Volando al Viento [ Genshin Impact ]

Capítulo 06. Alguien a quién lastimé

Capítulo 06.
Alguien a quién lastimé

Ayaka y Chisato se encaminaron juntas al cuarto de la primera, en donde Koharu, unas de las sirvientas de la casa, ya las aguardaba para ayudar a la señorita Kamisato a cambiarse. Ya le había preparado su kimono azul con estampados rosados en la parte inferior que asemejaban a flores de cerezo; ideal y cómodo para ser usado cuando estaba en casa.

Ayaka se paró detrás de su biombo junto con Koharu, y ésta comenzó a ayudarle a quitarse su armadura, sus muñequeras, y el resto de su atuendo. Por su parte, Chisato tomó asiento en una silla a aguardar a que terminaran. Mientras tanto, no tuvieron problema en continuar la conversación que venían empezando desde el pasillo; cuando los oídos fisgones de su padre ya no estaban cerca.

—Entonces, ¿sigues escribiéndote con Kamaji? —preguntó Ayaka curiosa desde atrás del biombo.

—Cuando me es posible —respondió Chisato, suspirando con pesadez—. Y cada vez se vuelve más difícil hacerlo sin que mi padre se dé cuenta. Si supieras lo complicado que fue convencerlo de que me trajera con él a este viaje. Aunque ahora me doy cuenta de por qué accedió al final.

El último comentario vino acompañado de una acidez y molestia que no pasaron desapercibidos para Ayaka.

—¿A qué te refieres?

—Nada, no importa —masculló Chisato, restándole importancia—. Lo importante es que iré a Inazuma sin importar qué. Sólo pensar que podré ver a Kamaji en persona después de tanto tiempo…

Ayaka no podía verla, pero con sólo escucharla pudo percibir la emoción y la alegría que la invadían; muy diferente a su comentario anterior. Una sonrisita de satisfacción adornó el rostro de Ayaka, como si el sentir de Chisato de alguna manera se le contagiara.

—Debes estar muy emocionada.

—Eso se queda corto. Dime, ¿lo has visto en tus visitas a Inazuma? ¿Te ha hablado de mí?

—La verdad no lo frecuento mucho, y casi siempre es sólo por asuntos de trabajo de la Comisión Yashiro.

Un par de minutos después, Koharu ya se encontraba ayudándole a su señora a ponerse el kimono, y después a atarse el obi rosado con un delgado cordel blanco.

—Ya está lista, señorita —le indicó la sirvienta una vez que terminó.

—Gracias, Koharu —masculló Ayaka con gratitud, y pasó entonces a salir de detrás del biombo, luciendo su nuevo atuendo, además de permitirse traer su largo cabello lacio suelto, cayendo libremente sobre su espalda como una cascada—. ¿Mejor?

—Tú siempre te ves hermosa sin importar que uses, Ayaka —respondió Chisato con emoción, incluso aplaudiendo un poco con sus dedos.

—Muchas gracias por tu amable cumplido —masculló Ayaka, agachando un poco su rostro apenado.

—Regresemos entonces, antes de que crean que nos escapamos.

Ayaka y Chisato salieron del cuarto para encaminarse de regreso a la sala donde las aguardaban su hermano y padre, respectivamente. Koharu las despidió a ambas en la puerta con una reverencia.

—No sé qué podría tener tu padre en contra de Kamaji —comentó Ayaka una vez que estuvieron andando por el pasillo—. Es miembro de uno de los clanes más importantes, y un buen muchacho. Además de inteligente y muy educado.

—Lo sé —suspiró Chisato—. Pero es el segundo en la sucesión del clan Kujou; o incluso el tercero, pues hay rumores de que su padre preferiría primero dejarle el mando del clan a Sara, aunque sea su hija adoptiva.

—No creo que eso sea cierto —indicó Ayaka con firmeza—. Me consta que el comisionado Kujou confía mucho en él. Y a pesar de no ser un guerrero tan hábil como sus dos hermanos, me da la impresión de que toda su familia respeta sus cualidades diplomáticas y administrativas.

—Aunque así sea, el caso es que mi padre evidentemente tiene otros planes para mí, en los cuales casarme con alguien como Kamaji no le es tan beneficioso. De hecho, comienzo a pensar que tiene en la mira a tu hermano en realidad.

—¿Ah? —exclamó Ayaka azorada, deteniéndose de golpe por la impresión—. ¿Mi hermano y tú? ¿Hablas en serio?

—Oye, no parezcas tan espantada con la idea —le recriminó Chisato, volteándola a ver con ligera molestia en su mirada.

—Lo… siento… no fue mi intención… —masculló Ayaka apenada, agitando un poco sus manos.

Aunque en realidad, la sola posibilidad sí le había resultado un poco chocante de primera instancia. Y no era que tuviera algo contra Chisato, pues en realidad siempre le había agradado. No al nivel de considerarla una “amiga” tal cual, pero sí como una compañía que resultaba al menos agradable… en pequeñas dosis. Pero de eso a verla como la esposa de su hermano…

En realidad, si era honesta consigo misma, le era muy difícil ver a cualquier persona como pareja de su hermano. Ayato era tan… “particular” en algunas cosas, que muchas veces se preguntaba si en verdad existiría alguien allá afuera que pudiera encajar bien con él. Suponía que tarde o temprano tendría que suceder, pero no se sentía aún del todo preparada para dicho momento.

Chisato bufó, pero casi de inmediato volvió a recuperar su buen humor, como si aquello no hubiera pasado.




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