Viviendo Con El Enemigo

CAPITULO IX

Nunca más haré algo por ese idiota, eso ya lo decidí.

Tan solo de ver como se comportó en la cena me arrepentí de haberle comprado ese maldito llavero. Para comenzar ¿Por qué demonios se lo compre? Ha claro, porque quise tratar de llevarme bien con él. Maldita la hora en que le hice caso a Teresa.

Gracias querida amiga, ahora quede como una estúpida frente a él.

—Querida, ¿puedo pasar?—pregunta mamá mientras da golpecitos en mi puerta.

Me levanto de la cama y me siento—pasa—digo mientras aliso la pijama.

Ella entra con una sonrisa de disculpa en su cara. Ella no tiene la culpa de lo cretino que es Mark, no debería siquiera de preocuparse por él.

—Creo que no salió como creí—ella parece triste.

Doy unos golpecitos en mi cama para que ella se siente a mi lado. Ella parece captar mi invitación y se deja caer a mi lado.

—No digas eso, anoche lo pase bien—digo fingiendo una sonrisa.

Ella me mira y niega con la cabeza—eres mi hija y te conozco, sé que estás molesta con él—dice refiriéndose a Mark.

No digo nada, si abro la boca corro el riesgo de decir todo lo que pienso, y eso no sería bueno. Se supone que nos estamos llevando bien.

—Solo te puedo decir que él tiene motivos para comportarse de aquella forma, es un buen niño. Pero no me corresponde a mí hablarte de él. Descúbrelo por ti misma—dice a modo de consuelo mientras acaricia mi cabello.

—No prometo nada, tú sabes cómo pienso y estoy en mi derecho a estar molesta con él—digo un poco más enfadada de lo que pretendo.

Ella aún me sonríe—pero sé que tarde o temprano se llevaran bien—su tono de voz es divertido. Yo la miro y trato de decirle con mi mirada que eso es completamente imposible, pero ella se levanta y sale de mi habitación aun con su sonrisa de madre sabelotodo.

El hecho de que Mark  y yo nos llevemos bien es como decir que Teresa va a estudiar para algún examen. Osea, es algo imposible e inimaginable.

***

Las semanas pasaron y la navidad se fue, de hecho, ya estamos haciendo los preparativos para recibir el año nuevo.

Las cosas entre Mark y yo no se han arreglado (y nunca lo harán), pero él ya no está a la defensiva como antes. Mi deducción es que su mal genio es por la navidad en sí. Quien sabe, quizás tuvo algún suceso traumático o algo, o tal vez solo es un lunático.

Estamos a treinta y uno de diciembre y solo faltan unas horas para el año nuevo.

En la ciudad donde vivo lanzan fuegos artificiales desde el centro de la ciudad, y de nuestra nueva casa tenemos una buena vista. De hecho, los planes son recibir el año nuevo en familia, y luego de eso Mark y yo estamos invitados a una fiesta en casa de James, un chico del instituto.

La verdad es que voy a llegar con Mark a la fiesta solo porque él me llevara en moto (la casa está un poco lejos, de hecho queda a las afueras de la cuidad). Teresa y Theo me verán allá porque la mamá de Teresa los llevará. Según los rumores que escuche, James hace unas fiestas de muerte.

Teresa insistió tanto en ir, que al final accedí. En realidad estoy un poco nerviosa, ya que nunca he asistido a una fiesta de este tipo (o a ninguna en particular). Pero como dicen, siempre hay una primera vez para todo.

Estoy en mi cuarto escogiendo el atuendo que usare para la fiesta.

—Tienes que verte sexy y linda a la vez—dice teresa mientras hacemos Skype.

—No sé qué significa eso, para comenzar ni siquiera sé que es verse sexy—digo al momento en que tiro a la cama una docena de prendas que extraje de mi closet.

—Eso quiere decir que debes usar algo corto y dejar que el mundo vea esas piernas, bebe—bromea Teresa con una carcajada.

Coloco los ojos en blanco—Ni en sueños—respondo ante su insinuación.

—Vamos, Mel. Es una fiesta de adolescentes—razona Teresa—se supone que debes verte como una y eso implica ropa corta y ajustada.

—Sabes que mi ropa no es de ese tipo, además no me sentiré cómoda si llevo algo corto. Con suerte soporte el vestido de la cena de navidad—hago un puchero.

—No seas así, mira hagamos un trato. Yo igual me pondré algo corto, pero solo si tú lo haces—dice mi mejor amiga.

—Tú te ves fabulosa con cosas cortas y estás acostumbrada a eso—refunfuño—además no tengo faldas.

—Pero tienes unos perfectos shorts—dice ella levantando sus cejas.



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En el texto hay: juventud, amorodio, amistad

Editado: 28.12.2019

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