5 años después…
Tomó el auto y lo encendió. Se le había hecho tarde para ir por Richard al jardín de niños.
Tomó su cartera nueva, o no tan nueva, pero esa era original y era la que había sucedido a la otra, al final había aprendido a soltar, eso incluía tanto las cosas materiales, como las cosas que le hacían daño, el dolor de la pérdida, por ejemplo.
Había aprendido a ver el significado de la vida, había aprendido a ser fuerte, única, valiente y capaz, había aprendido a dar amor como una fuente inagotable y ahora más que nunca estaba enamorada de la vida.
Buscó sus auriculares para escuchar música de su reproductor, mientras conducía, pero no los encontró en su bolso, tampoco en ninguno de los asientos del auto, entonces abrió el compartimento frente al asiento del copiloto y un papel blanco, doblado, cayó sobre el piso del auto.
Tomó su teléfono y le habló a Daphne, la profesora y encargada del jardín de niños y le dijo que llegaría tarde, que cuidara un rato a Richard, el pequeño niño de 5 años, cabello negro y ojos azules como los de su padre.
Daphne no tuvo ningún problema y asintió al otro lado de la red, a ella le gustaba pasar tiempo con sus alumnos haciendo manualidades con cartón.
Martha abrió lentamente el papel doblado, sus manos temblaban, y cuando por fin lo desdobló por completo y vio la letra, sus ojos se llenaron de lágrimas.
"Hola, amor.
Perdón por haberte ocultado todo este tiempo mi enfermedad. Mi corazón nunca fue tan fuerte como cuando estuve contigo.
No me atrevía a pedirte que te quedarás, o que me amaras, cuando al final no estaría a tu lado para secar tus lágrimas. Pero estoy seguro de que cuando leas esto, serás más fuerte de lo que algún día yo pude serlo.
Me alegra haber podido cumplir mi misión en la vida, espero que puedas hacer lo mismo y enseñarle a los demás que la vida debe vivirse con amor, no con odio o resentimiento, no con tristeza, y si es con lágrimas en los ojos, que sean de alegría.
Una vez el padre Amaro me preguntó cómo fue que me enamoré de ti, y citando las palabras de Derek Shepherd, le dije… ""La primera vez que besé a mi esposa, ella todavía no era mi esposa sino una chica en un bar, cuando nos besamos debo confesar, fue como si no hubiese besado a otra mujer antes. Fue como mi primer beso, el beso correcto"
Siempre fuiste mi beso correcto, amor, ahora bailo cuando tú bailas, río cuando tú ríes y soy feliz cuando tú lo eres.
Hasta que nos volvamos a encontrar.
Una cosa antes de terminar. Cuida mi auto, las llaves no se dejan adentro.
P.D. te amo.
Richard.
Martha estaba llorando, pero tenía una sonrisa genuina en su rostro
Aún después de tantos años, él seguía haciéndola reír.
Estaba feliz. Era feliz.
Pero aunque deseaba bailar de nuevo con su esposo, su misión aún no estaba de todo completa.
Había mucha felicidad que repartir, aún a aquellos que creían haber perdido la esperanza.
Tenía una parte de él con ella, su pequeño hijo y tenía ahora, un "posdata, te amo" lo que cada mañana no podía faltar.
Puso en marcha su auto, encendió la radio y mientras ella se alejaba en el camino, en el edificio de atrás deslumbraban brillantes unas letras que decían.
"Hogar y fundación de ayuda Richard Griffin"
Todos tenemos una misión en el mundo.
Hay personas que llegan a nuestra vida para enseñarnos a ser felices, a recordarnos que la vida es solo una y debemos aprender a vivirla.
Qué la vida no se gaste en dolor, tristeza y sufrimiento. Hay que ver mucho más allá.
Fin.