CAPITULO XXXII

Toco el timbre y una cara familiar me recibe.

—Pasa—dice Michael mientras se hace a un lado para dejarme entrar. Con Temor entro en la casa, la cual me recibe con un agradable aroma a flores.

La decoración es agradable a la vista, y algo me dice que la madre de Michael es fan de las plantas ¿Cómo lo sé? Simple. En cada rincón de lo que puedo ver hay algún florero o macetas de flores hermosas. Y si soy sincera no me imagino al serio de Michael con un pasatiempo como ese.

—A mi madre le encantan las flores—dice Michael respondiendo a mi hipótesis formulada.

Sonrío con vergüenza. —Están muy bonitas.

—Ven, Amanda está en su cuarto.

El me guía a través de un pasillo en donde a cada lado hay dos puertas, se detiene frente a una que dice “no pasar sin permiso” con letras color rosa.

Frunzo el ceño y él se encoge de hombros. Me adelanto a Michael y toco.

—No hay nadie—dice una voz femenina.

Michael de todas formas abre la puerta.

—Melody está aquí—anuncia.

El entra en la habitación y yo le sigo.

Las paredes están pintadas de color calipso y hay posters de chicos que nunca en mi vida he visto.

—esta es Melody—dice Michael como si eso respondiera cualquier pregunta.

En la cama hay una chica con los ojos clavados en su laptop.

—Aja—dice sin importancia.

—Amanda, por favor. Ya hablamos sobre esto, ella es muy buena con los estudios y ambos sabemos que nuestros padres no quieren que repruebes.

Amanda quita los ojos de la pantalla y los posa en su hermano.

—Me importan una mierda nuestros padres, no necesito que tu novia sin estilo venga a darme clases, de preferencia hubiera querido que Mark sea mi tutor.

Sonrío. La chica es una copia casi idéntica de Michael, tiene los ojos celestes, pero en el cabello difieren, ella lo tiene de color negro hasta la mitad, de ahí hacia abajo lo tiene de color azul, sin duda se ve hermosa.

Michael suspira.

—Melody no es mi novia.

—Si logro hacer que Mark venga ¿estudiaras con nosotros? —pregunto con una sonrisa.

Amanda encuentra mi mirada y sonríe.

—Desde luego.

Michael me fulmina con la mirada, pero yo solo me encojo de hombros.

—Si no puedes con ellos, úneteles.

Michael me sonríe.

—Espérame, voy a llamar a Mark—anuncio antes de salir de la habitación.

***

Mark no pudo venir. Cuando llamé me dijo que ya tenía planes importantes y que por más que quiera estar conmigo, ahora no puede, que sus planes eran urgentes.

—Tu cara de decepción es peor que la mía—dice Amanda examinando mí persona.

Levanto el rostro para mirarla, pero su rostro sonriente hace que me sonroje.

—No estoy decepcionada—digo sin convencimiento.

Ella coloca los ojos en blanco —Tendré trece años, pero no estoy ciega ni tonta.

Se me escapa una risa.

Llevamos treinta minutos estudiando y Amanda no es nada mala con el estudio, de hecho, es bastante sobresaliente. Lo que estoy tratando de hacer en todo este tiempo son teorías del porqué Michael me ha pedido darle tutorías si se nota que no las necesita, ya que, a pesar de su aspecto rebelde, Amanda es muy inteligente.

—Mi hermano tiene complejo de padre sobreprotector—dice Amanda, sorprendiéndome.

Frunzo el ceño.

—Tienes escrita la pregunta en la cara—dice colocando los ojos en blanco.

Me sonrojo— ¿Tan obvia soy? —pregunto con vergüenza.

Amanda asiente.

—Como te habrás dado cuenta, no soy mala con los estudios, quiero decir, esto es a propósito. Quiero que mis padres me presten atención, pero con esto solo logré que una chica con aspecto desaliñado me venga a dar clases.

Sonrío ante su sinceridad.

—Mi estilo no tiene nada de malo—me defiendo con una sonrisa.

—Aja, como digas—Amanda se coloca un mechón de cabello tras la oreja—, no sé cómo llamar la atención de mis padres. A veces siento que es estúpido. Mis compañeros matarían por unos padres que no estén encima de ellos.