Volando al Viento [ Genshin Impact ]

Capítulo 20. Puedes quedarte aquí

Capítulo 20
Puedes quedarte aquí

La cena estuvo lista relativamente rápido, considerando que era casi un pequeño banquete para los invitados de la Srta. Kamisato. Se componía del plato principal de un caldo de res, junto con variados complementos. Todo fue servido en la mesa del cuarto privado de Ayaka, en la cual todos se sentaron; Tomo y Kazuha de un lado, mientras que Ayaka y Thoma del otro. La habitación no tardó en llenarse del exquisito aroma de los alimentos.

—Esto huele muy bien —señaló Tomo con entusiasmo, permitiéndose al momento tomar un poco de fideos con sus palillos y acercarlos a su boca. Su rostro se iluminó intensamente en cuanto logró probar dicho bocado—. ¡Y sabe aún mejor! Mis felicitaciones al cocinero.

El samurái unió sus manos delante de él, dejó salir una rápida plegaria de agradecimiento al aire, y sin más espera comenzó a servirse rápidamente de cada cosa delante de él. Kazuha, por su parte, se mostraba un tanto más recatado.

—Espero no haya sido demasiada molestia que tuvieran que cocinar todo esto tan tarde —señaló el espadachín Kaedehara, un poco apenado.

—No te preocupes —respondió Ayaka rápidamente—. Siempre hay alguien de guardia para cualquier cosa que se ofrezca.

—¿Siempre?

Ayaka asintió.

—Pero sírvanse lo que quieran, por favor.

—Gracias —contestó Kazuha, agachando su cabeza con respeto hacia ella.

Unió también sus manos agradeciendo los alimentos, comenzando después también a servirse un poco de cada cosa. Mientras lo hacía, notó que Ayaka no se servía nada. De hecho, delante de ella en la mesa, sólo tenía una taza de té humeante de la cuál tomaba sólo un sorbo de vez en cuando.

—¿Tú no vas a comer, Ayaka? —le preguntó Kazuha con curiosidad.

—Oh, no. No se preocupen, nosotros ya cenamos. ¿Cierto, Thoma…?

Al virarse hacia su compañero sentado a su lado, se sorprendió un poco al darse cuenta de que en efecto éste sí se estaba sirviendo en su plato… bastante comida, en realidad. Al sentirse observado por su ama, Thoma se sobresaltó un poco, sonriendo de manera nerviosa.

—Ah… Bueno, sólo es un pequeño aperitivo antes de dormir —indicó el sirviente, alzando un poco su plato para que lo viera. Aunque, en efecto, parecía mucho más que sólo un aperitivo.

—Veo que es cierto lo que dicen de que los chicos tienen un mayor apetito, ¿cierto? —masculló Ayaka, intentando moderar su impresión.

Los tres hombres continuaron comiendo animadamente, mientras Ayaka seguía bebiendo de su taza. El ambiente se había vuelto bastante tranquilo; muy diferente al casi tenso en el que se habían sumido Kazuha y Ayaka durante su plática.

A la Princesa Garza le agradaba eso. Últimamente le era muy difícil tener momentos tan agradables y calmados como ese.

—¿Ya probaste el calamar, Kazuha? —le preguntó Tomo a su compañero.

—Sí, está muy bueno… —indicó el joven Kaedehara, aunque tuvo que callar casi de inmediato cuando un pequeño pico de dolor le recorrió el hombro, haciéndolo por reflejo aproximar su mano hacia esa área.

—¿Aún te molesta esa herida? —inquirió Tomo al verlo agarrarse el hombro.

—Un poco. Pero ya está mucho mejor, gracias a… Ayaka.

Una pequeña sonrisilla alegre se dibujó en los labios chica peliazul al ser mencionada de esa forma.

—Yo no hice gran cosa. Lo que realmente se encargará de curarte es la medicina especial.

—En mi experiencia, una medicina aplicada por los dulces dedos de una hermosa señorita se vuelve mucho más efectiva —señaló Tomo con un bastante marcado tono juguetón. Su comentario causó un pequeño sobresalto en Kazuha y Ayaka, y un ligero rubor en sus mejillas. Aunque a su vez, causó también una evidente molestia en Thoma. 

—Le pediré que modere sus palabras al referirse a la Srta. Kamisato —indicó el amo de llaves, no sonando del todo como una amenaza… pero casi.

—¿Acaso dije algo indebido? —respondió Tomo despreocupado, encogiéndose de hombros.

—Está bien, Thoma —indicó Ayaka con más calma—. Esta noche estamos… entre amigos. No hay que ponernos tan serios, ¿cierto?

—¿Ya oíste, Thoma? —indicó Tomo, señalando al sirviente con sus palillos—. No te pongas tan serio.

Thoma no respondió nada a su comentario, y en su lugar continuó concentrado en su plato. Aun así, Ayaka percibió que no se encontraba del todo contento. Al parecer no le había agradado mucho el amigo de Kazuha. Ella… aún no tenía una opinión completa sobre él. Parecía agradable, pero ciertamente era algo… extraño.

Justo mientras Ayaka pensaba en eso, notó como el samurái acercaba un pedazo de pescado a su pecho. Un segundo después, Tama se asomó de adentro de su kimono, olfateó el bocado unos segundos, y luego se apresuró a tomarlo con su boquita. Tomo acarició su cabecita suavemente con sus dedos mientras ella comía. 

Ayaka sonrió levemente. Alguien que cuidaba tan bien a un gatito no podía ser tan malo. Thoma, que era también muy apegado a los animales, de seguro pensaba lo mismo… en el fondo. Además, si era un amigo tan cercano de Kazuha, debía ser por algo.




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