Viviré en tus Sueños

Parte 1

Una mujer llegó a la urgencia de un hospital con un ojo morado, algunos moretones en el cuerpo, y una muñeca rota, cuando la atendieron indicó que se había caído de una escalera. Todos allí sabían que era una agresión, ya que no era la primera vez que la atendían, pero si ella no quería denunciar, ellos nada podían hacer.

— Sra. Roxana ¿Está segura que se cayó? — el joven médico le preguntó suavemente a la morena.

— Si, solo fue un accidente — bajo la vista avergonzada, entendía por las indirectas que la gente de allí sabía que había pasado, todos lo sabían, pero nadie podían ayudarla.

— Ya terminamos, deberá ir a su consultorio en una semana para que la evalúen, y luego le quiten el yeso. Por favor tenga cuidado con "esa escalera", sino puede morir la próxima vez.

— Gracias, miraré bien por donde camino — la treintona se fue con paso cansado, amargada.

Ya era de madrugada, se fue caminando al lugar donde arrendaba un cuarto, quería tomarse su tiempo, sabía que luego de lo que pasó la dueña del lugar la echaría a la calle. Se sentía tan desvalida, sin ganas de nada. 

Aunque ya había logrado armarse de valor y terminar esa relación tan destructiva para ella, su ex pareja, Antonio, un extranjero alto y fuerte logró encontrarla, esa tarde llegó y encontró la puerta de la casa abierta, allí se arrendaban varias piezas y no era raro que alguno de sus moradores no tuviera la precaución de cerrar al salir. Entró contra la voluntad de la mujer a su pequeño cuarto. Como ella no aceptó volver a vivir con él la golpeó, pero más fuerte que nunca, por suerte otros inquilinos varones la ayudaron, sino estaba segura que no lo estaría contando. Cuando se fue amenazó con dañar a la hija y la madre de la mujer, por suerte no sabía dónde vivían ellas, pero tenía miedo que pudiera averiguarlo.

Se sentó a la orilla del mar, mirando la luna llena comenzó a meditó su vida. El padre de su hija fue un buen hombre, un rubio callado, de nombre Elías, la amo mucho, pero siempre estuvo esa actitud con ella de tú eres una inepta en todo, y yo sé hacer todo bien, cuando estaban de novios eso no la molestaba, era muy suave para criticarla, y siempre terminaba todo con su consabido, lo hago para ayudarte a ser mejor persona. Pero cuando supieron que su hija de un año, de cabello café claro, y ojos del mismo color tenía cierto grado de retraso mental no lo soportaron, las recriminaciones iban y venía, al final ambos decidieron separaron y la pequeña, a pesar que quedó bajo la tuición de Roxana, en realidad era su madre, la guela Mía, como le decía la pequeña Elizabeth en su media lengua, quien se hizo cargo de ella.

En ese momento la mujer conoció a Antonio, quien se mostró al principio muy amable con la recién separada, él trabajaba de chófer de una de las tantas aplicaciones que habían llegado a esa ciudad. Ella una noche salió muy tarde de su trabajo, así que por seguridad tuvo que pedir un vehículo, inmediatamente se enamoró del hombre, tanto que dejo a su hija a cargo de su madre y arrendó un mini departamento para empezar una nueva vida con su amor. Pero apenas ellos empezaron a vivir juntos, Antonio cambio, según le dijo tuvo problemas con algunos pasajeros y lo echaron de la aplicación. Luego de eso ya no busco trabajo, Roxana tenía que hacer horas extra para pagar los gastos de su hija y su nuevo hogar. Como a su novio no le gustaban los niños pequeños, veía a la niña muy poco. 

La primera vez que ella le reclamó que no traía dinero al hogar, y ni siquiera se preocupaba de ordenar el lugar que compartían, el hombre le dio una cachetada, y le dijo que agradeciera que estaba a su lado con lo estúpida y desabrida que era, con los meses esto se volvió una costumbre cuando él estaba de mal humor la cacheteaba.

Debido a esto Roxana ya no cumplió como antes en su trabajo, cuando la despidieron llegó temprano a su casa y descubrió como su pareja, su gran amor, la engañaba con una jovencita.

Ella quiso dejarlo en ese momento, pero de nuevo la golpeó, tanto tuvo que ir por primera vez al hospital, luego las cosas fueron de mal en peor, hasta que no pudo mantener a su hija, por suerte su ex esposo, que se había casado de nuevo, le iba cada vez mejor en su trabajo, así que obtuvo la tuición de la pequeña, pero como su nueva pareja no quería cargar con la "tonta" como le decía a su hijastra, la abuela María se fue a vivir allí y siguió cuidando a su nieta, como siempre.

Al final Roxana tuvo que sacar sus ahorros para vivir con Antonio en una pieza, ya cuando quedó sin nada él la mando a buscar dinero, total, a pesar de ser vieja algún despistado pagaría por estar con ella, le dijo irónico, en ese momento la mujer dijo por fin BASTA, a pesar que la golpeó ella lo hecho, a las semanas se había cambiado y empezaba a rehacer su vida, cuando él volvió.

— Ya te dije que me dejarás en paz.

— Si no quieres volver conmigo, entonces dame dos millones de pesos.

— ¡QUE! ¿Por qué?

— Por estar a tu lado ya no tengo trabajo, me volvías loco con tus demandas, que lavará la ropa en vez de tí, o que no pague la cuenta del agua, yo necesitaba cortarme el cabello, y una buena afeitada... perdí mi tiempo contigo, debí irme con la ricachona de sector sur que me ofreció darme lo que me merezco, pero pensé que tú si me sabrías tratar, además eso es lo que me merezco por haberte hecho "el favor" este tiempo, si no me dejas volver, entonces paga "por los servicios" que te di.

— Eres un maldito. Me dejaste sin nada de dinero.

De nuevo la golpeó, la tomó del cabello, que aunque era corto, ella llevaba en una pequeñita cola de caballo, la tiró al suelo y la pateó hasta que le rompió la muñeca, ahora si parecía un demonio salido del infierno, entre tres arrendatarios tuvieron que sacarlo.

Ella sabía que la primera vez que la atacó debió abandonarlo, pero tuvo miedo, fue una gran cobarde se decía. Recordó lo que su ex esposo le dijo cuándo le quitó la custodia de su hija.



#31993 en Novela romántica

En el texto hay: miedo, esperanza, duelo

Editado: 14.09.2020

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