Volando al Viento [ Genshin Impact ]

Capítulo 29. Diversión o Misión

Capítulo 29
Diversión o Misión

Kujou Kamaji no pensaba quedarse de brazos cruzados mientras esperaban la llegada del reporte completo de la Comisión Kanjou. Como jefe de la oficina de investigación criminal de la Comisión Tenryou, había tomado directamente el caso de las visiones falsas desde su inicio. Y a pesar de la confianza, por no decir obstinación, que su padre tenía con respecto a la teoría de que Kamisato Ayaka era el benefactor detrás de la creación de dichas visiones, y que el reporte de los gastos y compras sería la clave para culparla, Kamaji seguía teniendo sus dudas en ambos puntos. E independientemente de lo que dicho reporte les dijera, estaba convencido de que la mejor forma de encontrar alguna pista que culpara a la hija menor de los Kamisato, o en su defecto limpiara su nombre (como él esperaba que ocurriese), era dar con el artesano que elaboraba las visiones, o al menos alguno de sus colaboradores.

Sin embargo, él ya se había dado cuenta desde hace tiempo de que no sería una tarea sencilla. Sus investigadores habían estado recorriendo la ciudad entera e interrogando a todos sus contactos, pero no habían podido descubrir nada concreto hasta ese momento. Por un lado, la necesidad imperiosa de mantener la situación lo más secreta posible les impedía hacer las preguntas directas. Y por el otro, sospechaban que aquellos que sí sabían algo se rehusaban a hablar, por un incomprensible sentimiento de lealtad hacia estas personas que protegían.

Aunque claro, en realidad dicho sentimiento no era tan “incomprensible”. Aunque Kamaji no se atreviera a decirlo en voz alta, y mucho menos en presencia de su padre, lograba entender hasta cierto punto por qué la gente podía sentirse agradecida con este misterioso artesano. Más de uno de seguro se salvó de separarse de su visión, y de las horribles consecuencias que esto hubiera traído, engañando a los guardias Tenryou gracias a sus creaciones. Y si de él dependiera, lo dejaría seguir haciéndolo, que al final de cuentas de entre todos los problemas por los que pasaba Inazuma en esos momentos (el descontento, los levantamientos, las carencias sociales y económicas), que alguien estuviera haciendo visiones falsas que no eran poco más que unos bonitos accesorios, no debería estar siquiera en su lista de prioridades.

Pero era un oficial de la Comisión Tenryou, y un Kujou además de eso. Tenía un deber con su familia y con la Todopoderosa Shogun. Y eso debía tener un peso mayor a cualquier otro sentimiento personal que pudiera tener sobre ese tema.

—¿Ninguna novedad entonces? —murmuró Kamaji despacio con dejo de decepción.

—Ningún movimiento inusual entre los sospechosos habituales —le respondió con voz tranquila Shikanoin Heizou, uno de los sus investigadores a cargo de buscar cualquier indicio de información sobre las visiones falsas.

Ambos caminaban en esos momentos lado a lado por el jardín interior de la residencia de los Kujou. Era temprano en la mañana, y Heizou se había presentado para dar su informe sobre cómo iba su investigación. Como los días anteriores, sin embargo, no había mucho que reportar.

—La ciudad está comenzando a llenarse con los asistentes del festival —añadió Heizou, mientras su mirada se distraía un poco en los árboles de cerezo del jardín—. Sería muy sencillo para los misteriosos compradores de esa venta grande de la que escuchamos el mezclarse entre ellos y no llamar la atención. Y mientras una parte de la comisión e encarga de la protección del festival, y la otra tiene su atención puestas en esa revuelta de pescadores en Yashiori… pues bueno —se encogió entonces de hombros, sonriendo de forma casi burlona—, siendo honestos, no se la estamos poniendo tan difícil.

—Tus palabras no son para nada alentadoras, Shikanoin —murmuró Kamaji, sonando casi como un agotado suspiro.

—No todo está perdido, señor —respondió Heizou con voz más animada—. Supongo que ya escuchó que Kamisato Ayaka también está en la ciudad, a pesar de que se suponía que ya había acabado con todos los preparativos que le correspondían hace tres días.

—Sí, algo escuché de eso.

—Bastante curioso, ¿no cree? —inquirió el chico de cabellos rojizos con voz confidente—. ¿No cree que sería inteligente tener los ojos bien puestos tanto en ella como en su sirviente, el tal Thoma?

Kamaji guardó silencio unos instantes, sopesando la propuesta de su investigador. Shikanoin Heizou había sido justo el primero que había señalado a Kamisato Ayaka como la sospechosa más factible a ser ese benefactor económico que estaban buscando, y un posterior vistazo a los últimos gastos de la Srta. Kamisato había ayudado a reafirmar dicha teoría. Fuera de Kamaji, su padre, y ahora el comisionado Hiiragi, Heizou era el único que conocía con total claridad que la Comisión Tenryou estaba investigándola, y confiaba en el buen juicio del joven detective para mantener dicha información entre ellos. De momento era mucho mejor que se quedara así. Kamaji no quería pensar en lo desastroso que pudiera ser que eso se supiera, en especial si no tenían las pruebas suficientes para sostener la acusación.

—Debemos ser cuidadosos con eso —le respondió Kamaji con seriedad—. Si los Kamisato descubrieran que estamos vigilándolos, podríamos ocasionar un incidente con el que no podremos lidiar aún.

—Entiendo su preocupación señor, pero me ata un poco de manos —masculló Heizou con tono de queja, colocando ambas manos atrás de su cabeza—. Sé que el comisionado quiere que todo esto se mantenga lo más discreto posible, pero debe saber bien que a veces, para hacer que las avispas salgan, necesitas agitar un poco el avispero.




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