voces que no se oyen

Capítulo 53: La Confesión

El sonido del campanario de la iglesia a lo lejos marcaba la llegada de la tarde. El sol comenzaba a esconderse detrás de las montañas, tiñendo el cielo con colores anaranjados y rosados. Ezra estaba en la pastelería, viendo cómo el último cliente se iba, mientras organizaba todo alrededor. La tienda, aunque aún funcionaba de alguna manera, tenía una nueva vida: más silenciosa, más tranquila, pero siempre con el mismo aroma de los pasteles recién horneados. Y ahora, con todo lo que había pasado, parecía ser el lugar perfecto para dar el siguiente paso.

Mientras preparaba algunas cosas con el personal, los amigos de Ezra, los policías que siempre lo habían apoyado, llegaron de manera discreta a la pastelería. Todo estaba planificado meticulosamente, aunque Ezra aún no sabía exactamente cómo enfrentarse a lo que había estado acumulándose en su pecho desde hacía tanto tiempo. Alina, aunque era fuerte y callada, merecía escuchar lo que él sentía, merecía saber lo que había estado ocultando detrás de su actitud a lo largo de los meses.

"Todo listo, Ezra," dijo Marcos, uno de los amigos policías, con una sonrisa. "¿Seguro que esto es lo que quieres hacer?"

Ezra asintió con una firmeza que sorprendió incluso a él mismo. "Sí, necesito hacerlo. Tengo que decirle todo lo que he estado guardando. No puedo seguir sin ser honesto con ella. No quiero que siga pensando que no me importa, que no significa nada para mí. Ella merece saber la verdad."

En ese momento, Alina apareció en la puerta de la pastelería. Su silla de ruedas se movía con la misma gracia tranquila de siempre, pero ahora, Ezra podía ver algo diferente en ella. Había algo en sus ojos, algo que aún no había desaparecido desde el día del tiroteo: una mirada de duda, de incertidumbre. Ella estaba tan acostumbrada a luchar, a esconder sus emociones, que no veía lo que él estaba tratando de hacer. Pero eso iba a cambiar esa noche.

Con una pequeña sonrisa nerviosa, Ezra se acercó a Alina. "¿Te gustaría sentarte un momento?" le pidió suavemente, sin dejar de mirarla.

Alina levantó una ceja, sorprendida por la formalidad en su tono. No entendía qué sucedía, pero lo dejó guiarla hacia una mesa cercana. A medida que avanzaban, los clientes de la pastelería, que se habían quedado un poco más tarde, se retiraron discretamente, dejando el lugar vacío y tranquilo.

Ezra miró alrededor, buscando el respaldo de sus amigos. Ellos se quedaron atrás, en un rincón, observando con una mezcla de apoyo y curiosidad. Sin embargo, lo que realmente importaba en ese momento era Alina y la manera en que él le iba a decir lo que sentía. Sabía que ella ya lo había sentido de alguna manera, pero nunca había hablado de ello de forma clara.

Cuando llegaron a la mesa, Ezra se sentó frente a Alina. Tomó una respiración profunda, mientras sus manos comenzaban a sudar. "Alina... no sé por dónde empezar," dijo, con la voz ligeramente quebrada. "No soy bueno con las palabras, ya lo sabes. Pero hay algo que necesito que sepas... algo que he guardado durante mucho tiempo."

Alina, con su mirada atenta, levantó ligeramente la mano, tomándose su tiempo para escribir algo en su cuaderno. "No tienes que decir nada, Ezra. Ya lo sé," escribió, mirando sus ojos con una suavidad que hizo que su corazón latiera más rápido.

Ezra, sin embargo, negó con la cabeza, mirando fijamente el cuaderno antes de mirar nuevamente sus ojos. "No, Alina. No es suficiente con que lo sepas. Necesito decírtelo. Necesito que escuches lo que siento, aunque no siempre pueda expresarlo bien." Su voz temblaba, pero su corazón latía más fuerte a medida que las palabras comenzaban a salir de su boca. "Lo que quiero decirte es que, desde que te conocí, no he sido el mismo. Me haces sentir cosas que no sabía que podía sentir. Tú... tú me cambiaste. Me haces querer ser mejor. Me haces... querer luchar por ti, por nosotros."

Alina lo observó en silencio, las palabras que él le decía parecían atravesarla como un rayo. Pero no lo interrumpió, como siempre, esperando que él dijera lo que necesitaba decir. Sin embargo, él sabía que necesitaba algo más. Algo mucho más grande.

"Alina," continuó, tomándose una pausa, "quiero que sepas que te amo. Y no te lo digo solo por lo que has hecho por mí o por lo que hemos pasado juntos. Te amo por la persona que eres. Por la manera en que haces que todo sea más brillante. Quiero que seas parte de mi vida. Y no solo en momentos difíciles... quiero que seas parte de mi vida siempre. Cada día."

Sus amigos observaron desde lejos, contentos por verlo finalmente abrirse, pero también conscientes de lo que venía. Ezra se quedó en silencio por un momento, respirando profundamente mientras se preparaba para lo que sabía que vendría.

Con una mirada llena de ternura, se acercó un poco más a Alina, sujetando sus manos con suavidad. "Alina... ¿me darías el honor de ser mi novia? Aunque sé que no soy perfecto, y quizás no siempre sepa qué hacer, pero quiero estar contigo. Quiero cuidarte, compartir mis días contigo. Porque sin ti, todo esto no tendría sentido."

Alina, con los ojos brillando de emoción, tomó su cuaderno y escribió de inmediato, sin vacilar: "¿Por qué me preguntas eso ahora?"

Ezra sonrió y suspiró, reconociendo su propia vulnerabilidad en su pregunta. "Porque no puedo seguir sin saberlo. Porque no puedo seguir viendo cómo te alejas, sin mostrarte lo que realmente siento."

El cuaderno de Alina tembló en sus manos cuando ella lo dejó caer sobre la mesa. Entonces, mirando a Ezra directamente, asintió. "Sí... quiero ser tu novia, Ezra."

Ezra no pudo evitar sonreír, una sonrisa genuina, llena de alivio y felicidad. Y en ese momento, mientras todo el mundo alrededor de ellos desaparecía, solo existían ellos dos. Un nuevo capítulo comenzaba, no solo en su relación, sino también en sus vidas.

"Gracias, Alina," murmuró Ezra, y por primera vez, sus palabras no solo eran un susurro, sino un compromiso sincero. "Gracias por darme la oportunidad."




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.