10 de Octubre de 2018 — 01:55am.
En el sótano de la casa Holland se encontraba Amaya con Nathan quien recién había despertado del coma sorpresivamente. La joven Harper le contó todo lo que sabía sobre el día oscuro y el ataque de Dark Demon, manteniéndolo informado ya que por razones obvias él se había perdido de muchas cosas. Al escuchar todo al respecto, Nathan se asombra aterrado por la situación.
—¿Así que no saben en donde está Arthur? Lo último que supieron fue que estaba en el Puente del Coronado pero que luego no ha dado señales de vida, ¿cierto? — Preguntó. Él se encontraba sentado en la cama en donde había despertado. Amaya asienta con la cabeza despejándole la duda que este tenía.
—Tienes que saber algo al respecto de Arthur y Floyd... ¡Ay! Es un poco complicado decirte esto pero... ¿Recuerdas la grabación que ese señor hizo para los chips que les colocaba en el cerebro a sus súbditos? En esa grabación él dice que se acostó con una mujer y la dejó embarazada para luego no ocuparse de su hijo dejando sola a esa mujer con el bebé. Bueno, resulta que en el hospital hicieron unas pruebas y yo también estuve investigando un poco hace una hora y resulta que... ¡Floyd es el padre de Arthur! Sé que suena descabellado pero es la verdad. La madre de nuestro amigo lo dejó en aquel orfanato en California porque no podía mantenerlo ya que Floyd no se hizo responsable y en la grabación el declara haber tenido un hijo. Las pruebas no mienten, ¡Aunque no quiera aceptarlo, Arthur es su hijo! — Al escuchar esta confirmación hace que su amigo se sorprenda y entre en un estado de shock intentando asimilar todo.
Amaya le muestra las pruebas de sangre en donde afirman de que la sangre de estos dos es casi idéntica. Nathan aparta los documentos por un momento manteniéndose con la mirada un tanto perdida.
—D—Debo salir de aquí y buscar a mi amigo, si ese bastardo de Floyd le hizo algo a su propio hijo lo va a pagar caro. Tengo que irme — Luego de decir esto, Nathan decide levantarse de la cama pero este intenta mover sus piernas sin obtener resultados. Amaya nota esto e intenta hablarle pero no lo hace ya que siente un profundo dolor.
Nate lo intenta una y otra vez pero no obtiene ningún tipo de resultados, así que desesperado y sin entender lo que pasaba, se apoya con sus manos colocando sus piernas en el suelo para luego levantarse, sin embargo, al momento de realizar apoyo en las piernas, él se cae al suelo rápidamente ya que estas sorpresivamente no reaccionan. Ella enseguida acude para ayudarlo a levantarse.
—Nate, por favor. ¡Detente! Es inútil que lo intentes.
—¿Qué? ¿Por qué? ¿A qué te refieres? ¿Qué le sucede a mis piernas? ¿Porque no las siento? — Pregunta un confundido Nathan. Es ahí cuando Amaya coloca a su amigo nuevamente en la cama para luego sentarse a su lado y responder todas sus preguntas sintiendo mucha tristeza.
—Cuando Sam te disparó en la cintura fracturó varios huesos de tus piernas. L—Lo lamento tanto, pero no podrás caminar nunca jamás — Lo decía llenándose cada vez mas de tristeza hasta comenzar a llorar desesperadamente.
Nathan se mantiene en silencio mirando sus piernas con desilusión mientras que escucha a su amiga llorar a su lado, incapaz de brindarle ayuda.
—Entonces eso significa que no podemos hacer nada. Floyd nos ganó — Ella deja de llorar para observar a su amigo decir esto asumiendo su derrota ante este tirano. Aunque no quiere seguir llorando, Amaya no puede soportar tanta presión e injusticia.
<<Arthur está desaparecido, Floyd está destrozando la ciudad y no puedo usar mis piernas. Nunca creí que diría esto pero, hemos perdido. ¡Todo está acabado!... O tal vez no aun>> — Pensaba mientras cerraba sus manos con mucha ira y frustración pero de pronto comienza a recordar un dato de vital importancia y por eso no duda en alzar su voz, tratando a su vez de calmar a su amiga y que deje de llorar.
—¡Por favor! Deja de llorar que no todo está perdido ¡Mientras haya vida aún hay esperanza! Escúchame. Hace rato me dijiste que Frank te había dejado un frasco con la toxina de nivel dos, ¿cierto? — A lo que ella asienta con la cabeza. Nathan le pide que se lo dé ya que al parecer tiene una idea.
—Aquí tienes pero no se para que lo necesitas, ¿Qué planeas? — Preguntaba Amaya la cual extiende su mano para darle el frasco con la toxina a su amigo. Él lo toma y su rostro cambia a uno más alegre y seguro.
Cerca de la cama se encuentra un estante con varias cosas encima, Nathan observa una aguja sin usar y rápidamente la toma junto con el frasco, sabiendo de antemano que lo que tiene en mente es una locura.
—Me inyectaré la toxina una vez más, lo más probable es que mis piernas se recuperen al darme una mejor resistencia y una mejora física en general. ¡Tengo que intentarlo! Yo fui el que comenzó todo esto y seré el que lo termine... ¡Ah! Y si esto sale mal te pido que me dispares en la cabeza.
Editado: 26.05.2020