la hija mayor poco después de la muerte de su madre? Una niña indefensa de solo cinco años a quién nunca más volvieron ayer, la habían a abandonado, esa era la única verdad.

Pero no contaban con que su némesis entraría muy pronto por esa puerta para recordarles a esos asesinos la deuda que tenían pendiente y la cual deberían pagar con creces, pues Antonella no era una mujer que olvidaba con facilidad y el perdón no estaba en sus metas.

—¿verdad que el vino esta delicioso? Viene directamente de Italia, compramos barriles enteros en nuestra ultima visita, nuestro aniversario nuevo ocho jajaja, fue tan romántico ¿verdad cielo?

—Ágata insistió en comprar toda la vinoteca jajaja, pero es tan generosa que siempre esta compartiendo, siéntanse afortunados, están probando su favorito, literalmente lo toma todo el tiempo.—exclamó Octavio alegre por los efectos del vino.

—Es una muestra de la estima que les tengo queridos amigos, espero nuestros encuentros sean cada vez más frecuentes.—les dijo Ágata con una sonrisa coqueta y se mordía los labios para después tomar de su copa.

—Gracias por su hospitalidad, la próxima vez vengan a nuestra casa, sería un honer recibirlos.—declaró Hector sonriente.

Obviamente, Maritza y Andres no estaban del todo cómodos, Maritza se molestaba con la forma de ser de Ágata, siempre quería llamar la atención, meneaba el trasero cada vez que podía, le aprecia vulgar y corriente, además de que había rumores de que se acostaba con medio vecindario y corría un dicho entre las esposas de alta gama “cuiden a sus esposos de Ágata Louder” pues era conocida por seducir a todo hombre que se le cruzaba, especialmente si tenían dinero o eran más jovenes que ella.

—Ya vamos a comer, deben estar muriéndose de hambre.—dijo Ágata sonriendo de oreja a oreja sin perder la oportunidad de mostrarle sus atributos a sus invitados.

Le pidió a la servidumbre que sirvieran la cena y comenzaron comer.

—¿Y que te gusta hacer en tus tiempos libres?—le preguntó Eliza a Andres , había estado muy callada por que él la intimidaba, sentía que era inaccesible he inalcanzable, aveces tenía miedo de no gustarle o caerle mal, ella tenía el cabello claro y rubio, había salido a la familia de Octavio, sus padres eran de ojos azules y piel muy blanca, en cambio Antonella era la viva imagen de la familia de su madre, cabello negro, aspecto angelical y al mismo tiempo seductor, era idéntica a Ángela.

—No mucho, solo me concentro en crecer laboralmente.—declaró Andres forzando mucho para parecer interesado, pues aunque no estaba cómodo, no era un grosero.

—Ya veo, seguro que serás un gran empresario, tienes finta de ser abogado, a nos er que quieras seguir el camino de la política como tu padre.

—La verdad si, me gustaría ser presidente algún día.—le dijo Andres para sonar arrogante y quitársela de encima.

—Jajaja ¿es enserio? Valla, si que eres ambicioso, pero seguro lo lograras.

—¿y que hay de ti? —le preguntó él con una mueca de enfado.

—Bueno, quiero ser modelo, ya estoy en contacto con varias agencias, debo perder algo de peso por que modelaré trajes de baño en corea, así que , creo que me irá bien con la ensalada de esta noche.

—Me alegro por ti.—respondió Andres desinteresado.

—¿Pueden creer eso? Mi bebé es preciosa, esas mejillas regordetas y esos rollitos en la barriga son perfectos para mí, esos desalmados quieren dejarla como una varilla ¿que les pasa? Jajaja.

—Mamá…basta…

—Solo digo que si mi hija tiene estrías y celulitis no es un pecado, no todas las pieles son perfectas, recuerdo que la gente siempre se impresionaba conmigo por mi aspecto, decían ¡Oh Ágata! ¿Como le haces para tener esa piel tan tersa y sin cicatrices? Pásanos el tip y yo solo me reía, pensando en que era genética, jajaja, lo que digo es que no esta mal tener imperfecciones, es lo que trato de transmitirle a mi bebé, no quiero que se estrese por no parecer del todo a mí, sigo teniendo los mismos cumplidos desde entonces, tan solo en el club me siguen llamando señorita jajaja, ya estoy cansada de mostrarles mi anillo a todos, es como “Oigan” Estoy casada con el hombre más maravilloso del mundo” denle algo de crédito, no soy más una veinteañera jajaja, es agotador.

—si, si, me imagino que mienten muy seguido…dijo Maritza en voz baja, casi imperceptible.

—¿Que dijiste querida? No te escuchamos muy bien.




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