La noche había caído, su madre se había ido y ahora estaba solo con Harry, este lo miraba recargado en la pared, con los brazos cruzados.
¿Estarás ahí todo el día? –Bufo cansado, acercándose un poco, haciendo que el menor temblara.- Me perteneces, quizás si tienes que tenerme miedo, pero ahora, tu cuerpo y tu alma son solo míos, de nadie más. –Se acerco a él, tomándolo de la barbilla, mirándolo a los ojos, Louis se había dado cuenta que los ojos del demonio habían cambiado, ahora eran de un verde esmeralda, pensaba que era demasiado bonitos, Harry sonrió al leer su mente, se acerco mas a él y susurro- Gracias pequeño, tu también tienes unos ojos preciosos.
El pequeño Louis se sonrojo, bajando la mirada, el mayor se metió de nuevo a la mente del pequeño, acariciando su cabello dijo.- Siempre estaré aquí para protegerte.
La madre estaba en las calles, se acerco a una escaleras para sentarse, tenía que meter a su hijo a un psiquiátrico como era posible que estuviera hablando solo, fingiendo besar a alguien , hablando como un enfermo, la verdad es que ella si se había preocupado por él.
Entro a una de las clínicas de la ciudad, pidió rápido hablar con alguna de las enfermeras.
Por favor necesito su ayuda, es mi hijo, habla solo y dice el nombre de “Harry” hace un momento me ataco y después se fue a un rincón a llorar, mientras me decía que lo dejara en paz. Pero yo no le hacía ningún daño, no sé qué está pasando con él.
La enfermera, tomo apuntes y fue con la psicóloga de el hospital, enseguida las se dirigieron con la señora Tomlinson, le dijeron que su hijo sufría de esquizofrenia, la cual era una enfermedad muy grave que tenía que ser tratada enseguida.
Rápido fue a su casa, para verificar que su hijo estuviera bien, estaba demasiado preocupada.