Vivir sin recordar

Parte 7

Como me sacaron el yeso de mi pierna, al fin podía moverme con libertad. Realmente todo fue una farsa y podía caminar sin ningún problema. 
En la entrada del hospital, me esperaba un hombre alto, bien parecido y vestido con traje. Al verme, me mostró una cálida sonrisa y me dijo: 
- ¡Bienvenida! ¡Me alegro de que te encuentres bien! 
- Disculpa, no sé quién eres – Le dije, bajando la cabeza de la vergüenza. 
- No te preocupes. Supuse que pasaría eso. Soy Ricardo, el hombre que te contrató como una de mis empleadas para una importante misión. Me dijo mi guardaespaldas que querías regresar a esa morgue. ¿Acaso piensas que ahí recuperarás tu memoria? 
- No es solo eso – Le respondí – También pienso que ocultan algo. Muchas personas fueron asesinadas por el falso guardaespaldas y tengo la sensación de que sé exactamente lo que hacen con los cuerpos, pero no logro recordar nada. 
- Bien. Entonces te acompañaré. Esta vez estaremos juntos en esto. 
Sonreí. La verdad pensé que Ricardo era tan bueno como para tomarse tantas molestias por una empleada. O quizás tenía que ver con ese sobre. Puede que solo yo supiera donde se localizaba y ahora ambos bandos lo buscaban con ahínco. Por eso la OCN no me mató antes, porque querían ganarse mi confianza durante mi supuesta rehabilitación, para así revelarles la ubicación del sobre y luego eliminarme. El problema fue que perdí la memoria. Ni yo sabía lo que contenía dicho sobre. 
El sobre. El diamante. Los cadáveres. Los asesinatos. Debía encontrar las conexiones de esas palabras antes de que más personas fallecieran. 
Llegamos a un edificio abandonado, con algunas ventanas rotas y sin ninguna luz prendida. Debido a que estaba anocheciendo, el lugar parecía embrujado. Le pregunté a Miguel por qué nos traía a ese lugar. Miguel me respondió casi con impaciencia: 
- Aquí está esa “morgue” que dices. Y aquí fue donde te encontré. Es el “hospital” donde te tuvieron cautiva durante más de un mes. 
- ¡No lo puedo creer! – Dije, sintiendo que la imagen que tenía del hospital se desmoronaba por completo – Bueno, nunca me permitían salir. Así que es lógico que no haya reconocido el edificio. 
- Deben permanecer alerta – Dijo Ricardo – Miguel, no te olvides de tu misión. Ahora la prioridad es que esta joven recupere la memoria para que nos revele la localización del sobre. 
- Sí señor – Respondió Miguel. 
Los tres bajamos del auto y formamos una fila, quedándome yo en el medio. La puerta principal había sido bloqueada con tablas de madera, pero las mismas se encontraban rotas. Como si alguien las hubiese pateado con fuerza. 
- Ya estuvimos aquí antes – Dije – Este lugar parece abandonado, pero todavía tiene electricidad. Llegué a usar un ascensor y todo durante mi cautiverio. 
- Es el escondite secreto de la OCN – Me explicó Ricardo – Lo ocultan bajo la fachada de un edificio abandonado. 
Ingresamos por la puerta y bajamos por las escaleras. Fue ahí cuando mis recuerdos comenzaron a desarrollarse por completo. Me contrataron para infiltrarme en la OCN, una organización encargada de las drogas y contrabando. Fingí ser una simple secretaria en busca de trabajo y el jefe creyó ver en mí a una persona agradable. Gracias a eso supe que en su escondite recolectaban cadáveres de personas abandonadas o que nunca fueron reclamadas y, ahí, introducían en sus cuerpos los productos a ser comercializados en el mercado negro. Pero había un cristal que debía recuperar a toda costa, porque con ella fabricarían una droga capaz de matar a la víctima al instante. Pero el experimento estaba incompleto porque faltaba una fórmula matemática para desarrollarla a la perfección. Y esa fórmula se localizaba en el sobre, el cual se me confió para mantenerlo oculto.  Recordé todo eso, pero aún no recordaba los rostros de las personas importantes con quienes interactué en esos dos días. 
- ¿Tienes mis cosas? – Le pregunté a Miguel 
- Sí. Los tengo – Me dijo, pasándome un pequeño bolso de mano. 
Tomé el bolso y saqué de ahí un anillo. 
- Es mi amuleto de la suerte – Le expliqué a Miguel – Con esto me siento segura. 
Hasta que al fin llegamos a la puerta de la morgue. Sin dudarlo, lo abrí y, para mi sorpresa, me encontré con un grupo de diez hombres armados y apuntando sus pistolas directamente a nosotros.

 



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En el texto hay: perdida de memoria, amnesia, detective vs mafioso

Editado: 09.11.2022

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