— ¿Y estás casada? — preguntó Milk.
— Lo estuve, tengo una linda niña, pero las cosas no funcionaron, nos separamos luego de... tome malas decisiones, y ahora tengo que aprender a defenderme por... las consecuencias que esas decisiones me trajeron — respondió seria, para volver a su expresión normal — tengo una habilidad especial, al pasar a este universo, con solo ver un movimientos de artes marciales puedo repetirlos.
— Incluso las ve cuando las hacen a super velocidad — añadió Bulma.
— Qué increíble.
Roxana vio a Gohan entrenando con Vegeta, el niño recibió un golpe en el estómago.
— Tendría que haber subido el brazo un poco más, así podría haberlo parado.
El príncipe de los sayayins la escuchó, justamente eso iba a decirle al jovencito.
— ¿Cómo te diste cuenta? Fue muy rápido para que los humanos normales lo vieran.
— No lo sé — se asustó al verlo acercarse, con esa mirada tan fría, en la vida real la voz de Vegeta era muy profunda, y con un dejo maligno, o al menos así le sonó a ella.
— Ven — la hizo mirar unos pases contra un árbol.
— ¿Qué me dices?
— Podrías haber logrado más daño si hubieras puesto el pie izquierdo unos centímetros más hacia atrás al descargar el golpe, no tendrías que haberte preocupado por el equilibrio — se sonrojo, y asustada se tapó la boca — eso creo.
— Hummm interesante ¿Vendrás seguido?
— Algo, creo, no lo sé todavía.
Él se fue pensando, le interesó la habilidad que tenía esa mujer de analizar las técnicas, podría ayudarle a perfeccionar sus ataques. Ya al anochecer de nuevo sintió que se despertaría en su universo.
— Debo irme, espero que pueda venir mañana, no sé cuándo ni dónde apareceré.
— Te deje mi número por si te pierdes, llévate también una cápsula, es un auto volador, es fácil de manejar.
— Gracias, pero en mi hogar no sé ni usar uno normal — igual lo guardó en su chaqueta.
En este momento abrió los ojos, estaba en su cuarto, revolvió en sus bolsillos, encontró la cápsula, pero cuando trato de abrirla en el patio no lo logro, el botón funcionaba, pero no cambió nada.
La siguiente noche por suerte apareció en el patio de la casa de Milk, vio como ella estaba retando al joven por haber ido a ver a Piccolo, la madre no quería que él siguiera el camino de su esposo, y terminará dejando a una futura familia sola. A diferencia de las otras veces, ahora había pasado unos meses después de su última visita a Dragon Ball, ya que la mujer había tenido a su bebé.
Pasó al otro patio, allí le entregó el iphone a Bulma con imágenes y videos del colgante, rápidamente la científica fue a analizarlas, volvió con algunas impresas.
— No sé qué idioma es, tal vez namek, hay que ir al Templo Sagrado o esperar que venga Piccolo.
— Gracias, por ahora esto es un gran avance ¿Puedo llevármelas?
— Sí, por supuesto, deje copias en mi computador.
Cuando estaba anocheciendo de nuevo desapareció.
A la siguiente pasada, con las fotos en uno de sus bolsillos, apareció en el hogar de Kami Sama, vio al dios y a Mr. Popó, el namek era muy parecido al de la televisión.
— ¿Quién eres? — preguntó confundido el joven, pero no asustado, no sintió un ki agresivo en ella.
— Roxana, amiga de Bulma.
— ¿Eres una diosa? ¿Cómo hiciste para aparecer así?
— No lo sé — le contó lo mismo que a la científica — parece que ahora debo hacer algo con ustedes, es como si llegó donde debo estar.
— Analizando todo, también creo eso, pase y coma algo.
Cuando el almuerzo termino, a Dende le mostró las imágenes, que es lo que suponía que la había llevado allí.
— No es namek, lo siento, no sé qué idioma pueda ser.
— Gracias de todas maneras — se le ocurrió una idea — ¿Podría entrenar con su asistente?
— Si él quiere, no hay problema por mí
— A Mr. Popó le parece bien.
— Tengan cuidado — aconsejó el dios, al sentir el ki tan bajo de la mujer.
Aunque al luchar vieron que ella era buena en sus técnicas, lo que le faltaba era fuerza, además un par de veces le indicó a su adversario varias correcciones a sus golpes.
— Eres buena analizando — la felicitó Kami Sama.
— Gracias. Hasta hace muy poco no tenía ni idea de nada de esto, pero desde que encontré ese colgante todo cambio.
— Lamento no haber podido ayudarla más.
— No se preocupe, muchas gracias por su amabilidad, ya debo irme.
Ese día en la Tierra Roxana debió salir a hacer unos trámites por problemas en su cuenta bancaria, Antonio apareció cuando ya iba de vuelta a su casa. Ella de solo verlo corrió, pero el otro la atrapó y la llevó de nuevo a un callejón.
— Ahora si me las pagaras, quisiste meterme en la cárcel, ahora verás.
La mujer en su desesperación logro soltarse, le pego unos puñetazos en la cara y el tórax, luego se alejó un poco y se puso en guardia.
— Así que has tomado clases de defensa personal, pero no te servirán contra esto — sacó una cortapluma y le hizo un corte en el muslo, por el dolor la mujer cayó al suelo y él la pudo golpear a gusto, cuando se alejó de nuevo la amenazó, al oírlo ella se puso pálida.
— De ahora en adelante cuídate, y no le digas nada a nadie, sino... — pasó su mano por su garganta como si fuera un cuchillo — ¿Supongo que entiendes, o eres tan idiota como tu hija? jajaja Espero mi dinero pronto.
Roxana espero que hubiera menos personas y se fue a su casa, puso el pañuelo que tenía en su cabeza para contener la hemorragia de su pierna, no quería que nadie supiera que había pasado, sabía que sino él cumpliría su palabra. Por suerte la herida no era tan profunda como parecía a primera vista, se cuidó en casa, por varias noches no quiso ir a Dragon Ball, no quería que alguno de ellos la viera así.
Cuando por fin estaba mejor fue a ver a sus amigos, pero para ellos ya habían pasado muchos años, Trunks ya tenía tres años.