Viviendo Con El Enemigo

CAPITULO V

Y después de todo, aquí estoy yo, de pie frente a la casa que va a ser mi nuevo hogar.

A pesar de todo, la amenaza que me hizo hecho Mark término siendo cierta.

Nuestros padres acordaron vender ambas casas, para que con ese dinero pudieran comprar una más grande. Pero no creí que eso fuera a pasar demasiado pronto, estaba equivocada. Desde hoy comenzaríamos a vivir los cuatro juntos, como una familia feliz (noten mi sarcasmo).

—Hogar dulce hogar —susurra Mark en mi oído, enviando pequeños escalofríos por mi columna vertebral. Me giro bruscamente, sobresaltada y con el ceño fruncido. Abro la boca para responder algo sarcástico pero el señor Davis y mi madre aparece, con radiantes sonrisas cubriendo sus rostros.

—Es hermosa —dice mamá mirándome con real alegría.

Robert se sitúa a su lado, la abraza y le deposita un tierno besó la frente —Es nuestra casa ahora— confirma él.

Los cuatro entramos en la casa, la cual de momento está vacía. Mi primera impresión es que es una casa muy espaciosa, al menos tendré rincones en donde no me topare con Mark, o al menos eso espero.

La casa está desocupada por completa, sin ningún mueble o cuadros adornando las paredes debido a que el camión de la mudanza aun no llega con nuestras cosas, así que mientras el camión llega, me propongo a recorrer la casa para familiarizarme con ella. Comienzo con la cocina, después el baño, la sala de estar y al final subo al segundo piso, estando aquí arriba me doy cuenta de que posee cuatro habitaciones y un baño (genial, tendremos que compartir baño). Entre los cuatro usaremos solo tres de las habitaciones, por lo que deduzco, la que sobra será usada como cuarto de huéspedes. Recorro las habitaciones, una es claramente más grande que las otras, supongo que es la que usaran mamá y Robert. Las otras tres so del mismo tamaño.

—Si no te apresuras a escoger yo me quedare con la habitación que tiene mejor vista—la voz de Mark a mis espaldas hace que de forma inconsciente haga una meuca de desagrado.

—Me da igual que habitación usar, pero la idea es estar lo más lejos de ti—digo sin voltearme.

Siento la sonrisa de Mark y eso es increíble, ya que ni siquiera lo estoy mirando.

—Mel, Mel, Mel—repite mi nombre como si fuera alguna especie de creación del diablo—, vamos a estar todos los días juntos, incluso puede que hasta tengas que cambiar de apellido—eso hace que me gire, pero Mark ha sido más rápido y coloca un dedo en mis labios para silenciarme, eso señores, hace que un escalofrío me recorra la columna por segunda vez en lo que va unos minutos —Vas a tener el placer de mi compañía yo que tu debería estar agradecida—. El esta tan cerca que puedo sentir su calor corporal.

Coloco los ojos en blanco como respuesta a todo lo que ha dicho.

— ¿no puedes ser más arrogante? Mira que me estas decepcionando—respondo mientras me quito su dedo.

Mark lleva la mano derecha a su barbilla y finge pensar, un segundo después me mira con expresión aburrida.

—Solo digo la verdad—se encoge de hombros— ¿Por qué no puedes ver lo genial que soy?—me guiña un ojo.

Ahora doy un suspiro de frustración.

—Creo que solo tú piensas que eres genial—. Le palmeo el hombro a modo de consuelo.

—No querida Mel—él toma mi mano y me acerca a él—, solo tú ves lo peor mí, deberías de preguntarles a tus compañeras lo genial que soy—deja ir mi mano.

Para dar algo de dramatismo, finjo una risa.

—Durante casi trece años solo te has encargado de que vea lo peor de ti, nos odiamos—digo aclarando lo obvio— Yo te odio y no quiero ver lo mejor de ti, aunque dudo que tengas algo bueno que ver. —Mark se lleva las manos a su corazón haciendo un gesto de falsa indignación —Me lastiman tus palabras.

Ya sin ganas de seguir esta discusión, me encamino hacia las escaleras, pero antes de dejarlo solo, me detengo. —No te duelen en absoluto mis palabras, pero solo déjame decirte una cosa—lo miro a los ojos— No te metas en mi camino. Quiero evitarte lo más que pueda—. Él no dice nada, y eso lo tomo como el final de nuestra charla.

Bajo las escaleras y busco a mamá. Ella está entrando unas cajas, al parecer el camión de la mudanza ya ha llegado.

— ¿Todo bien?—pregunta ella.

Le sonrío lo mejor que puedo—Todo está más que perfecto—miento.

***

Entre los cuatro metemos a la casa todas las cosas, debo de decir que Mark ha sabido comportarse. El solo me ha dirigido la palabra para preguntar dónde van las cosas, fuera de eso, nuestra interacción ha sido nula, y lo prefiero así.

Miro la hora en mi celular y veo a mí alrededor. Casi todo ya está en orden y recién son las seis de la tarde. Nos hemos pasado desde el mediodía ordenando, hemos acomodado muebles de allá para acá, con mamá dando las instrucciones.

Cuando son las siete, el estómago de todos comienza a rugir por alimento, después de todo no hemos parado ni siquiera a comer. Mamá sonríe antes de ir a la cocina y minutos después aparecer con algunos emparedados y café.

—Es algo antes de la cena—dice ella. El señor Davis, Mark y yo miramos esos emparedados como si fueran la cura de nuestro cáncer. Ni siquiera nos detenemos a dar las gracias a mamá, porque los tres nos devoramos hasta las migas.

Ya con nuestros estómagos felices, seguimos acomodando muebles y subiendo cajas a nuestras habitaciones, y así fue como llegó la noche.

—Esto es para celebrar el nuevo paso que hemos dado—dice mamá mientas coloca un dorado y bien cocido pollo en medio de la mesa. El olor inunda mi sentido del olfato y falta poco para que mi estómago me recuerde que los emparedados ya han sido olvidados.

El señor Davis sonríe en aceptación y nos reparte una presa del pollo a cada uno. Mamá se ubica en el sitio que está libre al lado de del padre de Mark y nos hace un gesto para que comencemos a comer.

Me llevo un trozo de pollo a la boca y dejo salir un sonido de real disfrute, el pollo está realmente delicioso, bueno mamá siempre ha sido estupenda en la cocina y cualquier cosa que ella preparase, le quedaba divino, en ese sentido, no me parezco nada a ella, yo todo lo quemo, hasta el agua hervida me queda mal.



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En el texto hay: juventud, amorodio, amistad

Editado: 28.12.2019

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