Después de un largo viaje, finalmente llegué a Bogotá. Mi nombre es Natalie, tengo 12 años, y acabo de regresar de Australia, donde viví con mi hermano mayor, Camilo, durante 3 años y 5 meses. El viaje de vuelta a Colombia no fue fácil, y la verdad es que todavía me siento un poco perdida, pero sé que tengo que adaptarme a esta nueva etapa de mi vida. Ahora viviré con mis dos hermanas mayores, Paula y Luisa, en un hogar que ya no es el mío, pero que debe convertirse en mi nuevo refugio.
Mi hermana Paula, de 31 años, es doctora. Siempre ha sido muy amorosa y tierna conmigo, aunque también sabe cuándo poner límites y ser firme. Paula tiene una hija pequeña, Luna, de 3 años, quien siempre está corriendo por la casa y me hace olvidar la nostalgia de mi país anterior. Sin embargo, aunque me cuida y me consiente mucho, también sabe cuando es necesario imponer disciplina, algo que debo aprender a aceptar en esta nueva vida.
Por otro lado, está Luisa, mi hermana ingeniera, de 29 años. Ella es mucho más estricta y le gusta que todo esté ordenado y bajo control. A veces puede ser un poco regañona, y sus reglas son claras. Aunque a veces no me gusta, sé que la disciplina es importante para ella, y si alguna vez me paso de la raya, las consecuencias no serán suaves. Aunque las correcciones a veces incluyen castigos, como los azotes, sé que siempre se hacen con la intención de que aprenda a comportarme mejor.
Mis padres, ya jubilados, viven en la finca, pero por ahora es el momento de quedarme con mis hermanas y aprender a convivir bajo sus reglas. Este es un nuevo capítulo de mi vida, y aunque al principio me cuesta, sé que con el tiempo podré adaptarme a la vida en Bogotá y encontrar mi lugar entre ellos.
Editado: 06.01.2025