Voces

PRÓLOGO

“La vida es una frase que aún me queda por hacer.”

He llevado conmigo por tantos años esta frase que creía que la podría escribir solo; por mi cuenta. Pero el tiempo me hizo notar que la vida no está para recorrerla solo. Y para com- pletar esta frase, hace falta más que uno mismo; hace falta un amor, un desamor, un com- pañero de vida, y unos eternos guías, que sin importar la edad y el problema, siempre se recurrirá a ellos.

El amor te hace ver que no siempre vas a crecer solo y que te ayudarán construir y mejorar cada uno de tus aspectos.

El desamor te hace ver que no necesitas de una pareja para ser feliz, que no son el motivo de tu alegría, y que si se tiene una, es para compartir lo positivo y no creer que depende- mos de esa persona para sentirlo.

Un hermano, es indispensable, incomparable y por supuesto, siempre se necesita de él. Es un compañero de vida, un cómplice en cada aventura, y sobre todo, somos variantes de la misma sangre unidos más allá del linaje. Es ese guardián que, sin importar si eres el mayor o el menor, siempre lo vas a necesitar.

Es común encontrarse en situaciones donde sientas que no hay salida, que no vale la pena hacer nada, o que es mejor desaparecer o huir de todo. Al final, eso es el peor error, porque por mucho que parezca, siempre habrá maneras de cerrar todo. Algunas no serán fáciles de hacer, por que no todo siempre será sencillo.

Por último, depende nosotros más que de ellos lo que queremos para nosotros y cómo nos queremos forjar. Nos pueden herir, pero está en nuestras manos si queremos que nos ha-

gan tanto daño. La vida es tan pero tan bella, que no podemos estar lamentándonos por todo todo el tiempo. Fracasar nunca estará mal, tampoco cometer errores, pero el cómo respondas para mejorar donde ya fallaste, es lo que nos define como personas. El ser bueno a veces será mal aprovechado por los malos, pero a diferencia de ellos, lo hacemos por gusto, por ver bien al mundo, por ver más allá del bien propio. Todo siempre será una enseñanza nueva. Siempre debemos aprender de todo. Hasta la peor experiencia, deja algo bueno, y como ya lo escribí, depende de cómo quieras verlo y cómo quieras actuar.

Nada nunca dependerá de nadie más que de ti. Tú sabrás cómo te afecta o cómo te forta- lece.

En este recopilatorio, hablo desde la voz de un enamorado, de la voz de un corazón roto, de la voz de un hermano. Y de la voz interna que nos hace dudar, o que es difícil para noso- tros escucharla.





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