Voces del Viento

Capítulo 15: Inevitable

Al llegar las nueve de la noche, nos encaminamos a la casa de Heather y luego debía recoger a mi hermano. En el camino no hubo un silencio incómodo, ni nada de eso y realmente creí que después de ese beso habría algo de tensión. Supongo que con ella nunca se sabe. Tal vez mañana no quiera hablarme. Espero que no sea así.

—Adiós Leo, nos vemos en la escuela —Heather me regala la sombra de un gesto alegre sobre su boca, nos acercamos, pero una vez cerca se despierta la duda, la horrible duda, ¿beso en la mejilla o en los labios? Joder. ¡Joder! le terminé dando un beso en la comisura de los labios, ¿qué tan mal pudo haber estado eso?

No puede ni besar a una chica. Inútil.

Sofía. Sofía.

—Adiós, Heath —sale del auto y se dirige hacia la puerta. No me muevo hasta que se despide con un ademán de mano y entra a su casa.

Ay por dios, ¿qué pasará ahora? me preocupa que no me hable más o no sé. Me quedo colgado, pensando en ella y nuestros jodidos problemas hasta que llego a casa de Ginny. Toco la bocina y Travis sale con una sonrisa de idiota enamorado, sube al auto, y aumenta el volumen de la música.

—Estuvo bien, ¿no? —le pregunto a mi hermano.

—Ella me encanta, es tan sencillo hablar con ella —me comenta. No puedo evitar sentirme feliz por él, me alegra que mi hermano sienta eso por una chica —¿Y a ti cómo te fue?

—Genial, me fue bien —no le comento nada sobre el beso, porque Heather es su tutora de matemáticas. Tal vez ella no quiere que nadie lo sepa— Logré hacer que comiera, lo que me hizo sentir muy bien. Fue divertido.

—Creo que le harás bien a Heather y ella a ti. O tal vez ambos se jodan más —bromea. Pero puede ser cierto ¿Quién salva a quién? Tal vez yo no aguante o quizás ella... Cállate, Leo. No pienses en eso.

Morirás.

Muere. Muere. Muere. Muere.

Ella se matará. Se matará. Morirá.

Ya se mató una. Se mató una.

Muérete.

¿Sobredosis accidental? No lo creo, ella se mató.

—Leo, hablarte es como hablarle a la pared —bufa Travis.

—Lo siento, estaba con mi cabeza en otra cosa —le contesto a mi hermano —Heather es una parte de mis pensamientos y las mierdas que hablan en mi cabeza se meten a estorbar.

Mi hermano se la pasa enviando mensajes a Ginny, por lo que el resto del camino a nuestra casa transcurre en silencio. En casa mamá estaba discutiendo con nuestro padre por teléfono. Mi hermano y yo casi de forma telepática acordamos que era mejor ir cada uno a nuestras respectivas habitaciones.

¿La llamo o no la llamo?, ¿la llamo o no la llamo? La llamo.

—Hey, Heather —hablo cuando ella contesta.

—No podías esperar a mañana, ¿eh? —por su tono de voz, puedo intuir su expresión seria y risueña.

—Podía haberte mandado un simple mensaje de buenas noches, pero vamos, mil veces es mejor una llamada que un texto, ¿o me equivoco?

—Estas en lo correcto —responde ella.

—Uh... ¿cómo estás? —pregunto.

Quiero ver qué responde a eso, si entiende que me refiero a haber comido o si simplemente lo ignora. Si entiende que me refiero a lo que pasó entre nosotros o si lo ignora. Mierda, pienso como chica. ¿cómo piensa un chico? ¿no es igual?

—Me dolió mucho el estómago, me sigue doliendo. Pero puedo asegurarte que gran parte de lo que comí sigue dentro —con esa respuesta me siento aliviado, al menos en gran parte.

—Eso es genial. Estoy orgulloso de ti, no creí que fueras a hacerlo. Llegué a pensar que iba a tener que comerlo todo yo solo —ella suelta una débil risa.

—No esperes que mañana pase lo mismo —responde.

—Lo sé, llevará tiempo. —la conversación está yendo por camino peligroso, así que creo que tendré que cortarla— Deberíamos descansar. Mañana hay que volver al infierno de la escuela.

—Ni lo digas.

—Buenas noches, linda —Auch!!!, eso se me salió.

—Buenas noches —responde simplemente.

—Descansa —y corto la llamada.

***

—Jesse, te lo digo. Ese tono de rubio hace que parezcas una versión medio masculina de Elsa —le dice Ari, ya que al parecer tuvo la loca idea de teñirse el cabello de rubio Barbie, y eso hace que se vea más gay de lo normal, pero de esos estereotipos que se ven en la tele. Creo que tardaré en acostumbrarme a su nuevo color. De hecho, esta mañana cuando lo vi, tardé en reconocerlo. De tener un rubio oscuro, ahora lo tiene casi blanco.

—Ari, ya deja a Elsa, tal vez congele tu corazón como lo hizo con su hermana —se burla Matt.

Todos menos Jesse, soltamos una gran carcajada. Por un momento creí que Jesse se enfadaría, pero no, no lo hizo en absoluto.

—The snow glows white on the mountain tonight, not a footprint to be seen —empieza a cantar con coreografía y todo.

—¡No puede ser! —exclamo muerto de la risa.




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