Regreso a casa con las respuestas que necesitaba, pero saberlas no me ayudan a aliviar la creciente tristeza que se acentúa en mi pecho.
Llego a casa y me encuentro con mamá y Robert, ambos están teniendo una tarde de películas. Los dos están tan absortos en la película que ni siquiera me sienten llegar. Así es mejor, ellos no suelen tener muchos días libres, y sinceramente no tengo ánimos de interferir en su día de descanso. No quiero arruinar su ambiente con mi reciente aura de depresión.
Son las seis de la tarde y no tengo ánimos de nada. Y todo se debe a un estúpido de ojos verdes. Y yo que quería hacer mi trabajo de historia.
Me tiendo en mi cama y coloco la lista de reproducción de mi celular. Como si mi momento no fuera lo suficientemente deprimente, love me like you do de Ellie Goulding comienza a reproducirse a través del diminuto parlante de mi celular. Esta canción me ha gustado desde que vi la película de cincuenta sombras de Grey (aunque la película no le hace justicia a los libros). En realidad, se a la perfección lo que dice la letra, pero nunca me di el tiempo de analizar la canción en profundidad…hasta ahora.
You're the cure, you're the pain
You're the only thing I wanna touch
Never knew that it could mean so much, so much
You're the fear, I don't care
'Cause I've never been so high
Follow me through the dark
Let me take you past our satellites
You can see the world you brought to life, to life
Okey, sé que en estos momentos estoy deprimida, pero debo de estar loca al restar relacionando cada canción con Mark. Se supone que no lo veo de forma romántica. Si lo analizo, esto es más que absurdo, estoy segura de que las palabras de Teresa me están jugando una mala pasada.
Si me pongo a pensar bien, tal vez su confesión fue una broma. Él es Mark, uno de los chicos más deseados de nuestro instituto. Él si gusta puede tener a la chica que desee, y esa chica no tengo por qué ser yo. De hecho, Anna encaja mejor con el perfil de sus conquistas, y por lo que pude ver en estas dos ocasiones, ellos parecen tener una muy buena relación. Después de todo, ella fue su primer amor.
Pongo en pausa la canción y en un arranque de locura comienzo a girar como loca por mi cama, esto de verdad es exasperante. Odio no poder identificar mis sentimientos, detesto no saber que siento. ¿Esto es porque nos estamos llevando bien? ¿Me siento amenazada? No sé, no sé qué siento. Tal vez y tengo miedo de que Anna aleje a Mark de mí.
Después de un suspiro dramático me siento en la cama. Esto es peor que esperar la nota de un examen. Siento una extraña sensación en el vientre y por alguna razón quiero gritar muy alto que odio a Mark.
Suspiro nuevamente. No tiene caso seguir dándole vueltas al asunto. Sin nada de energías me dejo caer sobre la cama. La conversación con Michael se hace presente nuevamente.
***
— ¿Mark tuvo un primer amor? —pregunto confundida.
Michael asiente con una sonrisa. —Aunque eso suene difícil de creer—responde mientras se lleva la tasa de café a la boca.
Dentro de mi tengo un montón de sentimientos revueltos, incluso creo que tengo ganas de llorar. Esa es una etapa de Mark que nunca conocí, nunca creí que el fuera capaz de enamorarse de alguien.
—No creí que él fuera el tipo de chicos que se enamora—murmuro.
—Pero digamos que eso acabo cuando ella se mudó, en realidad ella era muy buena amiga nuestra. Los cinco hacíamos un buen equipo—dice esbozando una sonrisa.
Una punzada de envidia se instala en mí.
En ese entonces lo único que hacía con Mark era discutir y ser el centro de su burla. No conocía esa otra parte suya.
— ¿Celosa? —pregunta Michael con su sonrisa arrogante.
¿Tan fácil de leer soy? —Claro que no—digo con confianza.
La sonrisa de Michael no se borra. —Creo que no será fácil para ti admitirlo—pone sus ojos en mi—, pero si no actúas rápido, Mark se aburrirá de esperarte para siempre.
Quiero preguntar a qué se refiere con esas palabras, pero esto ya se está volviendo más personal de lo que planeaba antes de venir.
Opto por sonreír. —Gracias por haber tenido tiempo de aclarar mis dudas—digo con la voz más dulce que tengo. —Ahora iré a casa, debo hacer los deberes de historia. —saco dinero de mi bolsillo y lo dejo en la mesa—fue agradable verte—digo levantándome de mi sitio, y con la poca dignidad que me queda, abandono el lugar.
¡Ash!, yo ya no sé porque me comporto así. Yo no soy una persona rencorosa, ni envidiosa. De hecho, no creí ser capaz de tener ese tipo de emociones, odio en lo que me estoy convirtiendo.