Volando al Viento [ Genshin Impact ]

Capítulo 08. Sólo un niño tonto

Capítulo 08.
Sólo un niño tonto

Kazuha comenzaba a darse cuenta de que, quizás, había motivos más inconscientes detrás de su renuencia a pararse por la Ciudad de Inazuma todos esos años. Encontrarse con dos personas importantes de su pasado en un mismo día, parecía algo tan improbable que sólo podría ocurrir ahí; como una mala broma de la Arconte Electro, burlándose de él desde su trono en lo alto. Aunque claro, él sabía que en realidad era un ser insignificante entre miles como para que una deidad pusiera sus ojos en él, y encima se tomara la molestia de importunarlo. Aquello debía ser mera mala suerte…

No recordaba con exactitud la última vez que había visto a Katsumuto, su antiguo maestro, guardaespaldas y, de cierta forma, amigo. Su voz firme e imponente seguía siendo la misma, pero mucho en su apariencia había cambiado. Quien siempre fue un orgulloso, pulcro y disciplinado samurái, tenía en esos momentos una apariencia descuidada y tosca, no muy diferente a la del resto de los ronin que los rodeaban en esos momentos.

Pero lo que más impresionaba, e intimidaba un poco a Kazuha, eran sus ojos. Katsumoto siempre había tenido una mirada intensa y profunda que inspiraba miedo entre sus enemigos, y respeto entre sus amigos. Pero la del hombre ante él se había tornado más oscura y agresiva. La bondad que Kazuha tanto reconoció en él, y que igualmente la pequeña Ayaka de ocho años llegó a percibir en su primer día de entrenamiento, sencillamente había desaparecido por completo.

—Veo que al menos aún porta una espada consigo —señaló Katsumoto, bajando su mirada hacia el costado de Kazuha. El joven seguía con su mano colocada contra la empuñadura, aunque su agarre ya no era del todo firme—. Aunque de poseer aunque fuera un pisca de honor, hace mucho que la hubiera usado para acabar usted mismo con su vida. ¿O es que acaso fue demasiado cobarde como para incluso hacer eso?

—Katsumoto, ¿qué significa esto? —masculló Kazuha con seriedad—. ¿Por qué estás aquí? ¿Por qué estás con estos…?

—¿Con estos qué? —zanjó Kastumoto con brusquedad—. ¿Ronin? ¿Ladrones? ¿Malvivientes? ¿Cómo piensa describirlos, amo Kazuha? Mírelos, ¡mírelos bien! —Extendió en ese momento sus brazos hacia sus acompañantes—. ¿No los reconoce? Todos fuimos alguna vez orgullosos y honorables samuráis a su servicio. Todos éramos valientes hombres a los que usted les dio la espalda, obligándonos a convertirnos en esto.

Kazuha se sobresaltó, estupefacto al escuchar aquello. Recorrió su mirada por los rostros sucios y ensombrecidos. La oscuridad no le permitía apreciarlos por completo, pero en efecto logró reconocer algunos rasgos familiares en varios de ellos.

¿Eran todos… antiguos samuráis del clan Kaedehara?

—¿Son ustedes… los hombres a los que la Comisión Tenryou está buscando? —cuestionó Kazuha mordaz—. ¿Los asaltantes que han estado atacando a los viajeros?

Nadie dijo nada, pero el silencio resultó ser suficiente respuesta.

—¡¿Por qué?! —Soltó Kazuha de golpe, dando un paso al frente—. ¡Todos eran honorables espadachines y personas de bien! ¿Cómo pudieron terminar así…?

—¿Y aún tiene la audacia de preguntarlo? —espetó Katsumoto con irritación—. ¿Qué otro camino cree que podíamos haber tomado? Marcados por la vergüenza, caídos en la deshonra, y abandonados por nuestro señor…

Kazuha sintió aquella acusación directa y tajante, como una estocada al cuello.

—Yo no quería que eso pasara —murmuró despacio el joven vagabundo—. Pero no había nada que yo pudiera hacer para arreglar las cosas después de lo que mi padre y mi tío hicieron. Era sólo un niño, y en verdad creí que irme y liberarlos sería lo correcto. No quería que estuvieran atados a tener que servir a un clan muerto sólo por un simple y viejo juramento…

—¿Un simple y viejo juramento? —masculló Katsumoto, casi como si esas palabras se le atoraran en la garganta—. Veo que han pasado tantos años, pero aún sigue siendo sólo un niño tonto, ¿no es cierto? El dinero, las propiedades, el prestigio; todo eso puede recuperarse con el tiempo y el esfuerzo, si se tienen la voluntad de hacerlo. Pero usted huyó de todo eso; huyó de sus responsabilidades, y decidió tomar el camino fácil sin pensar en las consecuencias. O, ¿es que acaso ha vuelto para reconstruir de nuevo su clan? ¿Está aquí para resarcir todo el daño que su familia y usted provocaron?

Ahora fue el turno de Kazuha de guardar silencio. Y, de nuevo, aquello bastó como respuesta.

Katsumoto chistó, virándose molesto hacia un lado.

—Era de esperarse. Antes estaba convencido de que usted sería un hombre muy diferente a su padre o su tío. Ahora tengo completamente claro que todos los Kaedehara son lo mismo; su sangre siempre estuvo sucia y corrupta…

—¡Yo no…! —exclamó Kazuha intentando responder, pero no logró decir nada más que eso. ¿Había en verdad algo más que pudiera decir?

—Muy bien, creo que esto ya se desvirtuó un poco —se escuchó de pronto que murmuraba la despreocupada voz de Tomo, interviniendo tras haber escuchado todo en silencio hasta ese momento. El samurái errante avanzó un poco con paso tranquilo, hasta colocarse delante de Kazuha—. No estoy entendiendo muy bien lo que están diciendo, ni conozco qué clase de asunto creen que tienen contra Kazuha. Pero la persona que describen, cobarde, corrupta y sin voluntad… no sé de quién estén hablando, pero definitivamente no es mi amigo —soltó agitando una mano al aire con desdén—. Creo que se confundieron de persona, así que será mejor que vayan a buscarlo a otro lado.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.