Viviendo Con El Enemigo

CAPITULO XLV

MARK

Sentir sus manos envolviendo mi cuerpo es una sensación que realmente extrañaba.

Ella tiene su cabeza apoyada en mi espalda. De seguro va pensando en muchas cosas y no quiero interrumpirla. Cuando Mel me envió aquel mensaje de texto supuse que algo malo había pasado, quizás me citaba para decirme que ya no me amaba o que su madre le prohibió verme. Estuve a punto de no ir, pero mamá me convenció de reunirme con ella.

Cuando la vi en la acera, con su rostro resplandeciente supe que algo bueno le pasó, pero cuando me dio la noticia de que su madre nos apoyaba. Mierda, ahí fui realmente feliz.

Sé que me he portado como un hijo de puta con ella. Durante años goce haciéndola llorar, y como no, si era un maldito cretino que la envidiaba. Y mírenme ahora. Aquel Mark ya no está más. Me transformé en una persona diferente sin darme cuenta, o quizás siempre he sido así solo que no había llegado alguien que de verdad me tocase al nivel en que Mel lo ha hecho. Yo puedo tener a cualquier chica, de eso nunca he tenido duda. Soy bien parecido y atraigo mujeres por montones, pero saben, eso ya no me interesan más. Mel ha hecho que me enamore de ella y no le voy a fallar, no esta vez.

Michael me declaro la guerra y voy a ganar. Mel será mía.

Detengo la moto a la entrada de los departamentos. Mel se baja de la moto y se quita el casco, está un poco despeinada y le sonrío mientras acomodo su cabello tras su oreja.

Ella esta absorta mirando el edificio y me mira con sus ojos de cachorro asustado. Sonrío de vuelta para calmarla.

—Aquí vivo con mi madre—digo antes de que ella me pregunte. Le ofrezco mi mano y ella la toma sin vacilación, ambos caminamos en dirección a la entrada y ella me sigue.

Nos detenemos frente al ascensor y esperamos a que los números desciendan. Las puertas se abren y frente a nosotros y maldigo mentalmente. Frente a nosotros esta esta chica molesta del departamento de al lado que por alguna razón no deja de fastidiarme cada vez que me ve.

—Mark, mi amor—dice mientras se lanza a mis brazos. Ahogo una maldición al sentir como Mel se tensa a mi lado. Esto no es bueno.

—Hola Kate—digo forzando una sonrisa.

Ella sigue pegada a mi brazo y restriega su busto en él.

—Te he extrañado, prometiste salir conmigo y aun no cumples tu promesa—chilla Kate.

Me quito de su agarre. —Yo no he prometido nada, y si me disculpas debo llegar rápido a casa—digo mientras tomo el brazo de Mel haciéndola entrar conmigo.

—Pero que linda primita tienes—dice mientras mira a Mel de forma despreciativa.

Mel agacha la mirada y no dice nada.

—Para comenzar ella no es mi prima, es mi novia. Y en segundo lugar ve a buscar a otro chico, quizás este desesperado y te acepte—. Las puertas del ascensor se cierran, dejando a Kate con la boca abierta.

—Lo siento por eso, pero desde que llegue aquí ha sido molesta—digo disculpándome.

Mel niega con la cabeza. —Se me había olvidado que eras un imán de mujeres—trata de bromear.

Le tomo la mano, pero ella me esquiva en gesto. Esto no me gusta.

— ¿Estas celosa? —trato de bromar, pero ella levanta su mirada furiosa.

— ¿Celosa? ¿Yo? Como crees—dice en tono sarcástico—¿Qué tendría que envidiarle a esa tipeja piernas largas? —grita enfadada. —Solo porque sea rubia natural y que tenga un buen cuerpo no quiere decir que este celosa, es solo el hecho de que haya sido tan confianzuda contigo es lo que me molestó.

Me quedo con la boca abierta.

—Entonces si estas celosa—afirmo y una sonrisa estúpida se dibuja en mis labios.

Ella se sonroja haciéndola lucir hermosa.

No me doy cuenta de cómo me moví tan rápido, lo único que sé es que su mirada de asombro cuando estampo mis labios en los de ella es asombrosa. Al principio se resiste, está enfadada. Pero a medida que la beso ella comienza a responder. Ha pasado un tiempo desde que la he besado, por eso mi beso es fuerte, demandante.

No estoy conforme con sus labios, deseo más, la deseo completa. En mi cama. Los pensamientos de ella desnuda en mi cama, hace que una parte anatómica de mi cuerpo reaccione. Diablos, si no me detengo ahora voy a perder el control.

Pero Mel me atrae más hacia ella, como si tampoco tuviera suficiente de mí. Agarro su cadera y deslizo mi mano debajo de su blusa. Ella jadea en mi boca cuando mi mano recorre su curva. La amo y no quiero que se sienta insegura. Trato de transmitirle mis sentimientos a través de este beso, ella parece notarlo porque me besa de vuelta. Deseo todo de ella, pero no aquí.



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En el texto hay: juventud, amorodio, amistad

Editado: 28.12.2019

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