Parte 6

Trunks miró serio a la recién llegada, hasta que la reconoció.

— Por supuesto, como estas Roxana, cuando era más pequeño jugabas conmigo ¿Qué te pasó?

— En mi universo solo pasaron unos días, no sabía que aquí serían años.

Allí conoció a los guerreros Z que no había visto antes, sabían de ella porque Bulma les contó, la saludaron y siguieron en lo que estaban haciendo.

Piccolo también estaba allí, la miraba sin perderla de vista en ningún momento. Ella sabía que él ya debía saber su historia, al parecer no dijo nada de su encuentro en la cascada. La recién llegada trato de mantenerse lo más lejos del namek que pudiera hasta que volviera a su mundo. Cuando todos hacían sobremesa, o se habían ido a dormir una siesta en alguna de las habitaciones del lugar, Roxana se quedó pensativa en un sector del patio, por fin faltaba poco para que despertará en su universo.

"Y si pudiera aprender las técnicas mortales que hacen, podría.... no me queda otra para librarme de Antonio".

No se había dado cuenta que el guerrero namek estaba sentado a su lado, tan sumida en sus pensamientos estaba que no lo vio hasta que él le habló.

— ¿Qué buscas al venir? — su voz era tan intimidante como esa vez en la cascada.

— No lo hago por mi gusto.

— Si no quisieras pasar no te pondrías ese colgante.

— Deseo aprender artes marciales.

— ¿Por qué?

— No te importa — le dijo molesta.

— Nadie me responde así — rugió, mostrando los dientes.

Roxana se levantó tan rápido, asustada, que olvido lo de su pierna, y cayó de rodillas, para levantarse con algo de dificultad.

— ¿Qué te pasó? — el namek se dio cuenta de un poco de sangre que había en su pantalón, a la altura del muslo de la mujer — ¿Te atacaron?

— ¿Y si es así que? — se alejó de él cojeando, se fue a un lado muy retirado del jardín, al rato el guerrero verde apareció atrás de ella.

— ¿Por eso conseguiste ese medallón para pasar aquí? ¿Para aprender a defenderte?

— No sé porque lo tengo, lo encontré botado en la calle, un día me lo puse, y aparecí aquí. Ahora hago cosas que nunca antes pude, como analizar las técnicas, y repetirlas.

— A ver hace esto — hizo varios movimientos, que ningún humano normal podría haber visto, pero ella los repitió, algo torpes si — cuando vengas búscame en la cascada, te entrenaré.

— ¿De verdad? — nunca pensó que algo así pasaría, estaba muy emocionada, si hubiera podido saltaría de felicidad — gracias — sintió que iba a despertar en su universo — me voy, por favor, despídeme de los demás — desapareció.

A la siguiente noche Roxana se arregló con calzas y camiseta, tiritaba nerviosa, poder entrenar con ese guerrero nunca se le pasó por la cabeza, había pensado seguir espiando a Vegeta, pero una oportunidad así, era para ella inimaginable. Le costó un poco dormirse, cuando lo hizo apareció en la cascada donde la esperaba Piccolo,

— Demoraste una semana.

— Lo siento, no puedo controlar esas cosas.

— No perdamos más tiempo, empecemos.

Fue un día increíble, el namek le enseño una técnica especial, le contó que cuando parecía meditar, en su mente visualizaba un pequeño avatar de él, y así realizaba movimientos y ataques, luego al realizarlos en la vida real lograba "saber cómo moverse". Era tan desgastador como si se hiciera en la vida real, a tal punto que se cansaba mucho. Incluso lograron conectar sus mentes, y sus pequeños yos luchaban. Cuando descansaban el guerrero le comentó que intentó enseñarle un par de veces a Gohan esa habilidad, pero no logró unirse de esa forma con el semi sayayin.

— Que increíble, ahora sé cómo debo mover mis brazos para parar este tipo de golpe. 

— Esa es la idea,  por eso debes aprender a estar en posición de meditación por horas. Así logro entrenar sin hacer tanto daño a mi entorno.

— Entiendo.

Al pasar a su universo, Roxana pudo hacer varios movimientos, pero no con fuerza, así le costaría bastante lograr su objetivo, por eso comenzó a hacer pesas regularmente. Unos días después le hizo a Piccolo la pregunta que le daba vueltas desde hace un tiempo.

— ¿Cómo debo hacer para matar a alguien?

— ¡Para eso estas entrenando! — exclamó serio, molesto.

— Es que... — por suerte para ella, en ese momento despertó.

Lamentablemente para Roxana, al otro día la encontró Antonio cuando tuvo que ir personalmente a cobrar un trabajo, le puso la cortapluma en el costado, la llevó a un sitio solitario y le dio de nuevo un paliza, le exigió el dinero para un mes, sino le advirtió que se atuviera a las consecuencias. Ella, luego de ir al hospital, fue a dejar una denuncia, esa noche se cubrió bien las marcas con algo de maquillaje, y se puso para dormir camiseta con mangas y pantalones largos.

Piccolo, al verla llegar le preguntó lo mismo que antes de irse, pero ella insistió en no contestar, fastidiado el namek decidió dejo el asunto por la paz. Cuando la tomó del brazo para seguir entrenando ella no pudo evitar un gesto de dolor.

— Auch.

— ¿Qué te pasa? No te tome tan fuerte.

— Es que... me caí por una escalera, y quede adolorida.

Cuando tuvieron un descanso la mujer fue a mojarse los pies al río, el namek vio cerca de su tobillo un gran moretón, sabía que ella jamás le diría nada de lo que en realidad pasaba, así que espero que se fuera, buscó las esferas del dragón y lo invocó.

— ¿Cuál es tu primer deseo? — preguntó el ser mágico.

— ¿Por qué Roxana, la mujer que llega de otro universo, tiene moretones en el cuerpo?

— Su ex pareja, Antonio, quiere que le de dinero, ya que ella lo hecho de su lado porque la agredía, por eso él la golpeó de nuevo, para amedrentarla.

— Ya veo.

Una furia fría se apoderó del guerrero, siempre sentía a la mujer tan tierna, dulce, muy concentrada en aprender, le costaba entrenar, pero nunca se daba por vencida, como alguien podría haberla dañado de esa manera se preguntó, y por lo que dijo el dragón no fue la primera vez, decidió que debía hacer algo. Ahora entendió porque quería aprender como matar.