Viviré en tus Sueños

Parte 3

Ella apenas lo vio trato de llamar a la policía para informar que Antonio estaba incumpliendo la orden de alejamiento, pero no logró oprimir ninguna tecla, el varón la tomó y la llevó a un callejón.

— Ahora que no tienes nada a mano no eres tan valiente jajajaja.

Roxana estaba desesperaba, tanto que no se dio cuenta como lo hizo, su cuerpo actuó por inercia, como él estaba sujetándola de la espalda, le tomó fuerte del brazo y le hizo una llave, el hombre pasó volando sobre la mujer y azotó la espalda en el suelo.

— No te me acerques — le gritó y salió corriendo, se metió asustada en su casa, y cerró con seguro y cadena, por suerte el tipo se levantó, se sacudió la ropa, miró para todos lados y se fue.

Lo primero que Roxana hizo al otro día fue avisar al juzgado de lo que pasó, pero como no tenía pruebas, y cuando la policía lo encontró a Antonio indicó que estaba en otro lado, no fue tomado en cuenta la denuncia. Lo segundo fue cambiarse de nuevo de casa, como sabía varios idiomas, consiguió trabajo traduciendo textos técnicos, todo lo hacía desde su nuevo hogar, mandaba los textos por correo, le depositaban el dinero por su labor, y todas sus compras las realizaba por el mismo medio, trataba de salir lo menos posible fuera de su hogar, así pasaron varios meses, por ese tiempo dejo de ponerse el collar, lo traía en un bolsillo de su pantalón.

Como las cosas iban más tranquilas, su ex esposo le permitió empezar a contactarse con su hija, Elizabeth, por medio de video llamadas, la madre le decía que estaba en otra ciudad, por eso no podía ir a visitarla.

Lamentablemente en el juicio no tomaron en cuenta la grabación donde Antonio había reconocido que la golpeaba y había amenazado a su familia, porque fueron registradas en un lugar privado, si hubiera sido en un lugar público como la calle se consideraría como una prueba. El hombre salió sin ningún castigo, ni pasó un día en prisión.

Roxana estaba muy asustada, cuando él iban saliendo del juzgado le hizo un gesto rápido, que si la veía la mataría. Para ir al juicio se había vuelto a colocar el medallón, y se lo dejó puesto esa noche, por fin vio como terminaron con Cell y cada uno de los guerreros Z se fue por su camino. Recordó su reacción inconsciente cuando Antonio la llevó al callejón, tal vez el haber visto tantas técnicas de los luchadores pudo hacer que ella la repitiera, algo torpe, pero le sirvió, así que espero poder seguir soñando con luchas, y así poder aprender a defenderse.

A la noche siguiente apareció cerca de una cascada, vio de lejos a Piccolo, meditando, esto no me servirá se dijo, cuando iba a tratar de soñar con la montaña Paoz, o con la capital del oeste, el namek se dividió y empezó una lucha, ella, a pesar que los movimientos eran tan rápidos que ningún humano los hubiera visto, los seguía perfectamente. Por una semana pudo aprender bastante, en su universo despejó una habitación y empezó a repetir los golpes que veía, no sabía cómo, pero con el tiempo los hacía casi perfecto.

"Que genial no tener que ir a un gimnasio, solo soñando aprendo a defenderme".

Esa noche cuando estaba en el mismo lugar de siempre, Piccolo término muy sudado su entrenamiento, se quitó la ropa y entró al río que formaba la cascada, a relajarse un poco.

Roxana quedo hechizada al ver ese magnífico cuerpo, pero por no moverse en mucho rato para que no la descubriera, se le adormecieron los brazos, al final tuvo que acomodarse, entonces una pequeña roca se desprendió, el namek lo escuchó, pero se hizo el dormido.

"Uff... al menos no lo sintió".

Suavemente se cambió de posición, cuando miró de nuevo él ya no estaba en el agua.

En menos de un mili segundo el guerrero estaba sobre ella sujetándole las muñecas muy fuerte, la expresión de su cara, llena de gotas de agua, hubiera helado la sangre de cualquiera, y eso le ocurrió a la mujer.

— ¿Quién eres y por qué me espiabas? — le preguntó con su tono bajo y frío

Por suerte para la mujer en ese momento despertó. Cuando se sentó en la cama se dio cuenta que tenía las marcas de los dedos del namek en sus muñecas.

"Entonces si aparezco allí con las heridas que me hago aquí, como cuando me corté con un cuchillo el dedo — recordó nerviosa que le pareció gracioso que en "su sueño" tuviera todavía el parche curita que se puso por eso — si allá me dañan las marcas aparecen cuando despierto... pensé que solo eran sueños ¿En realidad estoy entrando en ese universo?".

Miró el colgante, dedujo que ese debía ser quien la transportaba, se asustó tanto que por unas noches no se lo quiso poner, pero todavía no tenía los conocimientos necesario para defenderse bien. Con mucho miedo se volvió a poner al colgante, antes de dormir se puso un buzo, por si alguien la viera, no quería que fuera como con Piccolo, con vergüenza recordó que solo llevaba puesta una camiseta ancha que utilizaba como pijama.

Está vez apareció en la capital del oeste, en el patio de la Corporación Cápsula, allí vio a Trunks bebé, jugando, logró ubicar la cámara de gravedad donde Vegeta entrenaba, subió por un costado, y desde una ventana estuvo mirando como luchaba contra los robots de entrenamientos.

La siguiente vez que pasó fue a Gohan a quien vio practicando, con su madre. Luego de observarlos y a algunos personajes más de Dragon Ball, se dio cuenta que no eran exactamente como los había visto en el anime, era parecidos, pero no iguales. Milk si tenía mal genio, pero no más que cualquier mujer que su esposo no estaba y debía criar a un niño sola, no vivían en la montaña Paoz, sino en una linda casa al lado de la Corporación Cápsula.

En el caso de Bulma, de carácter era más como la del futuro, obviamente se preocupaba de su aspecto físico, pero no al nivel de parecer modelo, su norte principal era los inventos. Se dio cuenta que su relación con Vegeta era más como amigos con derecho, que como matrimonio.



#32267 en Novela romántica

En el texto hay: miedo, esperanza, duelo

Editado: 14.09.2020

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