Vive Por Mi

Capítulo 2.

Doy un gran bostezo para seguir viendo perdidamente mi cereal con leche.

Me he ido una vez más a uno de mis tantos viajes que crea mi cerebro cada vez que me despierto temprano. No sé cuánto tiempo llevo sentada en la mesa de la cocina, pero lo único que sé es que mis ojos me ruegan con desesperación cerrarse porque de lo contrario siento que me volveré una loca desquiciada.

—Ya despierta —me tira un grano de cereal en la cara que termina en mi plato—. Te serví tu favorito, Zucaritas.

—Al parecer su sueño es mucho más fuerte que su hambre en estos momentos —paso mi mirada despacio hacia mi hermano, quién entra a la cocina con una sonrisa y ni siquiera tengo las fuerzas para mandarlo a la mierda— ¿Lo ves? No tiene ni la voluntad para estar completamente despierta, un ojo lo tiene abierto y otro cerrado.

—Ni me lo digas, tuve que sacarla a la fuerza de la cama. —dice mi hermana mientras que yo sigo sin tener ánimos hasta para respirar.

—¿Es necesario ir? —hablo finalmente metiéndome una cucharada a la boca. La primera cucharada me hace cerrar los ojos gustosa «mmm, así sí me despierto. Que cereal para más espectacular»

—Por supuesto que sí, Melisa —observo a Adelina—. La etapa de la universidad es la más importante porque nos forma como personas adultas, esto dependerá nuestro futuro.

Alejandro se ríe sentándose frente a mí a desayunar.

—No me salgas con esa mierda... —me quejo— Si querías motivarme, créeme que después de eso me hiciste arrepentirme hasta de haber nacido.

—¿De nuestro futuro? ¿Te recuerdo con quién estás hablando? —me da una mirada de burla y mastico despacio entrecerrando mis ojos hacia el— Seguramente terminará de cajera en un McDonald's.

—Que graciosos nos levantamos hoy —contesto —. Supongo que tú serás uno de esos tantos idiotas millonarios. ¡Oh, espera! Idiota ya eres.

Me hace una grosería con su mano y se la devuelvo rodando los ojos. Nos sonreímos pero dejo de hacerlo cuando toma la caja de cereal.

—Pon tus manos donde pueda verlas.

—Claro hermanita, como digas. ¿Así la dejo? —mete salvajemente su mano dentro de la caja y se mete un puñado a la boca asquerosamente. Intento irme hacia el pero Adelina me sienta para luego quitarle la caja a Alejandro.

—No me parece gracioso que peleen hasta por un cereal —Alejandro la imita por lo bajo y reímos —. Deberían de tomarse esto en serio, dejen un momento las bromas y coman que se nos hará tarde.

—¡Vamos, Lina! Alejandro tiene que ir porque es un idiota pero sabes que yo no. —lo molesto terminando de comer.

Alejandro se ríe mientras se come el cereal como si estuviera en una carrera. Se lo termina en minutos.

—¿Notas ese amor hacia mi? Dios, es tan adorable —recoge mi plato y el suyo, le agradezco con una sonrisa—. Aunque tiene razón está tonta, siempre ha sido un cerebrito y puedo decir que es superior a todos los de esta casa.

Me rio al ver la expresión de Adelina, se pasa los dedos por la sien como si se preguntara si el en verdad es su hermano.

—Alejandro, ¿Cuántas veces te tengo que decir, que porque Melisa te haya ganado en Uno no significa que sea un cerebrito?

Se queda quieto un momento dejando los platos con jabón, girándose con las cejas arrugadas por la confusión.

—¿Cómo con tan solo una pregunta me has hecho sentir tan estúpido?

—Por eso mismo. —me rio estirándome con mucha pereza.

Me quedo sentada viendo la pared y siento como otra vez voy a irme a mi viaje...cuando Adelina chasquea los dedos en mi cara.

—Déjate de tus viajes y camina a cambiarte.

—¡Quiero seguir durmiendo! Maldita sea. ¿Por qué no podemos ser unos vagos y quedarnos aquí?

Alejandro ríe siguiendo con lo suyo, Adelina me ve con mala cara cruzándose de brazos.

—Jannette Melisa H... —me levanto de golpe antes de que termine, sintiéndome ahora muy despierta.

Mi mandíbula se endurece cuando me da una pequeña sonrisa. Oh, ella ahora tiene un problema conmigo.

—¿Por qué intentas fastidiarme con decir esa porquería de apellido? —de reojo noto a Ale tensarse— Sabes muy bien que odio que me recuerdes lo que fui, ya no soy parte de ello. Soy una Walsh y es la última vez que intentas mencionarlo.

—Me obligaras a tratarte de esa manera si no mueves tu trasero de aquí.

—¿A qué viene esto? ¿Por qué querer llamarme de esa manera sabiendo como fueron las cosas?

—Porqué sí.

—Te estás poniendo insoportable justo ahora.

—¿Qué? —se sorprende ante mi tono pero no puedo evitar usarlo cuando ha intentado mencionar algo de mi pasado.

—Cosa 2, ya déjala en paz —se mete Alejandro entre nosotras, me da una mirada de disculpas antes de verla a ella con enojo—. Sabes que no le gusta que mencionemos eso, y lo haces. Ni por broma debes hacerlo, hay un límite y tienes que respetarlo.

Adelina baja su mirada al suelo, hago una mueca burlona mentalizándome que se ha comportado así sin querer.

—¿Ya vas a llorar? —la molesto y levanta la cabeza...mi sonrisa se esfuma cuando veo sus ojos llorosos— Adelina...

—Lo siento. Me estoy comportando como una idiota, no debí mencionar eso...lo siento tanto...lo hice otra vez.

—No pasa nada —empujo a Alejandro y me alcanza a tomar un mechón de cabello para luego tirar de el— ¡Idiota! —ignoro su carcajada para acariciar las mejillas de mi hermana— Deja de llorar que si te equivocas o no, no vas a arreglarlo siempre de esa forma. Es un consejo que te doy para que no cometas el mismo error y sepas controlar lo que dices desde hoy.

Me pongo un poco tensa ante mis propias palabras sin importancia, queriendo convencerme realmente de que "no pasa nada".

Asiente dándome un abrazo, para romper el ambiente le doy palmaditas secas en la cabeza demostrando mi amor.

—Bueno —empiezo a caminar de espaldas, mirándolos con una sonrisa de insuficiencia—, que tengan un buen día el día de hoy hermanos lindos. Yo me despido porque mi cama y yo tenemos asuntos pendientes que resolver.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.