Voces de la Penumbra

Capítulo 6: Sesión #2

Cuento #3

Era una noche clara en el campamento Lakewood, un sitio apartado entre montañas, rodeado por densos bosques de pinos que susurraban al viento. Las estrellas brillaban en el cielo, pero su luz parecía insignificante ante la vastedad de la oscuridad que lo rodeaba todo. Blair, de veintidós años, observaba el fuego chisporrotear desde su asiento junto a la fogata, junto a sus compañeros de campamento. Aunque todos reían y bromeaban, había algo en el aire que le producía una ligera incomodidad. Desde que llegaron, había notado que el ambiente se sentía... apagado, como si algo estuviera al acecho.

El grupo de campistas, unas veinte personas, era diverso: jóvenes universitarios buscando una desconexión de la tecnología y del bullicio de la ciudad. Habían llegado con la esperanza de relajarse y disfrutar de unos días de naturaleza. Blair no era la excepción, pero no podía dejar de sentir que algo estaba mal.

—¡Vamos, Blair! —le llamó uno de sus amigos, Tom, alzando una cerveza—. Relájate. Es solo un campamento. Deja de mirarnos como si algo fuera a saltar de los árboles y arrancarnos la cabeza.

Las risas resonaron a su alrededor, pero Blair no pudo evitar girar la cabeza hacia los oscuros árboles que se alzaban al borde del claro. Algo dentro de ella la mantenía alerta. La sensación de ser observada era sofocante.

—Blair tiene razón —dijo Sarah, una amiga de Blair, acercándose al fuego—. Algo aquí no se siente bien. ¿No han notado que no hay animales? Ni un solo pájaro, ni un insecto.

Un silencio incómodo se apoderó del grupo. Algunos se miraron entre ellos con escepticismo, mientras que otros simplemente se encogieron de hombros.

—Es solo paranoia —dijo John, el líder del grupo, un joven corpulento y optimista—. No pasa nada. Hemos acampado en muchos sitios, y siempre alguien siente que el lugar es "extraño". Vamos, chicas, esto es solo la naturaleza.

El fuego crepitaba, las llamas danzaban en el aire, pero para Blair esas palabras no traían consuelo. A lo lejos, más allá de la luz de la fogata, el bosque parecía demasiado silencioso, demasiado quieto.

La noche avanzó, y uno a uno los campistas comenzaron a dispersarse, buscando sus tiendas de campaña. Blair y Sarah se quedaron cerca del fuego un poco más, mientras los últimos quedaban apagando las brasas.

—Deberíamos irnos a dormir también —sugirió Sarah, aunque su tono era vacilante.

Blair asintió, pero antes de que pudieran levantarse, un sonido rompió el silencio de la noche. Era algo como un susurro, o tal vez una risa, proveniente del bosque.

Ambas se congelaron.

—¿Oíste eso? —susurró Sarah, con la mirada clavada en los árboles.

—Sí —respondió Blair en voz baja, poniéndose de pie lentamente—. No es solo el viento.

La risa volvió, más clara esta vez, como si alguien estuviera justo al borde del claro, observándolas. Blair sintió su corazón acelerar, y algo en su interior gritaba que corriera. Antes de que pudiera sugerirlo, una figura emergió de entre los árboles.

Era un payaso. Su cara estaba grotescamente pintada, la sonrisa exagerada parecía estar grabada en su piel con una mueca permanente. Llevaba un traje sucio, manchado de barro y algo que, a la luz de la luna, parecía sangre seca.

—¿Qué... qué es eso? —balbuceó Sarah, dando un paso hacia atrás.

Pero antes de que pudieran reaccionar, otros tres payasos aparecieron tras el primero, sus risas guturales y estridentes resonando en el aire. Los cuatro se movían con una sincronía inquietante, rodeándolas lentamente.

Blair sintió una oleada de pánico recorrer su cuerpo, pero no podía moverse. Sarah gritó, corrió hacia la tienda más cercana buscando ayuda, pero fue demasiado tarde. Uno de los payasos la alcanzó en segundos, sacando un enorme cuchillo de carnicero que relucía a la luz del fuego. En un solo movimiento, lo hundió en el abdomen de Sarah, y su grito se apagó mientras la sangre salpicaba el suelo.

—¡No! —gritó Blair, retrocediendo, pero uno de los payasos se abalanzó sobre ella, empujándola al suelo con una fuerza brutal. Sus manos temblaban mientras intentaba apartarlo.

El payaso se inclinó sobre ella, su aliento olía a podredumbre, y su sonrisa falsa la miraba fijamente.

—Shhh, esto solo dolerá un poco —dijo, mientras un cuchillo resplandecía en su mano.

Con una fuerza desesperada, Blair logró patearlo en el estómago y rodó fuera de su alcance. Se levantó de un salto, corriendo hacia el centro del campamento. Todo era caos. Los otros campistas gritaban, corrían en todas direcciones mientras los payasos los atacaban uno por uno. Los cuchillos destellaban en la oscuridad, la sangre salpicaba las tiendas y el suelo, y el aire se llenó de gritos de dolor y terror.

Blair corrió, su mente en blanco, buscando una salida. Vio a Tom intentar defenderse con un tronco, pero otro payaso lo atravesó con un machete. Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras seguía corriendo, el sonido de los gritos persiguiéndola.

Logró llegar a la zona de los autos, pero los neumáticos de todos estaban rajados. El campamento estaba completamente aislado. No había forma de escapar.

Desesperada, se escondió detrás de una de las camionetas, su cuerpo temblaba incontrolablemente. Podía escuchar los pasos pesados de los payasos acercándose, y su risa era aún más espeluznante en medio del caos.

Un grito final resonó en la distancia, y luego, silencio.

Blair se mordió el labio hasta hacerlo sangrar, intentando no hacer ruido, sus manos cubiertas de tierra mientras se aferraba al suelo. Escuchaba las pisadas acercarse cada vez más. Sabía que no había escapatoria.

Pero algo extraño sucedió. Los pasos se detuvieron justo a unos metros de ella, y en lugar de seguir buscándola, los payasos comenzaron a reír entre ellos. Hablaron en un susurro que Blair no podía descifrar, y después de unos minutos, simplemente se alejaron, caminando de vuelta al bosque como si todo hubiera sido un juego.



#45 en Terror
#375 en Thriller
#175 en Misterio

En el texto hay: soledad, suspenso, terror

Editado: 19.12.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.