— ¿¡Eres tonta o qué!? ¿¡Por qué has estado vagando por la ciudad con este frío, con esa ropa y con esos zapatos!? — me regañó Adam, con un tono de exaltación.
— Adam. Basta — dijo Alice mientras lo calcinaba con la mirada.
— No, yo... Los estaba buscando, chicos — dije con la cabeza agachada.
— ¿Qué? — todos estaban confundidos.
Zach llamó a los chicos, los cuáles al saber que estaba aquí, vinieron tan rápido como pudieron.
Pero... ¿Por qué están aquí? Si están aquí y su número SÍ existe ¿Porqué no los encontraba?
¿Todo fue un sueño?
— ¿De qué hablas? Simplemente pudiste llamarnos al teléfono a cualquiera de los cinco y ya — dijo Alice mientras me ponía venditas en los pies.
— Pero eso hice — dije desasosiego, dejándolos a todos aún más confundidos — no, no, yo... Olvídenlo, no me creerían — dije y sonreí con amargura.
— ¿De qué hablas, hermana? — preguntó Mark mientras solo mantenía el ceño fruncido ante toda la situación.
— Sea lo que sea, no te juzgaremos, si ese es tu temor — dijo Harry con rostro serio.
— No creo. Es algo que va más allá de la lógica — dije mientras fruncía el ceño y movía la cabeza.
— Camile. Eres nuestra amiga y sinceramente, pienso que nunca eres sincera, pero sinceramente pienso que ya viene siendo hora de que confíes en nosotros. Después de todo, hemos sido amigos por más de tres años — dijo Zach con un rostro serio y con palabras llenas de firmeza, dejándonos a todos boquiabiertos por su discurso de más de diez palabras.
— Zach... Bueno, yo... Chicos ¿Me creerían si les dijeran que en cualquier momento, en cualquier día a cualquier hora... Pueden desaparecer? — confesé consternada.
— ¿Desaparecer? — preguntó Adam — ¿Cómo que desaparecer?
— Ustedes... No, yo no soy real — escupí — yo no pertenezco a su mundo, por lo que no puedo estar aquí por siempre, y lo que ha pasado hoy es el claro ejemplo de que no podré estar siempre con ustedes, incluso yo... Siento que en cualquier momento voy a desaparecer y no puedo evitar pensar que si eso pasa, ustedes que no son de mi mundo, me olvidarán por completo — dije y mi cara se tornó amarga.
Todos me miraron sorprendidos y hubo silencio por varios minutos, hasta que Adam decidió romper el silencio.
— ¿Cómo que no eres real? ¿Cómo que no perteneces a nuestro mundo? ¿¡Que vas a desaparecer y que te vamos a olvidar!? — dijo agitado.
— Les dije que no me creerían — murmuré irritada, entonces él se sobresaltó por unos segundos, llevándose las miradas de los otros 4, claramente fulminándolo, cosa que hizo que este hiciera una cara de arrepentimiento y se rascara la nuca.
— No... Te creo. Pero es que tienes que entender ¿Cómo te sentirías tú si yo llegara un día confirmando que me vas a olvidar? ¿Acaso te agradaría? ¡Hemos pasado muchos momentos juntos! ¡No me vengas con eso! — exclamó, claramente enojado.
— Adam. Detente ya — dijo Zach mirándolo con enojo.
— ¿Me creen o no me creen? — pregunté para después dar un largo suspiro.
— Yo te creo, hermanita. Pero hay algo que no logro entender — dijo Mark.
— ¿Qué cosa no logras entender? — pregunté.
— Si no eres real o no eres de este mundo ¿De qué mundo eres o qué? No me vayas a decir que eres un alienígena — dijo de un modo absurdamente serio.
Espera... ¿Dijo alienígena?
Sin darme cuenta, comencé a carcajear.
Mark. Ese era el sobrenombre que yo les tenía a ustedes 4 pero ¿Ahora de repente yo soy el alienígena?
— No soy un alienígena. De hecho, yo soy del planeta, pero podría decirse que de una especie de mundo paralelo al suyo — expliqué ya más tranquilamente — pero... ¿Realmente me creen o solo es por la emoción del momento que me dicen que me creen? Díganme. Quiero saber si son mi apoyo o si simplemente, estoy sola — les cuestioné seriamente.
— Te creo — dijo Alice.
— Yo también — dijo Adam.
— No me queda muy claro, pero te creo — dijo Harry.
— Soy tu apoyo, hermanita. No llores — dijo Mark y se pegó empalagosamente a mí.
— Pero no estoy llorando... — dije, pero él me interrumpió.
— Si tú lloras, yo lloro — dijo y me miró exageradamente emotivo.
— No voy a llorar — dije mientras alzaba una ceja.
— ¡No llores! — gritó dramáticamente.
— Olvídalo — suspiré y miré a Zach, el cual se mantenía neutral. Entonces, todos miraron hacia él.
— También te creo — dijo con una sonrisa suave, de las que él suele dar cuando raramente sonríe.
— Gracias, chicos — dije sonriente y bajé ambas cejas.
Todo hubiera sido más fácil si hubiera sido más honesta con ellos.
Entonces Alice y Mark me abrazaron tiernamente, abrazo al que se unieron Harry y, extrañamente, Zach. Todos miramos expectantes a Adam, el cual siempre se negaba a dar muestras de afecto a las personas mientras estuviera vivo.
Adam nos miraba nervioso, pero tras unos segundos, Harry se cansó de esperar, así que jaló a Adam de la manga del suéter, haciendo que se uniera a nuestro abrazo grupal.
Son los mejores, chicos.
***
— ¡Camile! ¿Dónde has estado? No tienes idea de lo preocupada que he estado por ti — me dijo mi madre, luego de darme un zape, y después un abrazo.
— Perdón — dije arrepentida.
El lado bueno es que mi búsqueda dio frutos.
— Ya qué. Creí que saliste a buscar a tus amigos, pero ni permiso me pediste — movió la cabeza con desaprobación.
Llegué a mi casa acompañada de Zach y Alice. Claramente al ver que he llegado con ambos, mamá se siente mucho más aliviada, eh.
— Por cierto, ya hemos hecho los preparativos para su fiesta de celebración por su graduación. Deberían llamar a sus amigos — nos interrumpió papá, que a leguas se veía lo preocupado que estaba por mí, eh «nótese el sarcasmo».
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Editado: 28.10.2022