Esa noche Ágata llegó a su casa con el rímel escurrido por debajo de los ojos, estaba de muy mal humor, le dolía la garganta de tanto gritar, su orgullo estaba herido ¿acaso estaba soñando? ¿Una pesadilla o una broma de mal gusto? ¿Como era posible que Young-su la hubiera dejado? Eso era algo inaceptable para ella.
—Maldito, desgraciado, impotente, poco hombre, infeliz, neandertal, mantenido, mujeriego, incompetente, imbécil mal nacido….—se decía Ágata pateando todo lo que se encontraba.
—Bienvenida a casa señora.—le dijo una de las sirvientas con respeto.
—¡Quitate de mi camino inservible!
—¡Ay!
—¿Donde está mi esposo?
—Esta en su oficina…acaba de llegar…—exclamó la sirvienta temerosa.
—¿Y que diablos haces aquí mirándome como una tonta? ¡Vete hacer tu trabajo!
—¡Si señora! Discúlpeme.
—¡Ya! ¡Fuera de mi vista!
Eliza escuchó todo el alboroto y bajó para ver que sucedía, pero Ágata ya se había dirigido a la oficina de Octavio para desquitarse con él por lo sucedido con Antonella.
—¿Que pasó Blanca? ¿Y mi mamá? ¿Por que gritaba tanto?—le preguntó Eliza extrañada.
Ágata solía fingir una personalidad dulce y perfecta, nunca antes la habían escuchado así de alterada.
—No lo sé señorita, esta muy enojada y fue a la oficina de su padre para hablar con él, pero desconozco el motivo.—le dijo Blanca con lágrimas en los ojos.
—¿Que le habrá pasado?—Eliza se fue en busca de su madre y mientras lo hacía seguía escuchando sus gritos.
—¡Octavio! ¡Octavio! ¿Donde diablos estás?—gritaba Ágata enfurecida.—y abrió la puerta de golpe.
—Ágata ¿que sucede? ¿Por que estás tan alterada? ¿Estás bien?—le preguntó Octavio extrañado.
—¡No! ¡No estoy bien! ¡Esa mujer no deja de hostigarme y seguirme a todas partes!
—¿De que mujer hablas?
—¡De Antonella! ¡La muy malvada me acosa solo para fastidiarme!
—¿De que estás ablando? Ya tranquilízate ¿por que dices eso?
—Llegó a la casa sin previo aviso he irrumpió en mi cena como si fuera de la familia…
—¡Ella es de la familia! Es mi hija mayor…—le dijo Octavio clavándole la mirada como una daga.
—¿Y eso le da el derecho de molestarme?
—Explicate y no alces la voz o me iré de aquí.
—¿Qué? Desde cuando me tratas así?
—¿Y tu desde cuando gritas?
—Desde el momento en el que me di cuenta de que quiere perjudicarme.—exclamó Ágata temblando de coraje y añadió.—No solo irrumpió en nuestra casa sin avisarnos, hizo que toda la atención se centrara en ella y lo mucho que había sufrido según su esquizofrenia y se inscribió a la misma escuela de cocina que yo y además puso a todos en mi contra, el profesor solo se concentró en ella, fue horrible…me odia….—exclamó Ágata entre lagrimas esperando todo ella poyo de su esposo.
—Esta es la estupidez más grande que te he escuchado decir en mi vida ¿como puedes expresarte así de mi hija? ¡No voy a permitirlo! ¡Esta es más su casa que tuya! ¿Entendiste? Ella es sangre de mi sangre al igual que Eliza, Antonella puede estar en mi casa las veces que se le de la gana, ella es mi primogénita, le debo demasiado…y voy a compensarle por todo el tiempo perdido, no sabes lo mucho que me arrepiento de haberla dejado en ese internado y haberte hecho caso.
—¿Que? ¿La estás defendiendo? ¿No escuchaste todo lo que te dije?
—¡Fui yo quién le mencionó sobre esa escuela! Antonela solo quiere aprender a cocinar por que quiere invitarnos a cenar en algún momento, deja de ser tan paranoica, que solo me dejas la duda si eres tu la que no la soporta a ella, te advierto Ágata, no trates de ponerme encantar de Antonella otra vez, esta vez la pienso elegir a ella.
—¿A donde vas?
—No tengo ganas de seguirte escuchando.
—Octavio no hemos terminado de hablar…—exclamó Ágata furiosa.
—Pues yo sí.
—¡Octavio!
Eliza estaba escuchando todo, pero cuando escuchó que su padre estaba por salir, ella se escondió para que no la viera y una vez que lo vió partir, ella corrió cn Ágata para saber de su boca que estaba sucediendo.
—¿Que pasa mamá? ¿Por que están peleando de esa forma? Ustedes no son así…
—Eliza…tu padre me odia por culpa de tu hermana…no me cree cuando le digo que me esta hostigando, quiere acaparar toda su atención para ella y se victimiza haciéndome quedar como la mala…—exclamó Ágata entre lágrimas y añadió.—¿pero tu me crees verdad hija? Antonella nos odia, solo quiere destruirnos, no debes confiar en ella, hay tantas cosas que no sabes que…
—¿Que pasa mamá?
—No sé si decirte esto…no quiero envenenar tu corazón dulce y tierno…
—Dime, yo te escuchó, no estás sola, yo estoy siempre contigo, siempre te creeré a ti…lo sabes.
—Antonella siempre fue una niña mala…¿quieres que te cuente todo lo que hizo? ¿Todo lo que le hizo a tu madre?