Trato de colocar frente a mamá mi mejor sonrisa, pero es inútil. Siento como si algo dentro de mí se hubiera roto, es estúpido, pero así me siento.
—Eso es maravilloso—dice Mark con una sonrisa tan brillante que casi me deja ciega.
Mamá se levanta del sofá y nos da un abrazo a ambos. —Gracias a Dios, estaba asustada al pensar que se molestarían—dice ella con evidente alivio en la voz.
Ella se aleja de nuestro abrazo para vernos mejor. Se que debo felicitarla, quiero felicitarla, pero algo me lo impide. ¿A dónde se ha ido mi reciente felicidad y nerviosismo? Al parecer se esfumaron.
—Es genial—termino diciendo casi como si fuera un chillido, y de pronto las lágrimas comienzan a caer por mis mejillas, sintiéndome totalmente estúpida por la situación.
—No llores mi niña, yo igual aún estoy en shock por la noticia, pero es hermoso ver que también estas emocionada.
Estas equivocada, no lloro de felicidad. Contesta mi voz interna teniendo toda la razón.
—Hablando de noticias—dice Mark, aun con una sonrisa en el rostro—, nosotros tenemos que hablar con ustedes.
Mi mirada va en dirección a Mark y de pronto el pánico se apodero de mí, haciendo que aprete la mano de Mark. El me mira y disimuladamente niego con la cabeza en un intento de decirle “no lo hagas”. El frunce ligeramente su ceño, pero parece captar mi mensaje porque de la nada se queda en silencio.
Mamá y Robert están tan inmersos en abrazos de felicidad, que no han escuchado lo que Mark ha dicho.
—Tengo tarea que hacer—digo antes de arrastrar a Mark conmigo, pero tampoco a mí me escuchan.
Llevo a Mark a mi habitación, y cierro mi puerta con seguro antes de hablar con él.
— ¿Qué te sucedió allí abajo? Se supone que les diríamos lo nuestro—dice con el ceño fruncido.
Con un nudo en la garganta, me paso ambas manos por mi cabello, resistiendo el impulso de jalarlo y gritar como loca. —No podemos decirles nada—digo con la respiración acelerada y con los ojos llenos de lágrimas.
Mark se acerca a mí y me levanta el mentón para que pueda mirarlo directamente a los ojos. — ¿Qué quieres decir con eso?—pregunta sin apartar la mirada de mis ojos.
—Lo que oíste—respondo—, no podemos decirles nada, no ahora que mamá está embarazada—trago saliva. —No podemos decirles.
Mark junta su frente con la mía. —Pero si ya lo habíamos decidido, no nos retractemos.
Me alejo de él. —Ella está embarazada, quiere tener una familia feliz, no puedo escoger mi felicidad sobre la de ella—digo casi gritando—, ella merece ser feliz.
Mark me mira con dolor en el rostro. —¿Qué me estas queriendo decir con esto? Se clara.
Las ganas de llorar llegan nuevamente. Ni siquiera yo sé que estoy diciendo, así que solo niego con la cabeza. —No lo sé, solo no quiero echar a perder la felicidad de mamá.
Veo como Mark traga saliva y niega con la cabeza. —Es injusto que decidas eso por ti misma ¿acaso mi opinión no importa? —él se acerca a mí, pero doy un paso atrás, alejándome de él.
¡Dios!, esta situación es ridícula, ni siquiera sé cómo llegué a este punto.
— ¿Me quieres? —pregunta Mark de la nada. Abro mis ojos ante su pregunta. —Te estoy preguntando si me quieres. —reitera, a la espera de mi respuesta. Sin poder huir de su mirada no me queda más remedio que asentir.
—Eso no me dice nada—dice mientras se acerca más a mí.
—Yo te quiero—susurro con un creciente nudo en la garganta.
—No te oigo—dice mientras su rostro está más cerca de mí. —Sigo sin oírte—susurra mientras sus labios se acercan a los míos. —Te quiero—digo mientras cerramos el espacio que nos separaba.
Sus labios están cálidos y suaves, amo lo que producen sus beso en mí. Es como si me derritiera en sus brazos, como si perdiera la fuerza de mi cuerpo. Los brazos de Mark me rodean la cintura evitando que caiga al suelo. Para acercarlo más a mi paso mis manos por su cuello, haciendo que nuestros cuerpos casi sean uno. La respiración de Mark se acelera y por alguna razón eso hace que mi corazón lata como loco. Su lengua explora mi boca y le doy la bienvenida con mucho placer. La mano de Mark se desliza dentro de mi blusa y por alguna razón esperaba que lo hiciera, ahogo un suspiro al sentir su mano acariciando mi cintura desnuda.