Repentinamente, frecuentaron personas que decían ser mis amigos y querían visitarme. Pero el guardaespaldas enfundaba su arma, los llevaba hasta afuera y después disparaba. Esas acciones me asustaban, porque morían personas en mi presencia. Y me preguntaba el por qué nadie hacía nada al respecto. Ni el médico ni el personal lo detenían. Solo dejaban que se llevara los cadáveres a un lugar desconocido. En esos momentos me manejaba con muletas, por lo que podría haberlo seguido. Pero el miedo me paralizaba y se me revolvía el estómago de solo pensar en lo que ese hombre hacía con esos cuerpos.
Sin embargo, con cada disparo que escuchaba, sentía que mi cerebro hacía un clic en los recuerdos. Y fue ahí cuando pude recordar, en parte, lo que sucedió en esos días antes de mi accidente.
Había recibido la llamada de un hombre llamado Ricardo. Me dijo que quería emplearme en su corporación debido a mis habilidades detectivescas. Anoté la dirección y me dirigí al lugar. Era un edificio moderno, con varias oficinas privadas. Subí al piso indicado y me recibió la secretaria, quien me pidió que esperara al jefe. Después solo recordé que me entregaron un sobre sin remitente. Intenté recordar su rostro, pero no podía. Solo llevaba un traje. Y mientras me lo entregaba, me dijo:
- Con esto derrocaremos a la OCN. Uno de mis guardaespaldas te protegerá.
- Entendido, señor Ricardo. Gracias por contratarme en su corporación.
Después recordé una mansión, donde fui captada por una cámara de seguridad y una voz robótica que me decía:
- ¡Identifíquese!
Cuando lo hice, el portón eléctrico se abrió y caminé por un hermoso jardín. De ahí volví a saltarme a la escena de la limosina, pero esta vez logré captar gran parte del diálogo que mantuve con mi acompañante.
- Te aseguro que no tenemos nada que ocultar. Sé que eres una persona inteligente y perceptiva, por lo que estaremos honrados de contar con tu presencia en nuestra Organización.
- Escuché que eras una persona extravagante, pero nunca imaginé este nivel – Le respondí, mirando la limosina - ¿A qué se debe esta cita?
Mi acompañante solo sonrió, se encogió de hombros y me dijo:
- Bienvenida a la OCN. Tómalo como un agasajo.
Después de eso, mis recuerdos saltaron a la escena del pasillo. Esta vez recordé gran parte de la conversación, pero seguía sin recordar el rostro de mi acompañante.
- ¿No has tenido problemas en la infiltración?
- Ninguna – Le respondí – El líder cree que solo soy una secretaria que desea trabajar en su Organización.
- Debes tener cuidado. Si la OCN te descubre, irán por tu cabeza.
- Descuida, Miguel. Soy detective. He pasado por cosas peores.
- No te confíes. El líder de la OCN es un demente. Le gusta jugar con sus víctimas antes de aniquilarlas.
Sin embargo, mis pensamientos fueron interrumpidos por unos disparos. De nuevo recibí una visita extraña y mi guardaespaldas se encargó de él en un instante.
Y después de eso, no recordé nada más.