(¿Él... me ha estado engañando todo este tiempo? No, él no haría eso. Le conocí por pura coincidencia. Me dio un ramo de flores a cambio de ayudarle)
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VLAD- Tómalo. Así de feliz me has hecho.
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Su sonrisa era tan feliz que me cautivó; guardé la imagen cerca de mi corazón.
(Después nos conocimos mejor y me ayudó a aliviar mi soledad...).
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VLAD- Así es. MC, si te sientes angustiada por algo y no quieres hablarlo con nadie, estoy aquí para ti. Y una vez que te sientas mejor, quiero que seas tú misma y vivas como quieras. ¿Harás eso por mí?
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(Me salvó del edificio en llamas... Lo recuerdo todo de él... su cara inocente e infantil, la forma en que reíamos juntos... Todo).
Todos los momentos felices que pasamos juntos volvieron a mí.
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VLAD- Estaría loco si no te tocara cuando estás tan cerca de mí... ¿Puedo hacerlo otra vez?
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Me enamoré de Vlad tan profundamente que ya no había vuelta atrás. La noche era tan negra fuera de la ventana que parecía que viajaba a través de un vacío. Pero aún había luz en mi corazón. Todavía me aferraba a mi fe en él.
(Quiero creer en los momentos que pasamos juntos. Quiero creer en las cosas que vi con mis propios ojos, y en las cosas que sentí en mi corazón)
Finalmente, el carruaje se detuvo. La luna llena brillaba sobre el escenario, el aire estaba inquietantemente silencioso. El escenario estaba vacío, lo que me hizo respirar aliviada a pesar de haber venido aquí en busca de Vlad.
(Tal vez lo echaba de menos)
Estaba a punto de volverme hacia el carruaje cuando, de repente, oí la voz de alguien que venía de entre las sombras de los árboles.
(¿......?)
VLAD- No esperaba menos del héroe Napoleón Bonaparte. Pero ahora que esto ha sucedido, ya no puedes luchar. Eres una flor marchita, y no hay lugar para ti en mi jardín.
(Es la voz de Vlad. ¿Está hablando con alguien? ¿Ha dicho el nombre de Napoleón?)
Di un paso tembloroso, luego otro, mientras me dirigía hacia la voz.
VLAD- En tu vida pasada, deseabas la paz mundial, ¿verdad? ...Sí, siento lo mismo... No te preocupes. Cumpliré tus deseos. Pero por ahora, es hora de dormir una vez más. Esta vez para siempre, sin volver a despertar.
De repente sentí que el aire cambiaba y entonces...
VOZ DE ALGUIEN- ...¡¡¡Ahhh!!!
Un grito resonó en mis oídos... tan aterrador que parecía que la persona estaba siendo sumergida en el mismísimo Infierno.
(¿Qué está pasando?)
Mi primer instinto fue correr. Me escondí detrás de un árbol, con el pulso martilleándome en los oídos.
Pero entonces la persona se percató de mis pasos y se volvió lentamente hacia mí. Un abrigo negro ondeaba a sus espaldas. Sus ojos eran tan fríos como un glaciar. Sus labios estaban teñidos del color de una rosa roja, roja.
(No...)
En medio del inquietante silencio, el único sonido que podía oír era el de los latidos de mi corazón. Las campanas de alarma sonaron en mi cabeza, como si fuera un conejo en el punto de mira de un depredador.
(¡No, no, no!! por favor, por favor... ¡Por favor, dime que no es verdad!)
Supliqué en silencio que todo esto fuera un mal sueño, que despertaría pronto, pero entonces los labios ensangrentados se abrieron y dijeron....
VLAD- ¿MC...?
Oír mi nombre me confirmó que aquello era realidad. No era una pesadilla. Y mi mundo se puso patas arriba.
VLAD- ¿MC...?
MC- ¡...!
VLAD- ¿Qué haces aquí? ¿Has venido a verme?
MC- ...Sí.
(He venido porque quería creer en ti)
VLAD- ¿De verdad? Yo también quería verte.
(¿Por qué me sonríe como siempre?)
Su voz era uniforme como un mar en calma. Su expresión era tan amable que podría envolver al mundo entero en su abrazo. Actuaba como siempre, lo que me confundía aún más. Extendió su hermosa mano hacia mí. Estaba manchada de sangre.
Oye, oye. No vayas a tocar nuestro precioso coche Amia con esas sucias manos tuyas.
De repente una sombra cayó sobre mí y alguien se interpuso entre Vlad y yo.
MC- ¿Leonardo...? ¿Qué estás haciendo aquí?
LEONARDO- Napoleón se dio cuenta de que habías salido de la mansión. Me pidió que viniera a buscarte.
VLAD- Leonardo. Ah, sí... Así que tú eres Leonardo da Vinci.
LEONARDO- ......
VLAD- Ha pasado mucho tiempo desde que conocí a otro vampiro de sangre pura aparte del Conde. Encantado de conocerte.
Aunque sus rostros estaban tranquilos, el aire entre ellos estaba lleno de una tensión tan intensa que me erizó la piel. Era dolorosamente consciente de que se trataba de un aura que sólo podían emitir los vampiros de sangre pura.
LEONARDO- ...Ese muerto de ahí... ¿es el duque de Wellington, que atacó a Napoleón? El Conde nos contó todo sobre tu sueño largamente acariciado.
VLAD- ¿Ah, sí? Debe confiar mucho en ti, entonces.
Los ojos carmesíes y los ojos dorados se miraron fijamente, sin apartar la vista ni una fracción de segundo.
LEONARDO- Según se mire, lo que quieres conseguir es justo. Solo puedo imaginar lo que viste en el futuro. Probablemente cualquiera querría hacer lo que fuera para intentar salvar al mundo de la destrucción. Pero... no puedo estar de acuerdo con el método que has elegido para hacerlo.
Una fina sonrisa se formó en los labios de Vlad, su fría voz cayó sobre la oscura noche.
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Editado: 19.07.2025