Vive Por Mi

Capítulo 3.

—Tus compañeros de clases son estúpidos. 

—Lisa, ni siquiera he dicho lo demás.

—Con tan poca información se puede sacar muchas deducciones.

—No le hagas caso —se entromete Alejandro—, yo si quiero saber que sucedió después.

—Pensándolo bien creo que no querrás saberlo.

—¡Claro que quiero saberlo! —insiste y cierro los ojos un momento al sentir un pequeño dolor de cabeza.

—Que no Alejandro.

Ale hace una mueca y se queda callado, dejando de insistir, así que decido ayudarlo un poco.

—No puedes dejarnos así, todo a la mitad. Y si decides no decir más serias una mala chismosa. Suelta lo demás.

Adelina suelta un suspiro rendida y Alejandro y yo escuchamos atentamente.

—Uno de ellos se levantó para presentarse ante la clase y accidentalmente se tiró una flatulencia en la cara de un compañero.

Parpadeo incrédula al escucharla y sin poder evitarlo estallo en carcajadas al igual que Ale.

—No es cierto... —digo entre risas.

—¡Sí es cierto! No miento, eso le pasó.

Me aguanto la risa cuando entregamos las identificaciones de estudiante/una tarjeta de comida al encargado. Nos dan el acceso y tomo una de las bandeja roja esperando mi turno. La comida se ve bastante bien pero era muy pronto como para comer algo pesado. Así que solo agarro una bandejita con frutas, y una botella con agua a pesar de mi poco apetito.

Espero a que ellos terminen de elegir su comida antes de volver hablar.

—Supongo que la clase se burló mucho de él. —retomo el tema empezando a caminar juntos, buscando una mesa para sentarnos.

—Supones bien. Fue un caos de risas en el salón, al principio me reí pero luego me dio pena y me sentí mal. Me puse en su lugar, si hubiera sido yo la que tuviera ese accidente no me hubiera gustado que se me burlaran por eso.

Sonrío de costado al escuchar la dulzura y amabilidad en la voz de mi hermana.

—Quizás fueron los nervios de hablar al frente de muchas personas. Además, es algo natural, no le veo lo malo a eso, aunque es gracioso. Todo el mundo se pedorrea al final del día.

Lina voltea a verme con un mohín, Ale se ríe ante mis palabras.

—Siempre tan delicada a la hora de hablar.

Capto una mesa sola en medio del gran lugar cuando me levanto de puntitas, no había nadie así que me encamino hacia ella con mis hermanos siguiéndome por detrás.

Me siento con pereza y agradezco que las personas estén activas, caminando y hablando por todas partes y estén entre ellos ya que así pasamos desapercibidos. Las cosas se sientan frente a mí, viéndome con curiosidad.

—Bueno, dejando ese tema atrás. ¿Cómo te va a ti hasta ahora? —me pregunta Lina mientras empiezo a picar las frutas con mi tenedor.

Abro la boca para responder pero la cierro cuando siento como alguien se sienta junto a mí. Me tenso pero no por mucho porque me relajo cuando me doy cuenta de quién se trata.

—Hola tonto—sonrío con malicia y él me sonríe de la misma forma.

—Hola tonta —le doy un codazo en las costillas en forma de saludo y...

Espera.

Si él está aquí, entonces ella...

—Deberías de ponerle atención a tu novia, no a nadie más, Drake.

Respiro profundamente al escuchar de nuevo su irritante voz. «Paciencia, que alguien me de paciencia con esta mujer»

—A mí no me molesta, no sé con qué intenciones lo dices. —dice Lina confundida.

—Tienes tan vacía la cabeza que no me sorprendería el tipo de cosas que puedas pensar.—Aprieto los dientes en el momento que cruzo miradas con Karla. 

La observo de una manera tan...pesada, queriendo desintegrarla ahora mismo sin importar las consecuencias.

—No la mires así, si desaparece no tendré quien me dé dinero cuando lo necesito. —bromea Drake, ocasionando que ella lo viera mal.

—No soy tu maldito banco.

—Y tú no eres mi dueña como para decirme con quién hablar y con quién no. Y te aguantas la presencia de Melisa, porque es nuestra cuñada y para tu mala suerte, también mi amiga.

Arrugo las cejas sintiendo una molestia...un toque de tristeza al ver su expresión de dolor, pero se me pasa demasiado rápido al recordar que su papel de víctima ya no funciona conmigo.

—Hermano, deja de molestarla —Ale lo mira mal antes de besarle la nariz a ella, pasándole un brazo por los hombros mientras vuelve a comer—. No te hagas la tonta y dinos qué tal te fue.

—Aburrida y estresada a la vez por todo. Cuando entré a la universidad, me perdí y no encontré mi clase después de un rato —se ríen de solo imaginar cómo me puse.

—¿Y qué asignatura te tocó? —pregunta  Ale viéndome con ilusión.

Juego con mi fruta, mirando el plato y murmuro con la voz apagada.

—Arte. Y... yo... mmm, pude terminar su retrato finalmente.

El silencio de la mesa me hace levantar la cabeza. Karla me ve con sorpresa, mis hermanos tienen los ojos llorosos y extienden sus manos por encima de la mesa para tomar las mías y darme una sonrisa que me hace sonreír solo un poco.

—Lo estás haciendo bien. —susurran y asiento con un dolor en el pecho.

Drake me abraza de lado, dándome un beso en la sien que me hace abrazarlo queriendo tener un soporte antes de caer de nuevo.

—De a poco —susurro y asienten limpiando sus lágrimas—. Todo de a poco.

Karla me mira sonriendo un poco y la ignoro quitando la mirada. 

—Y se me olvidaba, me regañaron. — suelto con la boca llena.

—No debería de sorprenderme —comenta  divertido Drake. Tomo la cara de mi tenedor  hacia atrás con mi dedo, soltándola y golpeando su frente en el intento—. ¡Ay, me dolió!

—Me alegra.

—¿Cómo que te regañaron? —ruedo los ojos por el dramatismo de mi hermana.

—Le llamaron la atención al perrito sin educación. —se burla Karla haciendo que mi hermano le dé una mirada de "basta" que ella acepta rodando los ojos.




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