Viviendo

Capítulo 3 : La Resistencia

23 de junio, año 2017

— ¿Todavía sigue inconsciente?— pregunta Beatriz a Javier su mano derecha y hermano.

—Sí, le dieron tan fuerte que casi lo matan—le dice en voz baja para que la pequeña niña no se despierte—fue un milagro que hayamos llegado a tiempo antes de que se lo llevarán.

La mujer asiente, la mañana del día anterior había recibido una llamada de Eduardo Cuzman, esté sentía que lo estaban vigilando y prácticamente obligo a toda la resistencia a esperar en el mismo lugar de siempre, ahí iban a ir él y su familia a la noche para que nadie sospechara, pero ellos llegaron para ver cómo le pegaban con una escopeta a un chico mientras la niña que tenía en sus brazos lloraba.

No hacía falta ser inteligente para darse cuenta de que ellos eran los hijos de Cuzman y que el plan de esté no había salido como lo planeo. Actuaron lo más rápido que pudieron y dejaron inconscientes a los tres hombres armados.

— ¿Cómo calmaron a la nena? — le pregunta Beatriz a su hermano.

—No fue nada fácil, estaba como en shock, solo lloraba y gritaba por su hermano hasta que se cansó y se durmió—le explica.

Escucharon pasos y como acto reflejo ambos apuntaron en esa dirección esperando que alguien aparezca. Por suerte esa persona antes de entrar se notificó y ambos bajaron las armas.

—Les dije mil veces que no hagan tanto ruido, la próxima les puedo meter una bala entre ceja y ceja— exclama molesta la mujer.

—lo siento, pero venía a decirles que el chico despertó y no se deja tocar por nadie, solo pregunta por Andrea quién supongo es la niña—explica el hombre de baja estatura y grandes músculos.

No hizo falta que dijera nada más para que los hermanos fueran a paso rápido hasta la habitación donde descansaba él muchacho.

Al entrar se encontraron con el adolescente parado contra la pared y agarrando su cabeza con una mueca de dolor.

****

Alejandro despertó confundido y con un fuerte dolor de cabeza. Lo primero que vio al abrir los ojos fue un techo oscuro y nada más.

Poco a poco se le fue aclarando la vista y se dio cuenta que el techo era de un color azul y que él estaba acostado en una cama.

Se levantó con dificultad y miro todo alrededor, en la habitación solo había camas y todas estaban completamente vacías.

La puerta se abrió y por ella entró un hombre alto con un arma enganchada a sus pantalones y en las manos una bandeja. Detrás de él entró un sujeto mucho más bajo que venía silbando y se calló cuando lo vio.

— Al fin despertaste —le dice él hombre alto.

— ¿Dónde estoy?—fue lo primero que preguntó y al hacer memoria se arrepintió— ¿Qué pasó con Andrea?— como nadie contesto el empezó a gritar — MÍ HERMANA, DONDE ESTÁ MÍ HERMANA.

Alejandro estaba tan ensimismado que no se dio cuenta cuando el hombre alto se acercó con una jeringa. Él, de un manotazo se la saco de la mano y está cayó rodando por el piso.

Él hombre bajo salió corriendo afuera mientras Alejandro se iba acercando cada vez más a la pared hasta pegarse a ella.

"Qué no le haya pasado nada, por favor."

"Andrea, donde está mi princesa"

"Si algo le llegó a pasar me muero"

Todos esos eran sus pensamientos hasta que la puerta se volvió a abrir y miro unos ojos marrones que lo observaban con atención. Extrañamente su mirada lo tranquilizó y pudo respirar con más normalidad.

— ¿Dónde estoy? —volvió a preguntar Alejandro más tranquilo al joven de ojos marrones.

—En la Resistencia — le dice una voz que no es la del chico si no de una mujer. Corrió la vista hasta la mujer que generaba autoridad y lo miraba como si fuese un niño pequeño en busca de amor. —Ya están a salvo.

Después de escuchar esas palabras la cabeza de Alejandro empezó a zumbar fuertemente hasta que lo último que fue capaz de sentir fueron unos cálidos brazos sujetándolo.
 



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En el texto hay: tristeza, caos, amor

Editado: 04.07.2018

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