Si les digo que a causa de mi reciente pánico por quedarme a solas con Mark no pude dormir, es mentirles. A penas llegamos a casa y toco mi almohada, caigo en un repentino coma del que no soy capaz de despertar hasta el día siguiente.
Despierto con la claridad del día que se filtra sin vergüenza por mi amplia ventana, indicándome que ya es hora de que me levante. No se si les mencione anteriormente, pero duermo con las cortinas abiertas, es decir, ni siquiera sé por que tengo cortinas si nunca las cierro. Pero volviendo al tema, me siento feliz debido a que no debo ir a clases. Dejo caer la mano sobre mi mesa de noche y tomo mi celular. Son las diez de la mañana.
Un poco desorientada, me siento en mi cama y me froto los ojos para espantar el sueño. Aun así, la felicidad no me dura lo suficiente ya que según recuerdo, mamá y Robert ya deben de estar camino a su crucero, o quizás ya deben de estar cómodos en el medio del mar.
Me levanto de la cama aun en pijamas y abro la puerta de mi habitación. En esta, hay una pequeña nota con la letra de mamá. Sonrío al leerla. No es la gran nota, pero dice que debo de cuidarme mucho y que Mark será el encargado de realizar las comidas de la casa para la seguridad de todos.
Con la nota en las manos me doy media vuelta y tomo los jeans que use hace tres días, una polera que deduzco esta limpia y ropa interior de mi cajón. Paso por el cuarto de las toallas y saco una limpia. Debo de tomar una ducha, tengo el pelo tieso por el peinado con excesivo fijador que llevaba ayer.
Toco la puerta del baño para ver que no haya nadie, pero como no hay respuesta, entro. Dejo mis cosas sobre el retrete y me meto en la ducha. El agua comienza a correr, cuando siento que tiene la temperatura perfecta, me posiciono debajo de la regadera. Siento que puedo tomarme todo el tiempo que desee.
Mientras que comienzo a enjabonarme el cuerpo, dejo escapar un suspiro. Debo de asegurarme de que, durante este mes, Mark y yo llevemos la fiesta en paz. Pero se que eso no solo depende de mí. Conozco el peor lado de Mark y sé que él no desea llevarse bien conmigo. Con Mark nunca se sabe nada. Hay veces en que actúa bastante extraño siendo amable, pero a los dos segundos vuelve a ser el mismo patán de siempre. Vuelvo a suspirar mientras me paso las manos por las piernas aun suaves. Es increíble como debo de cuidar mi aspecto cuando estoy viviendo con Mark bajo el mismo techo. Antes no solía rasurarme las piernas a menos que la ocasión lo demandara, pero ahora que la persona que busca hasta el más mínimo defecto en mí, siento que al menos en cuanto a la presentación personal debo de lucir impecable. Es estúpido, pero no quiero que me moleste.
Ya estoy lista, pero no deseo salir aun de la calidez que me brinda el agua caliente. Siento que mis mejores ideas y los pensamientos mas profundos ocurren cuando tomo una ducha. Y realmente siento que cuando salga y vea a Mark, comenzara mi prueba de fuego.
—A ver Melody Clark, solo debemos soportar a Mark por un año más, luego de eso iremos a la universidad y deberemos verlo solo cuando sea necesario— Me repito a mi misma en voz alta para hacerlo más creíble.
De pronto, una sonrisa comienza a formarse en mi rostro. Desde luego ya se lo que hare durante este mes.
Jamás he tomado una ducha de una hora, pero supongo que siempre hay una primera vez. Me apresuro a vestirme y salgo del baño. No me doy el tiempo de secarme el cabello, después de todo no tengo planes de salir hoy.
Estoy en mi habitación para dejar mi pijama cuando siento que mi celular comienza a sonar. Frunzo el ceño cuando veo en la pantalla el nombre de Theo.
Ayer no recibí mensaje de ninguno de ellos. Per Teresa me escribió en la mañana cuando me estaba por ir a duchar diciendo que se quedó dormida y que se olvidó de escribirme. Algo típico de ella. No quise insistirle a Theo sobre cómo había llegado, no lo sentí correcto.
—Hola—se apresura a decir él cuando contesto su llamada.
—Hola—respondo de forma automática. Siento su respiración y un escalofrío me recorre el cuerpo. Es un poco tonto que algo como su respiración a través del teléfono me altere de esta manera.
—Se que es algo repentino que te llame—dice como si estuviera apenado—, pero quiero saber si tienes planes para hoy
Me quedo en blanco durante unos minutos, pero luego recuerdo los consejos de Teresa sobre hacerme la interesante.
— ¿Qué tienes en mente? —pregunto entusiasmada.
—Ya sabes, estamos de vacaciones y es obvio que no hay mucho que hacer—Theo suena nervioso. —estaba pensando en que podemos ir a tomar un helado.
Comienzo a dar pequeños saltos de alegría a penas Theo termina la oración. Tengo en mi rostro una estúpida sonrisa que incluso me duelen las mejillas. Quiero decir, es algo poco usual que sea Theo quien nos invite a algún sitio. Por lo general es Teresa quien organiza nuestras salidas.