Vladimir

Él...

Las manecillas del reloj marcaban casi las seis. La fría brisa de la mañana chocaba contra mi rostro, llenándome de aquel melancólico sentimiento de culpabilidad. Un sentimiento incómodo que me hacía encoger. La leve nevisca comenzaba a caer, los copos de nieve cristalinos danzaban de un lado para otro hasta caer al suelo y cubrirlo con un fina capa de hielo. Airsdahn estaba atravesando por uno de los inviernos más fríos en estos últimos 15 años... Tal como aquel fatídico día.

 

***

Incidente del 08/08

No podía siquiera moverme. Mis pequeñas piernas humanoides temblaban y un grito amenazaba con salir de mis labios.

Aquellos espantosos hombres enterraban sus afilados colmillos en el cuerpo de las Shilkies mayores y desgarraban su piel con un mordisco.

Gran parte de mi familia yacía sin vida en el suelo, la sangre corría a chorros por el blanquecino hielo y más lágrimas corrían por mis mejillas.

<<¿Donde estarán los machos de la manada?>> Me preguntaba entre sollozos desde mi escondite.  Las náuseas me invadieron y un fuerte dolor de cabeza me hizo emitir un chillido. Era  fatal, sudaba frío y no era capaz de comprender lo que estaba ocurriendo.  La vista se distorsionó, sentí un pequeño golpe en la frente y todo se volvió negro.

***

Con cada paso que daba, mi estabilidad emocional se quebraba. Todavía no podía procesar la situación. Por más que intenté protegerla, fui una inútil y solo la eché a perder.

Con todo el revuelo que había causado, necesitaba estar un momento a solas conmigo. Ignoré el hecho de que era demasiado temprano para andar divagando por las solitarias calles de Airsdahn y que la seguridad de estas no eran para nada buena, solo me escapé de casa cuando tuve la oportunidad.

Caminé sumerja en la voz de mis pensamientos. Reflexionando y odiándome a la vez. Me detuve justo en frente de la penitenciaría, por el movimiento de un cuerpo saliendo del lugar. 

Mierda.

Mi respiración se cortó. El principal sospechoso de la desaparición de Tiffania, no estuvo ni un solo día tras las rejas. Era de esperarse que Drake se encargará de comprar al personal policial, para liberar y borrar todo expediente de sus hijos.

«Eso es lo que odio de Airsdahn, no hay justicia ni seguridad.»

Apreté el paso para acercarme al chico. No me importó quién era ni la mala fama que tenía, solo me dejé guiar por mis impulsos

— ¡Oye!— llamé con el entrecejo fruncido, el chico se sobresaltó y giró la cabeza para verme. Bajó los hombros y con una voz grave y soñolienta me respondió

— ¿Bowie? ¿Qué quieres? — su rostro no reflejaba nada, era una máscara sin expresión

— No finjas, Scott— crucé los brazos y lo miré a los ojos— Necesito que me digas todo lo que sabes

El chico chasqueó la lengua y flexionó las rodillas para estar a mi altura. Estaba tan cerca que podía contar todas y cada una de sus pestañas. A pesar de intentar ser intimidante y tener un carácter de mierda, es bastante lindo físicamente. Su cabello lacio es el protagonista de su belleza.

— Te diré una cosa, niña: nunca me llames por ese apellido— su mirada era intensa y cargada de rabia— es repugnante — completó asqueado, y sin ninguna importancia pasó por un costado para irse

Me importo un bledo su cara de pocos amigos y le seguí el paso. No podía dejar pasar esta oportunidad. Este es el único de los Scott con el cual es posible tratar.

— Sólo necesito que me contestes un par de preguntas. ¿Es tanto pedir?—

Se detuvo en seco y me hizo frente

— Si no quieres meterte en problemas, aléjate cuanto antes— dijo frunciendo el ceño y mirando fijamente a mis ojos

— ¡No lo haré hasta que…!— No me dejó terminar la frase 

—¿¡Acaso quieres arruinar tu reputación por hablar con un Scott!?— gritó con la respiración agitada. Estaba tan alterado que las venas de su rostro se tensaron. 

No lo negaré. Me dió un poco de miedo su forma de actuar y retrocedí. Se me hizo un nudo en la garganta.

Sabía que tenía un carácter despreciable, pero hoy se veía más irritante que nunca.

Se dió la vuelta para marcharse, pero no sin antes susurrar algo

— Te veo en el almacén de la calle 24, después que se ponga el sol— su voz apenas era audible. 

Su comportamiento es tan extraño.

Sus palabras resonaron en mi cabeza una y otra vez, persiguiéndome como un fantasma, por toda la tarde.

¿Para que querría verme en un lugar tan solitario?

Nastya, es obvio que no son con buenas intenciones

Sí, puede ser, pero, su cambio de actitud repentina me hace pensar que tal vez estaba siendo presionado

Ay ajá. No sea tan ingenua ¡Por el amor de Dios!. No irás a ningún lado y menos con un Scott, fin de la conversación

¿Sabes que? Mi conciencia no me  va a impedir que vaya a ese lugar.

Tomo mi bolso y me aseguro de que tío Antón esté aún en el sótano. 

Burlar a Antón te costará caro, Nastya

¡Shh!

Yo solo aviso. Luego no quiero arrepentimientos

Al salir de casa, mi cuerpo se estremeció. El viento era agresivo y la luz del sol era escasa. 

Por suerte, la calle 24 no estaba tan lejos, solo debía atravesar el cementerio y la posa para llegar a ella.

***

— Vlaudio… hiciste bien en invitarla a ir a la penumbra — aplaudió un hombre tras la oscuridad de una espaciosa sala— Ahora no quiero que tengas contacto con ella, encárgate de la morena

El chico asintió con una sonrisa malévola en su rostro antes de hablar

— Te aseguro que la pasará de maravilla— con eso, se dió la vuelta y a los escasos minutos el sonido de la puerta cerrándose resonó con fuerza 

— Bengala, tú ve por la presa mayor— ordenó 

— Será un placer— mordió su labio inferior y desapareció en un polvo grisáceo



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En el texto hay: vampiros

Editado: 17.12.2021

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