Viviendo entre muertos

Capítulo V: Reiniciando. Día 11.

Subimos unas escaleras que nos dirigió a la sala de seguridad cual me imagino que era su oficina. Cerca de ella había una tienda que nos llevaron los militares que tenía una reja transparente. Nos obligaron a entrar y vimos que no éramos los únicos ahí dentro. 

-Pónganse cómodos. -Dijo el militar que nos trajo y cerró la puerta a nuestras espaldas-.

-¿Ahora qué?. -Dijo Ingrid-.

-A esperar. -Aseveré encogiéndome de hombros-.

Mirando mis dedos y lo fea que estaba mi mano con la venda -aún me dolía-, luego de minutos la puerta se abrió nuevamente con dos chicas que una de ellas venia lastimada de su pierna. Se caen al piso y retroceden hasta llegar a una pared, su pierna sangraba mucho manchando el piso. Ella solo hacía gestos con sus manos tratando de tocar su pierna, pero cada vez que la veía echaba la cabeza hacia atrás. Nuevamente se abre la puerta y aparece una mujer adulta con su cabello recogido de una coleta junto al militar de antes. La otra chica que era su acompañante la calmaba.

-Hola y bienvenidos a todos. Él es José y mi nombre es Claudia. -Dijo la mujer sobre los tacones bajos-. Y necesito que llenen esta hoja respondiendo algunos datos de ustedes. 

Comenzaron a entregar las hojas con un lápiz y comencé a leer. Aun así, la chica herida me distraía.

1- ¿has matado a un difunto activo? 

«¿Difunto activo? ¿Así los llaman?» pensé.

Sí.

2- ¿cómo sobreviviste? 

Corriendo y escapando.

3- ¿perdiste a toda tu familia? 

Sí.

4- ¿cuál es tu nombre? 

Hannah. 

5- ¿dónde estabas cuando comenzaba esto? 

Dentro del Liceo N°1 de niñas. María Franck de MacDougall.

6- ¿cómo has llegado aquí? 

En un automóvil. 

7- ¿qué edad tienes? 

16 años.

8- ¿matarías a alguien si una de tus amigos/as está en peligro? 

«Ya lo he hecho»

Sí.

9- ¿matarías a alguien si te traicionaría? 

Sí. 

10- ¿está infectado/a?

No.

Le entregué la hoja junto con las demás. Claudia nos quedó observando un buen rato. La chica con la herida en su pierna aún se quejaba en el piso. Su amiga hizo la hoja por ella. Pedía ayuda muy enfadada pero no conseguía respuesta.

-¿Las han revisado?. –Susurró dirigiendo su mirada a José-.

-Ellas han dicho que no traen nada. -Respondió él y ella soltó una risa-.

-Háganlo...-Dos militares entraron apuntándonos-.

-Tiren sus bolsos y chaquetas que traigan puestas, y levanten sus manos. -Dijo José-.

Le obedecimos, pero saqué silenciosamente el cuchillo que traía en mi zapato y lo oculté en la parte de atrás de mi pantalón, Leonidas lo notó y me miró. Ellos revisaron nuestros bolsos y mochilas llevándose todo lo que lo consideraran un arma. 

-Revísenlo a ellos. -Dijo la mujer indicándonos-. 

-Dámelo. -Susurró Leo y le entregué el cuchillo. Lo colocó en la parte trasera de su pantalón-. 

Nos revisó a cada uno de forma profesional, pero, al llegar a Leonidas fue la parte difícil. José saco el arma blanca y se la enseño.

-La confianza es uno de los factores más importantes para lograr una buena comunidad. ¿Han revisado en el auto?. -Preguntó Claudia-.

-Sí. -Replicaron los cadetes-.

Luego de eso ellos se largaron. Solo fue un par de minutos para que esta sala comenzara a vaciarse. Llamaban a la mayoría de apoco y ninguno volvía. A la chica nueva no le ofrecieron ayuda. 

-¿Qué te ha pasado en ella?. -Pregunté-.

-Cuando comenzamos a acercarnos aquí uno le dio en la pierna para asegurarse de que no fuéramos una de esas cosas. -Dijo una de ellas. La que tenía el agujero en la pierna ya estaba pálida-. Su nombre en Darling y el mío Karin. 

-Justys, Sigrid, Francisca, Conny, Ingrid, Ed, Os, Leo, Batman y yo soy Hannah. -Dije y todas nos saludamos-.

-¿Batman?. -Pregunto Darling-.

-Batman. -Asintió el pequeño-. 

-Déjame ayudarte con eso. -Dije al acercarme a ella. 

Comencé a desarmar la venda de mi mano dejando la herida expuesta pero ya no estaba tan mal como antes. La giré en la herida de la pierna de la chica. 

-Luego te sentirás un poco mejor. -Dijo Justys mientras anudaba la venda-.

-Gracias. -Balbuceo Darling-.

La puerta se abrió y entró un hombre de piel morena, baja estatura con barba en su mentón. 

-¿Papá?. -Susurró Justys y ella corrió entre nosotras a darle un abrazo, ambos comenzaron a llorar-. 

Dejaron ver a un señor junto a una mujer, Conny se levantó y ambos la envolvieron en sus brazos. Se hicieron a un lado y dejaron ver a un muchacho. Él entró y abrazó a Karin, el tomo de la nuca para besarlo y compartir lágrimas. Él la acogió en sus brazos.




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