Viviendo Con El Enemigo

CAPITULO XV

Siento que solo he pestañeado, pero el día en que mamá se casa ha llegado. Ella está de pie frente al espejo, sonrío al ver lo hermosa en su vestido blanco. De hecho, creo que aún no se ha percatado de mi presencia, pero me he equivocado.

—Si me sigues viendo de esa forma me harás pensar que me veo extraña—dice mamá mirándose en el espejo.

Niego con la cabeza mientras una ancha sonrisa se dibuja en mi rostro nuevamente.

—Es todo lo contrario—digo con mucha emoción—estás completamente hermosa, Robert es un hombre muy afortunado al ser tu esposo.

Mamá gira y puedo ver su sonrisa de emoción mientras puedo ver como abre sus brazos invitándome. Sonrío al ver que ella no se mueve, quizás no está acostumbrada a caminar en un vestido tan ajustado como el que ella está llevando en estos momentos. Yo opto por caminar hacia ella y me permito relajarme en sus suaves brazos. Ella también parece disfrutar de nuestro contacto madre e hija.

—De verdad agradezco el esfuerzo que has hecho, si no me hubieses apoyado, no estaría aquí. —susurra mamá en mi oído.

Me separo del abrazo sin responder nada, no soy capaz de verla a los ojos. Su sinceridad a veces me quema.

—Será mejor que no nos coloquemos muy cursis o ese caro y lindo maquillaje se estropeará—digo para quitarme su pura mirada.

Mamá ríe y me hace sonreír.

—Ya deberías de estar yendo a la iglesia—mamá me acaricia el cabello y deposita un beso en mi frente—, yo debo de esperar a que el coche que me llevara a la iglesia llegue.

Suspiro y asiento con la cabeza.

—Tienes razón. Robert debe de estar muerto de los nervios, mejor voy a hacerle compañía—digo sonriente.

Miro a mamá por última vez antes de suspirar con resignación.

—Aún no puedo creer que le hayas pedido a Mark que te entregue en la iglesia—digo con una pisca de molestia—ni siquiera ha llegado aún, espero que cumpla con tus expectativas—digo más para mí que para ella.

Mamá frunce su ceño y me da su regañadora mirada de “no juzgues”, aun así su mirada desaprobadora solo duro unos segundos. Esta fue reemplazada con su habitual sonrisa.

—Mark es un buen chico. Vete a la iglesia, estaré bien. Y no dudes que el vendrá.

—Ya que, supongo que siempre puedo tener el beneficio de la duda—digo mientras tomo mi pequeño bolso de mano y abandono la habitación.

—Mel—llama mamá antes de cerrar la puerta.

— ¿Qué sucede?—pregunto con las cejas alzadas.

—Te ves hermosa, ese chico rubio estará sorprendido, ya verás—me avergüenzo al escuchar sus palabras y siento como un calor sube hasta quedar concentrada en mis mejillas.

—Esa es la idea—digo en un susurro antes de cerrar la puerta.

Las vacaciones de verano comenzaron hace menos de una semana. Tal y como predije, aprobó cada materia (aunque casi todas con la nota mínima). Fuimos a ver jugar a Theo como prometimos y a pesar de todo nuestro esfuerzo por animar, perdieron. Teresa me explico que era un juego que no influía, por lo que perder estaba bien.

Ese mismo día aproveche para entregar la invitación a la boda, también Teresa me aconsejo que le contara la verdad a Theo ese mismo día, así tendría unos días para procesar la información.

Ahora me encuentro yendo a la iglesia, sitio donde mamá contraerá matrimonio, aun así, me siento ansiosa y expectante, todo lo contrario a como creí que me sentiría. Mamá está feliz y emocionada, y eso es más que suficiente para mí. Como hija deseo que mi madre sea lo más feliz que se pueda. Durante estos meses he comprobado que Robert está muy enamorado de mamá y sé que se esforzara aún más por hacerla feliz. Él es un buen hombre y se ha ganado mi afecto (todo lo contrario al bastardo de su hijo).

— ¿Aun estas aquí? Pensé que estarías en la iglesia—escuchar la repentina voz de Mark me sobresalta.

Termino de bajar el último peldaño de la escalera y mi mirada se dirige hacia el sofá de nuestra casa. Mark está sentado con una extraña expresión de serenidad, algo que no es muy propio de él.

—Pensé que no llegarías, mamá te está esperando—digo mientras mi mirada lo recorre. Mark está usando un traje negro y su camisa es blanca con una corbata a rayas, algo común, pero debo de confesar que luce como modelo revista. A veces me frustra lo bien que se ve en cualquier cosa. Supongo que odiarlo y reconocer que es guapo son cosas aparte. Tampoco estoy ciega, no me juzguen.



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En el texto hay: juventud, amorodio, amistad

Editado: 28.12.2019

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