El mundo estaba tan hermoso otra vez hoy. Era difícil creer que cada segundo que pasaba lo acercaba más y más a la destrucción.
Vlad- Gracias. Vuelva pronto.
Mi cliente se fue feliz llevando un ramo de poinsettias rojas brillantes. La luz del sol brillaba en su espalda.
(Es un día tan cálido a pesar de que es invierno. No parece que vaya a nevar hoy.)
Los últimos días, había estado pensando mucho en aquel día de nieve en que la conocí.
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MC- ¿Por qué te ves tan triste?
Vlad- ......
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(Me encontraste cuando estaba solo en aquel día nevado. Estaba tan sorprendido que olvidé preguntarle algo sobre ella. Pero quiero verla de nuevo. Sé que la volveré a ver.)
Había aparecido tan de repente, como un regalo dejado por Papá Noel. Justo entonces, sopló una ráfaga de viento... y ahí estaba ella.
(Ah...)
Vlad- Sabía que me volverías a encontrar.
MC- ¿Qué?
Vlad- Había estado esperando verte de nuevo desde aquel día de nieve. Pensé que tal vez si seguía deseándolo, te encontraría.
(Y ahora nos encontramos de nuevo. Todo es gracias a ti...)
Vlad- Gracias por hacer realidad mi deseo.
Abrió los ojos de par en par y habló apresuradamente.
MC- Yo también te he estado buscando desde entonces. Me diste ese enorme ramo, pero nunca tuve la oportunidad de darte las gracias.
Dijo, y empezó a hurgar frenéticamente en su bolsa de la compra.
(¿Qué está haciendo ella?)
MC- Lo siento... Esto no es suficiente para pagarte, pero es todo lo que tengo en este momento.
Vlad- ......
Me entregó unas fresas de un rojo brillante.
MC- ¿Um...?
Vlad- ......
MC- N-no importa...
Vlad- ¿Estás segura de que puedo tenerlas? Gracias. Me encantan las fresas.
Tomé las fresas y una brillante sonrisa floreció en su rostro.
MC- Jeje...
Vlad- ¿Qué pasa? ¿Dije algo gracioso?
MC- Lo siento. Simplemente tienes una expresión tan feliz en tu rostro. Me alegra que te guste.
Era cierto que recibir mi comida favorita me hacía feliz. Pero era más que eso.
(Tu amabilidad me hace más feliz que cualquier otra cosa.)
La inmortalidad era algo extraordinario. Fui testigo de cómo tantas criaturas nacían y luego se marchitaban en un instante. Incluso si le tomaba la mano, podría escaparse de mis dedos en un instante. En algún momento, me había acostumbrado a la naturaleza de este mundo y había dejado de emocionarme por las cosas. Y, sin embargo, su sonrisa hizo que mi corazón se acelerara en mi pecho. Me hizo sentir cosas.
(Ah, ya veo... En realidad, estoy feliz ahora mismo. Estoy muy, muy feliz.)
Me sentí como un niño otra vez mientras tomaba su mano.
Vlad- ¿Puedo llevarte conmigo, entonces?
MC- ¡¿L-llevarme contigo?!
Vlad- Sí. Sería una lástima comer estas deliciosas fresas solo. Ven a comerlas conmigo. Conozco un lugar con una vista hermosa.
(Quiero pasar más tiempo contigo).
MC- Claro, por supuesto. Pero primero...
Vlad- ¿Hm?
Ella parecía un poco confundida, y luego miró la fila de personas detrás de ella, esperando flores.
(Ah...)
Vlad- Jajaja. Lo siento, a todos. Me dejé llevar.
Siempre he tenido el mal hábito de ensimismarme tanto en una cosa que dejo de ver todo lo demás a mi alrededor. Recordé que Faust me dijo eso.
Vlad- Oye, ¿puedes esperarme unos minutos?
Ella asintió y me sonrió mientras yo iba a arreglar los ramos. Estas hermosas flores hacían a la gente muy feliz. Y ella parecía feliz al ver a todos emocionados con sus ramos.
(Ella hace que mi corazón sea tan feliz, y lo hace con tanta facilidad. Ella es como una flor en sí misma.)
Justo entonces, pareció recordar algo.
MC- Hay una cosa que necesito preguntarte primero.
Vlad- ¿Hm?
Sus ojos eran como un rayo de sol cálido y suave.
MC- ¿Cuál es tu nombre?
(...Ah... ¡Ni siquiera sabemos nuestros nombres!)
Vlad- Vlad. ¿Cuál es el tuyo?
(Dime tu nombre...)
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Editado: 19.07.2025